Gavin Reed

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En la televisión no dejaban de hablar de los androides, de Markus, de Jericho y todo lo relacionado a ello. Gavin ya había olvidado la cuenta de cuantas veces cambiaba de canal intentando buscar algo interesante. Vivía solo en el octavo piso de un departamento solitario como él. Estaba cansado de su estilo de vida, pero no hacía mucho para cambiarlo. Le bastaba con maldecir lo suficiente a todos para sacar ese rencor. A su cabeza llegó el recuerdo del robotito nuevo, era incluso más molesto de lo que podía exasperarle Connor. Tenía una mirada profunda y helada, era más alto que él y usaba una chaqueta de Cyberlife negro con blanco. No comprendía porque todavía usaba eso si se suponía que ya eran libres. Esa tostadora era muy extraña. Y pensar en él le provocaba náuseas.

— ¡Qué se jodan esas cosas! No es como si estuvieran realmente vivas. Ahora todo el mundo va a fingir que no las odia. Malditos hipócritas — dijo en voz alta al mismo tiempo en que se deshacía de sus botines y los arrojaba a cualquier parte.
Se estiró un poco y se tiró en el sofá, con el control del televisor en la mano mientras el reflejo de luz le daba en toda la cara. Cambió de canal con sumo aburrimiento y se detuvo al ver un comercial de lavavajillas. Sus ojos comenzaron a arderle, y su vista se nublaba cada que veía a la mujer del programa. No supo exactamente cuando fue que cayó muerto de sueño.

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Sintió que la mejilla le ardía. Cuando abrió con dificultad los ojos para ver lo que pasaba, se encontró con el rostro pálido y serio de Rk900 muy cerca del suyo. Sus miradas se encontraron por unos segundos antes de que Gavin entrara en sí y lo alejara con un manotazo.

¡¿Qué carajos haces en mi departamento?! — Gavin se enderezó como pudo notando que no estaba en el sofá como recordaba — ¡¿Y cómo carajo entraste?! ─ El detective miró a su alrededor un poco asustado.
Pero el androide no demostraba ninguna reacción, incluso parecía muy indiferente.

─ Cállese ─ Rk900 contestó con presteza. Se incorporó y se mantuvo con los brazos detrás, pero levantó ligeramente la mano, con la intención de dirigirle un golpe al detective si no se tranquilizaba ─ Dejó la puerta abierta anoche. Entré sin esfuerzo. Usted no es nada cuidadoso. ¿Es acaso un niño que no sabe valerse  por sí mismo?

Gavin endureció la mandíbula y apretó los puños, pero su esfuerzo por controlarse no duró demasiado. Maldijo en voz alta antes de levantarse de la cama torpemente y tomar del cuello al androide.

─ ¡Mira robotito de mierda, no eres nadie para juzgarme. No voy a aceptar que una hojalata como tú me diga estas cosas! Así que cierra la puta boca antes de que te rompa la puta cara ─ la voz del detective estaba cargada de odio. Su rostro estaba tan cerca del otro que incluso podía observar con detalle la piel realista del robot. Gavin pudo ver el cambio de color del LED a un amarillo chillón.
De pronto sintió sobre su cuerpo los fuertes brazos del androide y de un momento a otro su rostro estaba contra la cama, y sus brazos estaban siendo fuertemente apresados. Intentó desafarse pero fue en vano. Era muy fuerte y pesado para él. Gavin sentía el pecho del androide sobre su espalda, y sus heladas manos sobre sus brazos inmóviles.
Rk900 acercó su boca cerca de su oído diciendo lo siguiente:

─ Solo es un niño débilucho. Es usted solo palabras... Pero mire aquí, siendo sometido por mí, un robotito de mierda... Qué irónico ─ dijo en un hilo de voz elocuente.

Gavin se retorció en la cama, movió la cabeza para deshacerse de la extraña sensación que le había provocado la voz del androide sobre su oído. Estaba lleno de coraje e impotencia y cuando estaba por usar toda su fuerza para deshacerse del agarre,  el peso sobre él dejó de sentirse, y sus brazos pudieron moverse lentamente.
Rk900 se había marchado de la habitación hacia la sala sin decir una palabra.

─ Maldito... me las va a pagar... ─ murmuró mientras se acariciaba sus muñecas. El lugar donde el androide le había tomado estaba rojo y ardía. Salió de la recámara con un notable ceño fruncido y vio al otro inspeccionando su departamento.

─ Supongo que quiere saber que hago aquí ─ Rk900 se detuvo abruptamente sobre la cocineta, mirando el centenar de platos sucios.

─ Eso es obvio, estúpida tostadora. ¿Sabes que puedo demandarte por allanamiento de morada? ¿Qué no se supone que eres tan inteligente como para saberlo?

Rk900 ignoró con descaro lo que dijo el más chaparro y antes de seguir hablando pasó un dedo por la barra para comprobar cuán sucio estaba. Efectivamente, su dedo se llenó de polvo ─ Vine a visitarlo. Aunque no lo crea, me preocupo por usted. Noté que vive solo ─ cuando el androide dijo eso percibió un suave ronroneo y un cuerpo cálido. Era un gato bengala. Había enrollado su cola alrededor de su pierna ─ Bueno, no está tan solo. ¿Cómo se llama?

Gavin corrió rápido y cargó en brazos al gato, como si Rk900 fuese a hacerle daño. Lo abrazó y acarició tanto que cuando tocaba su cabeza le estiraba el pelaje y se podían notar las cuencas de los ojos. El gato maullaba fuertemente y Gavin notó que le estaba molestando.

─ Disculpa, Timothy...─ dijo y lo soltó. El gato se fue y se subió al sofá para recostarse.

─ Entonces se llama "Timothy"─ la mirada gélida del androide se posó sobre el detective. Parecía satisfecho ─ Con qué le gustan los gatos.

─ ¿A qué te refieres con "me preocupo por usted"? ¿Estás programado para lamerme las botas? Mierda, lo que me faltaba. ¿Qué? ¿Ya eres divergente y tienes sentimientos? Pura mierda.

─ ¿No es triste? Que lo único que parece preocuparse por usted es un androide y ningún humano. Que irónico ─ Rk900 lo miró  hacia abajo despectivo.

Gavin estaba por volver a abalanzarse sobre él pero recordó lo que le había hecho un momento antes sobre la cama y se mantuvo en su lugar, rechinando los dientes y mirándolo con desprecio.
Rk900 se acercó con paso firme, lo separaban un par de centímetros así que no caminó mucho, y se mantuvo de pie, observando la reacción del detective.

─... Odio a las máquinas como tú... Solo vienen a joder. No debieron existir jamás. Maldito Cyberlife... ─ la voz de Gavin estaba cargada de coraje, y por alguna extraña razón su mirada se había cristalizado. Unas lágrimas anunciaban con salir.

Rk900 entornó los ojos e hizo un diagnóstico rápido. Parecía a punto de llorar de enojo.

(Inestabilidad del Software)

𝖪𝗈𝗂 𝗇𝗈 𝗒𝗈𝗄𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora