El cuerpo de Jimin se movía al son de una canción que lo llevaba a un estado de ataraxia. Sus brazos se movían en sincronización con el resto de su cuerpo, sus dedos se relajaban y tensaban cuando era necesario, sus pies recorrían el piso del estudio hábilmente. Sus ropas holgadas parecían plumas y que en algún momento gracias ellas, su pálido cuerpo saldría volando y danzaría en conjunto con el viento. Las notas altas y bajas se mezclaban con su respiración agitada por el movimiento y entraban a su cabeza. En su psiquis solo había espacio para la música, para escuchar, analizar las letras y sentirla. Cuando una nota alta llegaba a sus odios este dejaba salir un pequeño suspiro de sus labios rosados. En cada verso inhalaba y en cada espacio en el tempo exhalaba. Se sentía en algún lugar perdido en el tiempo y espacio; le bailaba a los dioses, estos lo veían embelesados y atónitos. En su boca había escasez de líquidos, pero para él el baile era como su propia ambrosia, además notaba un sabor extrañamente dulce, le recordaba a aquel helado que había probado años atrás en la playa. Cuando bailaba Jimin solía pensar que era una quimera, hecha de residuos del planeta, palabras y acciones (a veces no expresadas), asimismo sentía una serpiente mudando de piel en su tráquea, y estaba daba paso a unas margaritas en auge de floración.
Él, estando concentrado en sacar todas sus emociones, no se había percatado en una silueta de un hombre que lo miraba por la ventada, su pelo azabache y, su ropa negra y fría mirada lo hacían ver intimidante; pero en realidad miraba absorto miraba al otro chico del pelo azul suave, le parecía hermoso como bailaba. Nadie llamaba su atención, casi siempre la gente le irritaba con facilidad, pero ese chico le parecía como una golondrina a punto de volar, no podía quitar los ojos del muchacho, simplemente estaba estupefacto, expectante esperaba ansioso el siguiente movimiento del muchacho. El ceño del chico de pelo azulado se fruncía de vez en cuando y su rostro angelical estaba perlado por el sudor. A Yoongi, el muchacho le recordaba a las esculturas de los museos, esas que te parecen demasiado hermosas para ser reales, o a las pinturas de Klimt, como las que no puedes para de mirar. Ese chico le producía ese sentimiento. Su fascinación fue interrumpida por un estruendoso chico que entró al salón. Yoongi era muy orgulloso y no podría dejar que se dieran cuenta de que estaba mirando el espectáculo de un chico desconocido, decidió retirarse; no sin antes esbozar una sonrisa y mirar por última vez al chico. Esperaba que nadie hubiera reparado de su estancia. Se marchó con la imagen de esa obra en la mente.
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Artista Desconocido °YOONMIN°
Fanfiction°Jimin buscó al artista desconocido, buscó a Yoongi, el chico del metro. La música expresará lo que ellos no pueden. De las notas venimos y a las notas volveremos. Nada se crea, nada se pierde, todo se transforma. °