Jimin se encontraba en su habitación, reflexionaba sobre su infructífera buscada del artista desconocido. Así lo había llamado, "artista desconocido" le quitaba el sueño y le daba algunos. De vez en cuanto se encontraba fantaseando sobre encontrarlo en el metro, en un café, o incluso en alguna galería de arte. ¿Qué le diría? ¿Con un simple "hola" bastaba? Artista desconocido no podía darse cuenta que Jimin había hecho toda una investigación sobre él, le daba miedo que el otro chico pensara que estaba loco o que era algún tipo de acosador (cosa que Jimin negaba). El peli azul buscaba al chico de facciones afelinadas en todos los lugares posibles, lo esperaba hallar en su café de la mañana o en su sopa insípida.
Jungkook había notada extraño a su amigo Jimin, así que lo invitó a un pequeño concierto en un bar, el mayor solía ir ahí seguido, le gustaba el ambiente, era como él, bien homosexual. Jimin no solía ir a bares, solo tomaba cuando quería tomar malas decisiones y justificarlas después. Había quedado con su amigo a las 9 de la noche afuera del bar, tomaría un Uber y llegaría a tiempo; no le gustaba llegar tarde. Así que comenzó a alistarse, optó por ponerse una camisa blanca, encima de esta un overol de jeans y sus gastados converses amarillas. Se hizo un maquillaje sencillo, un poco de corrector para tapar sus ojeras, una pizca de labial y una cantidad mínima de encrespador transparente. Estaba listo, tomó su teléfono, su billetera y sus llaves. Dejó su apartamento un poco desordenado. Su vivienda constaba de una pequeña sala que a su vez también era su comedor y cocina, un baño (este tenía velas aromáticas en la bañera, una ducha pequeña, su respectivo lavabo y un inodoro); le gustaba su baño, en él había una ventada que le permitía ver al exterior sin que alguien se percibiera de él. Además de eso tenía una habitación con su cama, un sofá cama, su comoda, un pequeño closet y una que otra planta, lo que le encantaba de ese cuarto era que tenía una pared de vidrio y esta daba a una pequeña terraza. Jimin la había decorado con plantas y dos sillas. Cuando estaba cansado de todo se sentaba ahí con Hermes y olvidaba todas sus penas por unos cuantos minutos. No tenía una mala vida, solo tendía a pensar demasiado las cosas y a sentirlas también; sufría de depresión, desde muy pequeño se había sentido insuficiente y en un constante estado de tristeza. Los médicos siempre llegaban a la misma conclusión: distimia: y el chico no tenía más opción de aceptar su dolencia y tomar sus medicamentos. Cuando más pequeño creía que acudir a la ayuda de profesionales de la salud mental era para locos, pero, ahora iba feliz a terapia: el primer paso para resolver un problema era aceptándolo, Jimin creía firmemente que ir al psicólogo o terapia era necesario y valido ¿a quién no le gustaría que lo escucharan hablar de sus problemas y que a la vez le ayudaran? Volvió a la realidad, por último, se despidió de Hermes, un gato calico, viejo y gordo. Había buscado en la web y decía que solo las hembras o gatos machos con una anomalía genética podían ser calicos. Él amaba a Hermes, ese gato se le acurrucaba en los pies todas las noches, cuando hacía mucho frío lo despertaba para que lo dejara entrar debajo de su cobija mientras que ronroneaba.
Jimin llegó unos minutos antes de lo acordado, veía entrar y salir personas hermosas, se sintió intimidado. De repente vio a su amigo llegar, iba vestido con unos jeans negros tallados, una camisa blanca con botones (algunos iban desabrochados), un blazer transparente y unas vans negras. En su cuello lucía un choker negro con puntas plateadas y sus ojos tenían un maquillaje oscuro. Se sintió un poco fuera del lugar, venía vestido muy infantil para la ocasión. Sus amigos siempre decían que era demasiado tierno, (y eso hasta cierto punto) no le molestaba, no podía negar la realidad, sus cachetes regordetes, sus labios pequeños y carnosos y como arrugaba el ceño lo hacían parecer un niño mimado (nadie pensaría que tenía 24 años). Se sentía nervioso, sin saber el porqué, una ansiedad le carcomía el estómago y hacía que este mismo se revolviera. Sus manos sudaban y su respiración se encontraba un tanto agitada. Jungkook y él entraron al bar; había parejas besándose, gente bailando, su amigo le había ofrecido un trago, el cual Jimin había aceptado sin pensarlo dos veces. Sentía como el vodka bajaba toda su tráquea, su laringe y llegaba a su estómago mientras que este quemaba todo a su paso. También podía sentir sus músculos relajándose y aceptando el alcohol, este le dejaba un sabor extraño y para quitárselo, tomaba más. Aunque, Jimin no bebía demasiado, solo lo justo y necesario para poder olvidar todo lo que lo agobiaba. Decidió ir a bailar con su amigo, Sus cuerpos se movían en total sincronización mientras que danzaban alguna canción que ninguno de los dos se iba recordar más tarde. Estaban cerca del escenario, escucharon una