Capítulo 5: Caída.

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Lo que vino después de nuestra confesión fue algo que no debió pasar... Porque traicioné a las dos personas importantes que había en mi vida.

Krist y yo empezamos una relación.

Aquella noche en la que hablamos de nuestros sentimientos nos pasamos horas hablando, nos llegó la madrugada y lo lleve a su casa. Antes de que él bajara del auto le pedí que iniciáramos una relación, la cual él acepto y ese momento fue de los más felices.

―Te amo, Krist.

Sellamos esa relación con un beso, un beso que me llevo a lo más hermoso del mundo y a lo más perfecto. Mis sentimientos salieron de cada poro y me hicieron sentir libre, me hicieron sentir un hombre poderoso. Sus labios encajaban bien con los míos y su sabor era dulce, un sabor del que sería adicto hasta el fin de mi existencia.

Cuando volví a casa ya era tarde, muy tarde.

―¿Por qué llegas a esta hora?. ― La voz de Maya era suave. ― Singto...

―Lo siento cariño, tenía mucho trabajo... Se me ha juntado estos días.

―Te extrañe mucho.

―Ya estoy aquí.

Me metí a la cama y me abrazó. Su pancita nos alejaba un poco y la acaricie, nuestro bebe estaba por nacer, se suponía que debería estar con ella, sin alejarme, cuidándola y mimándola.

No iniciando una nueva relación. Me odiaba, realmente me odiaba a mí mismo.

Pasaron tres días en los cuales no me aleje de Maya, llamaba y mensajeaba a Krist diciéndole que tenía asuntos importantes que hacer y no podía verlo. No mentiré que me dolía en el alma engañar a Krist y no verlo, era algo que me asfixiaba, pero también estaba emocionado por la llegada de mi bebé.

―Es hora. ― Anunció Maya con dolor.

―Vámonos cariño.

Subimos al auto y como pude maneje rápido y con precaución. Afortunadamente el hospital no nos quedaba lejos y llegamos pronto, inmediatamente la llevaron al área de partos y yo fui tras ellos.

En unas horas Maya y yo ya teníamos a nuestro hijo. Un hermoso niño que alegraría nuestros días, al segundo de verlo me enamore de él y le di las gracias a mi esposa por darme tal dicha.

Una semana después de estar en casa y sin despegarme de mi hijo y de mi esposa no pude más con la ansiedad, debía de ir a verlo, ya no me conformaba con solo escuchar su voz.

―Sabes que debo ir a trabajar, lo siento.

―Lo se... Te esperaremos ansiosos amor.

Me despedí de ellos y me fui directo al estudio de Krist, llegué sin avisar, solo entre y sin pedir permiso me metí a su oficina, lo vi en su escritorio, con muchos papeles, concentrado en lo suyo. Él al verme, su rostro concentrado cambio a uno de sorpresa, camine hacia él y lo abrace.

Como si estuviera a punto de morir y él fuese mi salvación.

Estuvimos abrazados por varios minutos, sintiendo nuestro calor, nuestra respiración. Nos aferramos el uno al otro, sintiendo nuestro amor.

―Te extrañe tanto. ― Suspiré. ― Como no tienes idea.

―Ahora estamos juntos mi amor. ― Me contesto. ― Te extrañe demasiado Sing.

Nos alejamos del abrazo y nos vimos a los ojos, tome su barbilla y lo bese, un toque de labios, un pequeño rose que se volvió un beso profundo, un beso que necesitábamos para poder seguir viviendo, tome su cintura y lo pegue más a mí, necesitaba sentir su cuerpo junto al mío, necesitaba sentirlo mío, totalmente.

Amor prohibido 「KristSingto- BL」Where stories live. Discover now