Jimin salía tarde del estudio, tendría que desviarse ya que ya no había trenes que habitualmente tomaba, caminó unas cuadras y llegó a la estación, la entró a las fauces del metro y esperó su tren. Sus mejillas y orejas se tornaban rojas por el frío, ahí estaba su tren, pero algo lo retuvo, una voz, gruesa y dulce le impedía irse. Eclipsado buscaba el dueño de esas melodías que habían llegado a sus oídos. Encontró a un chico, tenía una guitarra con unas flores pintadas (pareciera que eran de Monet), sus largos dedos tocaban unos acordes que él reconocía, su voz dejaba salir dulces palabras que se anidaban en el corazón de Jimin, y estas creaban un lugar dulce para las mariposas de su estómago que estallaban en un apogeo de sensaciones imperceptibles para el ojo mundano. Sus ojos, aunque fueran arrancados por feroces cuervos no podría parar de mirar a ese chico. Le era imposible quitarle la mirada de encima, su ropa negra y su chamarra color caqui, su bufanda gris y sus botas color marrón claro lo tenían prisionero; ese instante era la prisión y su salvación era esa voz. Su tren se había ido, pero no le importaba en lo más mínimo, solo quería escuchar por unos momentos más esa sinfonía que ahora sería sempiterna en su mente. Él chico decía: “Nací enfermo, pero lo amo”, le daba un toque especial a la canción, con sus vibratos y sus acordes la volvía suya. Jimin no quería escuchar nada que no fuera esa melodía. El ambiente parecía una pintura de Rembrandt, con un aire lúgubre y paisajes oscuros; pero con los colores de Renoir. El rostro del extraño se veía dolido, Jimin quería quitarle todas sus penas, quería que ese rostro levantara las comisuras. El sonido de la melodía del extraño le causaba una sensación de satisfacción y de alegría, le recordaba al petricor, ese olor que él tanto amaba, le gustaba el olor a tierra mojada, jugar en la lluvia y ahora ese recuerdo lo traería a este momento. Decidió irse, le daba vergüenza que el chico posara los ojos en él, caminó hasta la puerta del andén y esperó al siguiente tren, no sin seguir escuchando la distante voz del chico. Sabía que no podría sacarlo de su mente (ni la canción y al chico).
Yoongi vio una silueta conocida darle la espalda, sospechaba que era el mismo chico del estudio, quería salir corriendo y entablar una conversación con él, preguntarle por su día y verlo bailar, pero qué tal si no era él, le daba miedo el fracaso así que siguió tocando sus acordes. Desde ese momento decidió tocar más seguido ahí para verlo una vez más, las obras de arte como lo era ese chico solo se admiraban de lejos. Jimin no volvió a ir a esa estación.
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~The neon swallow
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Artista Desconocido °YOONMIN°
Fanfiction°Jimin buscó al artista desconocido, buscó a Yoongi, el chico del metro. La música expresará lo que ellos no pueden. De las notas venimos y a las notas volveremos. Nada se crea, nada se pierde, todo se transforma. °