voz que decía: "ahora, demos la bienvenida al talentoso Min Yoongi". Ni Jimin ni Jungkook le prestaron atención sin embargo Jimin podía sentir una mirada que lo devoraba, intentó obviarlo, hasta que esa voz llegó a sus oídos; ahí fue cuando lo vio. El mismo chico de facciones felinas, pelo azabache y labios gruesos estaba justo frente a él y era él a quien pertenecía la mirada que no lo dejaba tranquilo. Yoongi cantaba alguna canción mientras que tocaba esa guitarra con alguna pintura de Monet que ahora Jimin no podía olvidar. No lograba quitar la vista del artista desconocido, este lo miraba mientras que hacía su actuación. Los ojos negros de Yoongi no podían alejarse del cuerpo del chico que acaparaba su mente, mas nunca buscó por miedo, no podría soportar enterarse de que tenía pareja o que no le atrajeran los chicos; pero si estaba aquí era porque era gay, no cabía duda. Intentó seguir su presentación, pero en su mente lo único que daba cabida era ese misterioso chico, aquel que vi en ese estudio de baile, ese mismo que no podía sacarse de su mente. Cuando sus ojos conectaban era como si hubiera una tensión o un hilo del cual no podían escapar, buscaban los orbes del otro desesperadamente, como si estos fueran ambrosia regalaba por los mismísimos dioses, tenían sed de ese elixir griego y el único lugar en el cual lo podían hallar era en los ojos del otro. Jimin no podía creer que estuviera viendo al artista desconocido, y más aún saber su nombre, Min Yoongi. Todo ese momento era irreal, diríase sacado de la psiquis de una nefelibata, ese instante era un sinfonía meliflua y monda, nada podía sacarlos de esa conexión de la cual nadie podía entender. Jimin, entre confundido y entusiasmado buscó otro trago. Solo le dijo a Jungkook: "Artista desconocido está aquí y me vio", su amigo se mostró extrañado y animado, sin embargo, estaba muy borracho para decir algo coherente. Yoongi perdió de vista a Jimin y terminó su actuación. Jimin se encontraba en la barra pidiendo agua para Jungkook que ahora tenía más alcohol que agua en su sistema. Se sentó un momento, mientras que esperaba un tipo robusto, alto y muy ebrio se le acercaba a lo que decía: "¿no quieres una cerveza?", el chico no podía hacer nada más que rechazar la oferta de forma cordial, y negar con la cabeza; el tipo se le seguía acercando y Jimin ya casi no podría recular más. sintió un olor a melocotones con un poco de ciprés y acto seguido sintió una mano en su hombro se volteó un poco para darse cuenta que la mano era de Yoongi, este habló con un tono autoritario y un tanto amenazante: "te dijo que no, vete" le dijo al borracho y este se fue derrotado. Jimin en su vida podría denotar tal firmeza e imponencia, se quedó estupefacto. Las facciones del otro chico se veían un poco más felinas debido a un delineado, sus uñas estaban pintadas y tenía unos aretes negros, de sus pantalones colgaban unas cadenas plateadas que contrastaban con su ropa negra.
-Gracias- habló Jimin –no podría habérmelo quitado de encima solo- sus palabras salieron rápidamente de su boca y con una suave y dulce voz.
Todavía sentía que el artista desconocido lo miraba de una forma inquisidora, a lo mejor le caía mal o le irritaba su presencia asumió Jimin.
-Gracias de nuevo. Permiso- Agachó la cabeza y fue a buscar a Jungkook. "Maldita sea, ¿por qué no le he hablado?, ¿Qué le iba a decir: que bien bailas, ¿no me quieres pasar tu número? Solo parecería un idiota y un acosador; así que solo lo dejó ir. Aunque Yoongi se viera duro y frío era en realidad una persona dulce y frágil. Escondía una personalidad cálida y bondadosa debajo de esa fachada de "chico malo", también (como todo ser humano) tenía muchas inseguridades y ansiedades. La mente de Yoongi siempre iba a mil por hora, no obstante, todo se volvió silencio, en su mente solo había espacio para aquel chico. Lo buscó por todos lados, escuchaba en su cabeza un zumbido, le recordaba al televisor viejo de la casa de su abuelo. Buscaba una cabellera azul pero no la encontraba, abatido salió a tomar aire, ahí estaba, tomando aire. Tenía los ojos cerrados la cabeza para atrás y la espalda un poco arqueada. Decidió hablarle.
-Min Yoongi, nos conocimos antes. – Le dedicó una sonrisa a lo cual Jimin respondió:
-Park Jimin, a propósito, ya sabía tu nombre- Yoongi levantó una ceja- Lo dijeron por los altavoces Me gustó tu presentación. – Jimin dejó salir una pequeña risa a lo que Yoongi sonrió también. En ese momento el chico del pelo azabache agradeció que estuvieran en la sombra siendo iluminados solo por la luna porque de otra forma Jimin hubiera notado su leve sonrojo.
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Artista Desconocido °YOONMIN°
Fanfiction°Jimin buscó al artista desconocido, buscó a Yoongi, el chico del metro. La música expresará lo que ellos no pueden. De las notas venimos y a las notas volveremos. Nada se crea, nada se pierde, todo se transforma. °