-Estas en peligro Paulina, en Sinaloa las mujeres bonitas huelen a pólvora, vete de aquí lo antes posible.-Había exclamado con pánico en su voz y temor en sus ojos.
Las mujeres bonitas huelen a pólvora, si tan sólo te hubiese hecho caso a pesar de...
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-¿Por qué no nos dijiste que conocías a la mujer de El Chapo? ¿Cómo hiciste para entrar al juicio? ¡Me debes contar todo!-Leandro y Javi me invadieron a preguntas apenas pisé el canal.
-Será mejor que les entregue mis apuntes, les redacte mi visión del juicio y luego los chismes.-Les di una sonrisa cansada, habían sido muchas emociones, viajes y trasbordos, para un solo día. Ellos aceptaron y nos sentamos en la oficina dónde siempre nos reuníamos para preparar los guiones.
-Saldrán al aire en síntesis en unas horas así logramos la primicia. ¿Estás de acuerdo?-Asentí bostezando.-Y mañana si te necesitamos descansada y lista para soltar la sopa.
-Mañana me tienen como nueva.-Comenté saliendo de la oficina a mi camerino para prepararme, por más cansada que esté.
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Apenas entrar al interior del salón, saludar generalmente a las clientas que estaban y sentarme detrás del recibidor, no hice más que quitarme los Louboutin, los lentes de sol de Dior y dejar por algún lado la costosa bolsa, regalos de Ovidio. En éstos momentos sólo deseaba estar en la comodidad y tranquilidad de mi cama, pero tenía descuidado el salón.
-¿Todo en orden?-Fue lo primero que le pregunté a Amanda.
-A la perfección aunque...-Hizo un silencio que me obligó a sacar mi vista de los registros de las cuentas y mirarla.-Vino Yiulliana preguntando mucho sobre ti.
-¿Yiulliana?-Ella asintió y se giró para atender al hombre que había entrado al salón. Segundos después volvió conmigo.
-Ese hombre quiere hablar con la dueña. Se presentó como proveedor de importantes productos de no sé qué.
-No tiene pinta de proveedor.-Murmuré viéndolo mejor. Éste se encontraba observando con lujo de detalle el spa. Con sigilo me acerqué a él no sin antes darle una mirada seria y severa a Amanda-¿Buenas?
-Señorita Acosta. Me presento soy...
-¿Cómo sabe mi nombre?
-Déjeme decirle que fui un fiel admirador suyo en lo que duró el Miss.-Asentí sin bajar la guardia.-Soy Máximo Torres, importador desde Estados Unidos a México.
-¿Qué importa?
-Si deja que le explique y enseñe mis folletos, podría interesarle.
-Vamos a la oficina.-Comencé a subir las pequeñas escaleras hasta dónde era mi oficina que se había convertido en depósito desde que ocupamos la bodega.
Aquel hombre de cabello rubio, porte elegante y tieso, inspeccionó todo el lugar con sus ojos verdes antes de acomodar su traje y sentarse en la silla frente de la mía. La mesa de mármol nos separaba y aun así podía sentir su perfume que conocía a la perfección de dónde era, imitación de Chanel, invadía mis fosas nasales. ¿Alguna vez dije que el perfume, los relojes y camisas caras y finas eran mi debilidad en un hombre? Por lo que podía distinguir fácilmente si estos eran una imitación.
