Parte 4

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Ya no entré a mis clases, fingí una molestia en mi estómago y me retiré.
Camino a paso rápido hacia el departamento, ¿compraré algo de comida?, nah, solo tiene hambre de mi.
Llego y empiezo a preparar el cuarto, hace un par de semanas que no me ha follado, entonces creo que será un poco rudo...
Miro el reloj, tengo 20 minutos de sobra, así que me daré un baño rápido y me prepararé un poco.
Opto por la regadera, me llevará más tiempo del que tengo llenar la bañera, comienzo a desvestirme, mi piel aún está lisa de mi depilación láser de hace dos días, sonrío por haber tomado esa decisión.
Me meto en la lluvia artificial, me enjabono, tallo delicadamente mi piel, siento el olor a lavanda de mi shampoo; cuando me siento limpio y relajado, llevo mi mano hacia mi trasero y comienzo a pellizcarme mis glúteos, con mi otra mano acaricio mi pecho, siento el agua caliente deslizándose en mi cuerpo, con un dedo acaricio mi entrada, está mojada y trato de meter mi dedo, gimo un poco por la sensación.
De pronto, no soy yo quien está tocándome, es Harry quién está deslizando sus largos dedos por mi entrada, gimo por el ardor y placer que siento.
Dos dedos en mi interior, haciendo tijeras para abrir mi entrada, bombeando y tratando de ir más profundo.
Abro los ojos, no sé si es el agua de la regadera o mi placer que hace que vea distorsionado.
Dos, tres, cuatro bombeos más y retiro mis dedos y mi imaginación de Harry desaparece.

Suelto un suspiro tembloroso, y salgo de mi baño, me seco y voy por mi falda de porrista.
El practicar este deporte ha hecho que Harry tenga más fetiches con mi vestimenta a la hora del sexo. Y eso me encanta.

Me pongo crema en todo mi cuerpo, para que esté más suave, decido no usar ropa interior, así que solo deslizo mi falda por mis piernas, uso mi playera del equipo, me miro al espejo y recuerdo lo que compré.
Voy hacia mi ropero y tomo mis nuevas zapatillas negras, no son tan altas, pero estaré casi a la estatura de Hazza.
Vuelvo a mirarme y abro los ojos con sorpresa, me veo demasiado caliente, si mi trasero es grande, con estos tacones hacen que resalte más. Sonrió y voy a sacar el regalo.

Antes de tomarlo, el timbre del departamento suena, ahogo un grito y voy hacia la puerta, abro y ahí está lo más hermoso de mi vida.

-Lou- suspira y me barre con la mirada.

Mi hermoso porrista |LS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora