Epílogo.

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Hoseok estaba más que nervioso, sus dedos resbalaban entre sí debido al sudor que liberaba sus manos, limpió lo que pudo con una pequeña toalla y alzó la mirada viéndose en el espejo, se sentía bonito.

Sus labios rosados desprendían un brillo tenue que contrastaba con sus ojos verdes, las pestañas subían y bajaban dándole un aspecto angélica y tranquilo, la punta de su nariz perfilada destacaba por el rubor que habían colocado allí y en sus mejillas. Los rizos rubios estaban peinados hacia un lado, ocultando sus orejas carentes de lóbulos. Aquel traje blanco era reluciente y amoldaba a la perfección cada una de sus curvas, el pequeño moño negro llamaba la atención inmediatamente. Sus zapatos estaban impecables y destellantes, como la joya de su dedo anular.

—Hoseok, ya es hora. —dijo la mujer encargada de organizar todo. Sólo asintió, sintiéndose aún más nervioso—

Entre sus manos tomó el ramo de rosas rojas, sus favoritas, saliendo de allí, se encontró con su padre, el mismo que halago sobre su excelente vestuario, estaba más que orgullos de su hijo.

—Ya pueden pasar. —musitó cuando estuvieron en frente de la puerta—

La típica música de bodas empezó a sonar, esa melodía que nunca en su vida había pensado que sería dedica a él y a su futuro esposo. Presionó con gran fuerza el agarre que mantenía contra el brazo de su padre, una forma de transmitir lo asustado que estaba, especialmente cuando noto todas las miradas de los invitados en él, pero desapareció en cuanto visualizo a Yoongi.

Su traje negro contrastaba con su piel blanca como la porcelana, sus labios estaban más rojizos y opacos de lo normal, los pequeños ojos cafés de Yoongi se cerraron en cuanto una gran sonrisa que dejaba ver sus encías decoró su rostro, el mismo instante en el que vió a Hoseok, sonrío apenado.

Luego de algunas palabras brindadas por su padre hacia Yoongi, finalmente estuvieron enfrentados, le dio el ramo de rosas a su madre y unió sus manos esperando las palabras del cura.

Cuando ambos estaban juntos, el mundo a su alrededor se silenciaba completamente, solo eran ellos dos en un mundo con el aura más feliz y repleta de amor que existía. Como en ese instante, los dos se miraban a los ojos mientras mostraban sus sonrisas características.

—Yo, Min Yoongi, juro amar y cuidar por toda la eternidad a mi futuro esposo. —decía colocando el anillo de bodas en el dedo anular, seguido de ello, dejando un casto beso en su mano—

—Yo, Jung Hoseok, prometo amar y proteger por toda la eternidad a mi futuro esposo. —repetía colocando el anillo de oro en el dedo anular de la mano izquierda—

—Puede besar al novio.

Acatando órdenes, Yoongi tomó la cintura de Hoseok, atrayéndolo hacia él hasta que ambos cuerpos chocaron. Hoseok pasó sus brazos por el cuello del contrario, segundos después sintiéndose completo por la unión de sus labios en uno de los besos que quedarían plasmados en su nueva vida, juntos.




La Propuesta (Im)perfecta.
























Les agradezco mucho por leer, no importa si no votaron o comentaron, con que lo lean me conformo. Espero que les haya gustado. ♥♥

Pd: casarse en Corea no es tan fácil o aceptado, específicamente siendo homosexual, pero es algo ficticio.

⬆La Propuesta (Im)perfecta⬇ [Yoonseok/Sope] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora