-Estas en peligro Paulina, en Sinaloa las mujeres bonitas huelen a pólvora, vete de aquí lo antes posible.-Había exclamado con pánico en su voz y temor en sus ojos.
Las mujeres bonitas huelen a pólvora, si tan sólo te hubiese hecho caso a pesar de...
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-¿Sucede algo?-Llegué al final de las escaleras cuando Alfredo y Ovidio parecieron tener una competencia sobre quién llegaba primero a mí, cada uno me tomó por un brazo distinto y jalaron de mí para diferentes sentidos.-¡Oigan pendejos, me van a romper!
-Miren pues lo bruto que son con la muchacha.-La mujer que desconocía le dio un leve golpe a Alfredo en la nuca y aproveché para soltarme.-Soy Alejandrina, disculpa a mi hijo.-
-Paulina.-Estreché su mano sin bajar mi mirada.-¿Qué sucede?
-Estoy seguro que tú sabes dónde están esas pinches traidoras.
-Se las va a cargar la chingada a las tres si no hablas ya-Ésta vez fue Raymond quién habló.
-¿De qué hablan?-Me escondí detrás de Ovidio pero este se corrió viéndome serio.
-La perra traidora de la Yiulliana y tu amiguita Louren se volvieron a ir.
-¡Ovidio, respeta mijo!
Él rodó los ojos.
-¿Y yo que tengo que ver? Hace tiempo que mi amistad con ellas acabó, además... si no las cuidaron como debían no es mi problema.
Retrocedí unos pasos cuando el enorme cuerpo musculoso de Raymond avanzó hacia mí pero afortunadamente Alejandrina lo detuvo.-Tía suélteme ahora mismo. A mí no me faltan el respet...
-La muchacha ya habló.
-Así es, como dice mi amá, mi Pau no sabe nada ¿Qué les dije?-Ovidio intentó abrazarme por la cintura pero lo corrí, así como lo hizo conmigo segundos atrás.
-Cuñada va a ser peor si las encontramos por nuestros propios medios, de esa sí que no se van a salvar así que si sabes algo...
-Ya dije, no sé nada de ninguna.-Alfredo asintió de mala gana y salió sin despedirse, lo contrario de Raymond.
Un par de horas y después de que Griselda haya sermoneado unas mil veces a Ovidio por haberme dejado ensuciarme con los tres traidores de mi padre y ser tan descuidados de entrar así con los niños en casa, recién llegados del colegio, se marcharon por fin.
-Mañana voy a tener una muy larga charla explicándole a mi madre el porqué del apodo que te puso mi padrino.-Al mismo tiempo en que lo ignoraba me senté en la sala acomodando mi cabello.-Debo irme, tengo una vuelta que hacer.
Intentó darme un beso pero corrí la cara.
-¿Sucede algo?
Reí irónica-¿En serio? Dudaste si sabía algo sobre Yiulliana y Louren, te corriste dejándome expuesta a los rostros furiosos de Alfredo y Raymond, me dejaste desprotegida y ¿Quieres que no me enoje?
Él bufó rodando los ojos e intentando acercarse una vez más a mi boca pero volví a alejarme.
