Siento que mi cuerpo me pesa, trato de abrir los ojos, pero me molesta la luz que hay en el lugar. Vuelvo a intentarlo, está vez consigo abrir los ojos. Parpadeo varias veces para tratar de aclarar mi visión.
—Hijita ¿Cómo te sientes? —mi mamá se acerca a mí. Puedo ver que está angustiada.
—¿Que paso? —pregunto confundida.
—¿No recuerdas? —pregunta acariciando mi cabeza—, tuviste mucha fiebre, tus vecinos tuvieron que llamar a los bomberos porque no abrías la puerta. Fueron ellos los que te trajeron.
Cierro los ojos con cansancio, ahora recuerdo. Había estado gritando y habían tenido que despertarme.
—Gracias a Dios que despertaste hijita —mamá besa mi frente justo cuando la puerta se abre.
—Qué bueno que despertaste —papá me mira. Sonríe, pero se le ve cansado— ¿Te sientes bien?
Asiento con la cabeza, miro a mis papás. Ambos lucen muy cansados.
—¿Qué hora es? —Me siento con cuidado de no jalar la vía en mi mano.
—Son la una de la mañana —informa mi papá mirando su reloj.
—Llamaré al doctor para que te vea.
Papá se pone de pie y sale de la habitación.
—Vanessa sé que no es lo que tú quieres —mamá se sienta a mi lado—, pero a partir de mañana irás a la casa. No voy a dejar que te quedes sola en ese departamento.
—¡No! —exclamo molesta—, ¡No puedes decirme dónde tengo que vivir!
—Lamento que pienses eso, pero la decisión está tomada. —Mi mamá se pone de pie y se cruza de brazos.
No voy a permitir que me obliguen a dejar mi casa, no puedo. Es la única conexión que me queda con Juan David.
—No, mamá —frunzo más el ceño—. No quiero vivir con ustedes. Solo tuve fiebre ¿Que tiene que ver eso con el lugar en el que vivo?
—También empezaras unas sesiones con un especialista.
<< ¿Que? >>
Antes de poder protestar la puerta vuelve a abrirse. Un doctor entra seguido de cerca por mi papá.
El doctor me hace algunas preguntas, me examina después de unas anotaciones me dice que me puedo ir a casa.
—¿Que sucede? ¿Por qué tienen esas caras? —pregunta mi papá cuando el doctor nos deja solo.
—Le dije a Vanessa que vivirá con nosotros y que deberá ver a un especialista.
—¿Por qué me haces esto? —pregunto con resentimiento.
—Lo hacemos lo que creemos que es mejor para ti, pequeña.
—Entonces déjenme en mi casa —Me pongo de pie—, ya no quiero estar aquí.
El mundo en mi garganta se hace presente. Ya no quiero llorar más, pero es algo que no puedo evitar cuando pienso que estaré lejos del lugar en el que fui tan feliz. Todos mis recuerdos de Juan están ahí, en cada rincón de esa casa. Niego con la cabeza.
—¡Vanessa! ¡No seas así! —exclama mi mamá.
—¡Rebeca, basta! —mi papá mira molesto a mi mamá, luego se acerca a mí.
—Estas triste, lo sabemos —Acaricia mi mejilla logrando que libere lss lágrimas que había estado reteniendo—, pero no te hace bien estar ahí, no estás lista. Deja que tú mamá y yo te ayudemos.
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Atrapada Sin Querer Disponible en Amazon
Literatura KobiecaVanessa Dawson extremadamente ocurrente y alegre. Tiene una relación más que feliz con Juan David. Felicidad que se ve interrumpida por un fatal accidente. ¿Que hará ella ahora? ¿Podrá salir de ese hoyo de tristeza en el que está? ¿Volverá a abr...