Capítulo 1

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Existen tres tipos de magias en este mundo: los sueños, el atardecer y el amor

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Existen tres tipos de magias en este mundo: los sueños, el atardecer y el amor. Sin embargo, el paso del tiempo nos ha convertido en seres más simples, seres grises y cobardes. Perdimos la capacidad de poder ver más allá de lo que nuestros ojos ven, el poder de ver con los ojos del corazón, y, por ende, no podemos hallarlas, al menos ya no más. Bendecidos aquellos que encuentran al menos una de estas tres, puesto que nunca he visto a alguien que las posea todas...

Se ha vuelto tan popular estar triste hoy en día que se ha vuelto tan raro ver a una persona ser alegre, tanto, que las creemos casi perfectas. Hablamos del Sida cuando hay un virus más letal atacando desde los más recóndito de nosotros y no hay cura posible para extinguirlo. Estar triste es un virus mortal y cada vez se esparce con mayor rapidez y somos más las víctimas de sus insaciables garras, quitándonos la habilidad de sentirnos vivos y el poder de agradecerlo. Heme aquí, soy un claro ejemplo de ello, recitándole mis dolores a un pedazo de papel digital, en busca de que me de alguna respuesta efímera, al menos, para todo el destroce que ocurre en mi cabeza, tratando de entender el porqué no puedo dejar de sentir lo que tanto me aflige y lo que me hace derramar tantas lágrimas de las que mi sábana solo es testigo.

Es una locura como estas tres magias son tan invisibles siendo tan meramente visibles. Solo hay que aprender a como apreciarlas. Comprender el arte de un atardecer, el momento donde un mundo hace metamorfosis a otro, uno completamente lleno de luz y posibilidades. Comprender el arte de los sueños, el lugar donde todo lo que anhelas se vuelve real y puedes vivir a tu manera sin que nadie te juzgue o critique, donde todas tus metas son alcanzadas y todos los obstáculos vencidos. Lamentablemente, aquellos solo existen al recostar la cabeza en la almohada (y en lo profundo de mi dispersa memoria). Y finalmente, el maldito e incomprensivo amor. Es una mierda de cliché que se escribe en todas las novelas juveniles románticas. No logro comprender como lo hacen ver tan perfecto...tan fácil. La típica historia que termina con un final feliz. Como si, de la nada y por arte del "Leviousa", el chico más sexy de la escuela se va a enamorar de la chica invisible...¡Por favor! Como si esas cosas pasaran. (Al menos yo soy la imbécil que siempre le tocan las relaciones tóxicas... "¡Que divertido!").

En fin, y la tercera magia, el amor. Continúa siendo una palabra tan complicada de comprender y vivir con tan solo cuatro letras en su unidad léxica. Creo firmemente, y con mi meñique, que estoy maldita, malditamente jodida porque hablo de comprender la magia como si realmente lo hiciera, pero lo único que busco es algo, o alguien, que me ayude a salir del hoyo oscuro donde he caído y por alguna celestial razón, en mi desordenada cabeza llena de archiveros, no he querido salir. Y es por eso, que cada noche, específicamente al dar el reloj las 3:00 a.m., me pregunto si el día siguiente podré encontrar el elixir para curar mi maldición y finalmente encontrar el mañana que tanto anhelo.

...

...No, nope, definitivamente no. ¡Dios! Más de dos horas sentada en este maldito avión y no he podido obligar a mis dedos escribir otra cosa que no sea total basura. ¡Mierda! Hasta que los dos cachetes de mi trasero ya se sienten raspados por estar sentada tanto tiempo en el asiento. Definitivamente no sirvo para ser escritora. Mi madre tenía razón...¡Moriré comiendo papel de cena!

Nexterday| Looking for our tomorrow (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora