DYNAMIS: Salvar o Destruir - [BTS & TXT] - (Agentes Especiales)

Capítulo 12: JYP

Jin's POV:

Un dolor punzante se afincaba en mi pecho.

¿Qué demonios acababa de pasar con Sihyuk?

Lo abandonamos.

Hace tan solo cinco minutos.

Probablemente morirá. Pensar en esa probabilidad lo hacía doler.

¿Qué digo? ¡Obvio morirá! Su piedra Dynamis está herida. Asumir el hecho era aún más doloroso.

Mierda, mierda, ¡Sihyuk era un Dynamis y hace unas horas atrás no teníamos idea de ello!

Hace un par de semanas estaría muy a gusto bromeando junto a Jimin sobre el sobrepeso de Sihyuk. Yendo a trotar con Kai, Hyuna y Taehyun. Terminando de examinar los gadgets con Adora. Creando nuevos miniartefactos secretos junto a los gemelos, Dohyung y Donghyuk. Pero ellos... ya no están.

Hace un par de semanas. Cuánto quisiera volver a ese entonces.

El puñal vacío se hundió aún más en mi pecho.

Solo habían pasado un par de semanas, y ya éramos cinco menos en el equipo.

Me sentía hueco, pero al mismo tiempo pesado, como si el vacío me oprimiera cada vez más. No pude resistirlo más. Apoyé mi espalda contra la pared interna de la camioneta, oculté mi rostro entre mis rodillas, y dejé que las lágrimas pintaran mi cara.

Ni habían pasado tres segundos cuando sentí una mano en mi espalda, y no dudé de quién era. Sentí su cabellera acomodarse junto a mi nuca, frotando su nariz empapada contra mi cuello. Su pecho daba pequeños saltos conteniendo los sollozos. Pronunció tan solo una frase, pero noté su dolor con simplemente tenerlo a mi lado.

TH: –Me va a hacer tanta falta –pronunció Taehyung con voz manifestante de lágrimas.

Alcé mi rostro y me encontré con sus ojos, igual de inundados que los míos. Era oscuro dentro de la andante van, pero su puchero era evidente para mí. No lo sentía, ni lo escuchaba siquiera, pero sabía que su corazón latía igual al mío.

Y sin más, me enterré entre sus brazos.

Nuestras fluyentes lágrimas valían apoyo y desamparo al mismo tiempo. Yo sabía que no éramos los únicos, probablemente todos estábamos llorando en asimilación a lo recién sucedido; pero por un momento, por más egoísta que suene, no me importó nadie más, ni Jimin, ni Namjoon, ni Soobin, ni Beomgyu, ni nadie.

Éramos diez hombres con poderes sobrenaturales y expertos en manejos de armas mortales, en una camioneta negra recién robada, andando en una solitaria y oscura carretera, gimoteando como niños pequeños.

Pero yo ignoraba eso. Para mí ese instante solo tenía el nombre de Taehyung y el mío, sincronizados entre sollozos. Se trataba de Taehyung haciéndome sentir seguro, pertenecido, escondido, como siempre.

Mis labios comenzaron a vibrar en su pecho, ya hundido entre el líquido vertido por mis ojos y los de él, y pronunciaron tontamente lo primero que pasó por mi corazón:

SJ: –Tú nunca me faltes, por favor.

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Mientras íbamos en carretera, Beomgyu abrió un portal que nos trajo al edificio que solía ser el orfanato donde creció. Solo pasamos aquí las horas a escondidas, esperando a que el sol saliera para poder continuar con lo que había planteado Nam.

El amanecer fue apenas notable. No logré dormir más de veinte minutos seguidos. De cualquier manera, no faltaba mucho tiempo para que llegase la mañana.