La caída lo tomo por sorpresa. Aunque siendo muy bueno saltando por los techos del hermoso pueblo de Alquis Byron se distraía muy fácilmente y no llego a ver la madera podrida sobre la que había pisado.
Demonios, eso sí que dolió. ¿Dónde eh terminado?- Pensó mientras se levantaba del suelo e intentaba respirar dentro de la gran cortina de polvo que la caída había provocado.
Después de toser unas veces y lanzar manotazos al aire para intentar disipar el polvo se dio cuenta que había caído en una antigua casa, por lo que la cantidad de mugre contaba llevaba décadas abandonada. Con la poca luz de la luna que llegaba a entrar por el hueco que el mismo había generado logro divisar una antorcha, el problema, se encontraba a casi dos metros de distancia y él era un gnomo, aun en desarrollo se decía siempre a sí mismo.
Miro una vez más al interior de la habitación y encontró su respuesta, un gran cofre. A duras penas y con mucho ruido lo empujo justo debajo de la antorcha, pero aun no era suficiente. Busco nuevamente hasta dar con una pequeña silla, la coloco sobre el cofre se equilibró a la perfección, subió en él y aun no llegaba.
-YA DEJAME VER!- Grito al unísono y cayo de espalda al notar que no solo esa antorcha se encendió también otros seis que se encontraban en la habitación, así como un gran candelabro que colgaba a unos centímetros de su “improvisada entrada”.
Al poder contemplar el panorama se sorprendió, era una gran librería, aún más grande que la de la ciudad, aunque eso no era muy difícil de superar. Todas las paredes estaban cubiertas de estanterías con libros y en el centro de todo una mesa rodeada por tres estanterías más y un sillón que le pareció de lo más cómodo con una pequeña mesa a su lado y un libro sobre él.
Se acercó a la única ventana que se encontraba en la habitación, quizá si miraba hacia afuera podría ubicarse. Con solo una pequeña mirada lo supo. Esa casa era la “Mansión del misterio” o al menos así le decían los demás en el pueblo. Había sido abandonada hace años, nadie sabía quién había vivido en ella. Algunos dicen que su cuerpo aún estaba en ese lugar y su espíritu deambulaba asustando e incluso llevando a la locura a todo aquel que se atrevía a entrar. Por suerte este pequeño Gnomo no creía en leyendas, sabía que para que algo así pasase un nigromante tendría que haber sido el dueño de este lugar y ese tipo de personas no son bien recibidas en el pueblo.
Tenía tiempo así que decidió explorar el lugar, paseo entre las estanterías viendo títulos de libros, ojeando detalles en sus portadas. Algunos tenían nombres extraños “El doctor del tiempo” “La cervadora, la pipa y la lupa” entre otros. Tomo el segundo y se acercó hacia el sillón que había llamado su atención antes, golpeo un par de veces sobre el asiento y una gran cantidad de polvo lo hizo toser unas veces. Pero al ladear la cabeza noto un pequeño anotador sobre la mesa contigua, lo más impresionante era el título “Ahora que atravesaste mis trampas”. Dejo el primer libre sobre la mesa y tomo este pequeño anotador, se sentó y comenzó a leer.
Para su sorpresa, este anotador era el testamento del antiguo dueño lo felicitaba por haber atravesado todas sus trampas desde la puerta hasta esta habitación y le avisaba que ya no había nada por lo que temer, solo sus enseñanzas por aprender. Luego de esa hoja solo quedaba una y decía.“El mundo es un lugar amplio y hermoso, la gente puede ser o amable u odiable, pueden engañarte, ayudarte o incluso intentar matarte. Pero recuerda siempre estas palabras… ¿De qué vale vivir si realmente nunca saciaste tus ganas de conocer el todo, de que vale ser el inteligente de tu pueblo si tu pueblo solo conoce lo que tus líderes quieren enseñarte? No permitas nunca que alguien te prohíba el conocimiento, este mismo le pertenece al mundo. Si quieres ser más que un simple ciudadano o alguien que alguna vez conocí, entonces toma esta biblioteca para ti, absorbe todo lo que yo absorbí y no te detengas en ese instante, sal al mundo y aprende todo lo que puedas y una vez que creas que no puedes aprender más comparte tus conocimientos y los míos con alguien, alguien que ampliara esta GRAN BIBLIOTECA”
Memento mori.
Luego de eso solo encontró una pluma la cual no pudo reconocer y el resto de la libreta en blanco.
Desde muy pequeño Byron fue ignorado, mientras todos en el pueblo eran conocidos o se hacían conocidos él podía caminar por la ciudad sin que nadie lo note, ni siquiera era el centro de las burlas de los demás. Ese día Byron se dio cuenta, él no era demasiado pequeño para que lo noten, solo era demasiado para ese pueblo.
Decidió revisar el resto de la casa antes de continuar en lo que ya sabía seria su habitación preferida. Al abrir la puerta pudo notar un filamento que colgaba de la misma, un sistema de poleas lo conducía directamente al piso, una trampa. Cerró rápidamente la puerta y analizo detenidamente. Por lo poco que entendió del mecanismo al abrir la puerta una segunda puerta se abría a sus pies haciéndolo caer a algún lugar.
Se retiró, aunque solo por el momento y volvió su vista a la gran colección de libros sabía que en ese lugar iba a encontrar la solución así que nuevamente miro todos los libros hasta llegar a los que le servirían. “El arte de las trampas” “Trampas para aficionados” y “Como desactivar trampas”.
Tomo los 3 y los llevo con el hasta el sofá, leerlos no fue ningún problema, las palabras pasaban por su mente como si alguien se lo explicase en ese mismo momento. En solo un par los dos primeros ya estaban grabados en su memoria, pero no se confió y antes de hacer algún movimiento decidió leer el último. Este fue el que le pareció más interesante, no solo porque podría desactivar todas las trampas las que había eludido gracias a su desafortunada caída, sino porque podía recuperar las partes de la misma para rearmar las trampas de ser necesario.
Unas horas después ya se encontraba frente a la puerta de salida de la biblioteca y sin mucho esfuerzo desactivo la primera, al salir la antesala se encontraba totalmente en penumbras. Nuevamente intento gritar “Ya déjame ver”, pero esta vez no funciono para nada, por lo que decidió dejar la puerta completamente abierta, y aunque poca era la luz pudo notar una trampa en la escalera, desactivarla fue aún más fácil y una vez hecho las luces se encendieron. Pero eran demasiadas y no quería que nadie supiese que él estaba así que por el momento las apago una por una. Una vez terminado el proceso de apagado continuo con mucha cautela eliminando desde detrás hacia adelante trampa por trampa.
Habido terminado el trabajo y con una gran satisfacción de mantener todas sus extremidades en su lugar noto un gran problema, si dejaba el lugar sin trampas alguien podría colarse. Pronto amanecería así que por el momento solo re ensamblo las que encontró en las puertas al subir nuevamente a la biblioteca el cansancio le gano y sin darse cuenta Morpheo reclamo lo que le pertenecía, dejándolo prácticamente inconsciente sobre el sillón.
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Byron " La risa" Drake
Ciencia FicciónBackstory de mi PC para DnD. Bastante precaria pero lo bueno empieza en unos días.