⬆La Propuesta (Im)perfecta⬇ [Yoonseok/Sope]

VI: Cásate Conmigo.

Se había rendido. No tenía más ideas, solo esa que consistía en tirarse con Hoseok en paracaídas y pedirle matrimonio en el aire. Pero no lo haría, porque su novio le había dicho que tenía que dejar de intentar.

Yoongi se encontraba en los brazos de Hoseok, pequeñas lágrimas desbordaba por sus mejillas secas, se quejaba en voz baja mientras recibía caricias en su cabello negro. Se sentía tan mal de no poder darle una buena y única propuesta de matrimonio a la persona que más amaba.

Solo bastaron cuatro intentos, cientos de dólares, un ataque de abejas, un payaso, un HongSeok, una argolla en su garganta, lágrimas y estaba más que rendido.

—Lo siento, Hobi... —susurró luego de un exhaustivo silencio por parte de los dos. Hoseok alzó sus mejillas—

—¿Por qué? —fijaron su mirada en el contrario—

—Por no poder darte la propuesta perfecta.

—Yoongi, eso no importa, nos dejamos llevar por los comentarios de los demás y no nos dimos cuenta que la propuesta perfecta... Simplemente no existe. Debimos conformarnos con la primera, esa fue muy linda. —finalizó rozando su respingada nariz contra la de Yoongi—

Luego de sonreír, Yoongi se liberó de los brazos de Hoseok, caminando hasta la mesa donde descansaba la argolla en su caja, la tomó y volvió donde estaba antes, sentándose al costado de su pareja. El menor de ambos, volteó a verlo, con una pequeña sonrisa que marcaba sus hoyuelos, Yoongi también sonrío después de admirar la belleza del contrario.

Yoongi se acomodaba lentamente, para así poder estar en una posición más cómoda, abriendo la pequeña caja de terciopelo comenzó a hablar. —Cásate conmigo, Hobi.

—Por supuesto que sí. —susurró Hoseok, apretando las mejillas de Yoongi y rozando sus labios, sintiendo la textura de los mismos—

Apresando la mano de su futuro esposo, Yoongi colocó el elegante anillo en el dedo anular de la mano izquierda, donde destellaba aquel diamante y contrastaba con la piel acanaleada.

Con un corto beso, finalizaron la propuesta luego de tanto tiempo de espera, por fin el anillo estaba donde e primer día debía estar. Aunque tuvieron que pasar por mucho para entender que la perfección no existía, ya era parte del pasado, sería una bella historia para contar en familia, junto a sus hijos y nietos. La historia de: La Propuesta (Im)perfecta.

FIN