Corrí saltando por una pared de prácticamente 5 metros de altos; no me importó y seguí corriendo. Al pasar por un callejón me detuve afincándome de la pared, me faltaba el aire, pero al parecer en este momento también él estaba en mi contra.
Los miré a lo lejos empezando de nuevo mi maratón, mis brazos estaban al mismo ritmo que mis piernas. Sacudí mi largo cabello negro como la noche; centímetros más abajo de los glúteos. Me detuve bruscamente al verme en un callejón sin salida, fruncí el ceño ante esto.
*¡Por favor levante las manos! – dijo un policía detrás de mí, saliendo del auto mientras me apuntaba con un arma.
Volteé en su dirección, mordiendo mi labio con una rabia incontenible.
*¡Ponga las manos detrás de la cabeza! – gritó el mismo sujeto – ¡No tenga planeado escapar! – miró a sus camaradas haciéndoles señas.
Sonreí de medio lado regresando la vista al frente con un plan en mente.
*Como ustedes digan – murmuré alzando las manos; dándole a entender que me había rendido.
Sin embargo, salté hacia atrás cayendo de cabeza mientras me sostenía de mis manos, luego me impulsé quedando encima de un contenedor, igual a como tenía las manos medio impulsé para sujetarme de las barras de las escaleras.
Empezaron a disparar en mi dirección, pero no le prestaba atención a cada que subía de los escalones hasta llegar a arriba en la terraza.
Quedé de espalda hacia ellos. Sonreí sintiendo el aire chocar en mi rostro. Después de disfrutarlo por unos segundos, volteé mirando únicamente a un viejo y aun moreno que estaba a su lado. Bufé negando mientras me burlaba de ellos.
Comencé a correr–esta vez– por los techos de los pequeños edificios ¿Y si eran grandes? Siempre les encontraba una manera de pasarlos.
Al llegar a la última construcción, apoyé mi mano en la barandilla para empezar a bajar hasta detenerme en unos de los pisos, tomé unos segundos para fortalecerme, pero...
*Debes estar muy loca para hacer eso – mencionó una voz masculina a mis espaldas mientras un olor a cigarro me envolvió.
Volteé molesta, detestaba cuando me decían loca. Al girarme encontré unos ojos color café.
*Mhp – bufé alzando el rostro mientras lo veía de abajo a arriba y viceversa con autosuficiencia.
No me quedé ni un instante más para volver–de nuevo– a bajar de ese edificio; dejando al tipo en su lugar y así seguir hasta llegar al suelo. Alcé la vista encontrando a ese hombre... mirándome; notando que atendió una llamada, pero me extrañó que no apartara su vista de mí.
Le resté importancia, desviando la vista con una sonrisa torcida con la idea de haberme escapado de los oficiales.
Metí las manos en la casaca que llevaba y de la nada aparecen de nuevo las malditas sirenas de los policías. Cuando intenté correr, no tenía como hacerlo; pues se encontraba un carro delante obstruyendo la entrada del callejón mientras el otro en la salida.
} Maldición {
Pensé frunciendo los labios, luego llevé mis manos a la cintura y por última vez miré al tipo que había visto en ese piso, llevándome una gran sorpresa al verlo allí; además el desgraciado se burlaba de mi haciendo que me molestara aun más.
*¡Ponga las manos donde las vea! – dijo el mismo viejo de hace unas horas.
Giré en dirección al oficial; quedando de perfil. Y le enseñé el dedo de corazón.
*Ven y hazlo tú mismo – mencioné soberbia.
El policía apretó la mandíbula mientras le daba el arma a su compañero. Miré de nuevo hacia arriba y el hombre todavía no se quitaba de ahí.
*¡Ah! Señor Delayne, gracias por la ayuda – mencionó el tipo al verlo, luego sacó sus esposas – si no hubiera sido por usted no la tuviera en este momento.
Sin entender mi acción, alcé la vista fulminando con la mirada al desconocido, pero él se encogió de hombros aun con su sonrisa. Luego me guiñó un ojo afincando sus brazos en la baranda.
*Vente – me jaló haciendo que casi me cayera.
*Maldito viejo – susurré tratando de soltarme; al ya estar esposada. Sin embargo, agarré las llaves sin que se diera cuenta.
Pisé su pie corriendo a la pared aun lado de una puerta y un contenedor. Los vi acercarse y lo más rápido que pude, me solté de las esposas saltando arriba del contenedor. Aunque, no me fue muy bien; ya que el cansancio arrebozaba mi cuerpo. Alcé la mirada y gracias a Dios el hombre ya no estaba.
*¡Si es posible dispárenle! – grito furioso el vejete.
*Pero, señor... – el más joven fue interrumpido por el moreno.
*Ya lo dijo – mencionó seguro y autosuficiente mientras me apuntaba.
*No se atreverían – articulé orgullosa agarrándome de las escaleras; impulsándome para subir en esta y caminar poco a poco.
*No des un paso más – vociferó el moreno.
Me detuve a voltear a verlo.
*Dispara – le resté importancia, sonriendo de medio lado, provocándolo.
Retomé mi andar hasta que se escuchó un disparo. Sin embargo, di un paso atrás sintiendo un ardor en mi brazo derecho, mire este y estaba sangrando.
*¿Qué está sucediendo aquí? – un hombre salió de la puerta; que se encontraba abajo.
Vestía una bermuda blanca y una camisa manga corta color negro.
Reconocería a ese hombre a donde valla; era el mismo que estaba arriba apoyado en al baranda.
Miró hacia arriba y entornó los ojos mientras me sonreía.
*¿Porqué has disparado...? – preguntó frunciendo el ceño ahora observando al moreno – O mejor dicho ¿Por qué a dado la orden de disparar? – ladeó el rostro hacia el vejete.
*Bueno...
*¿No piensa en las personas que viven aquí? – lo interrumpió colocando sus manos detrás de su cuerpo.
Mientras ellos discutían, me escabullí; subiendo con las pocas energías que me quedaban.
Así es como conocí al hombre que puso mi mundo de cabeza. Pero... ¿Cómo llegue a estos extremos para que la policía me persiguiera?
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Un Amor Entre Dos Mundos
Random¿Pueden dos mismas personalidad atraerse? Un Casanova y una chica rebelde, ¿Cómo será la actitud entre ellos?... A veces la indiferencia, también hace que caigas a sus pies... Pasen a Leer esta enigmatica historia... PD: No copiar, ni publicar en ot...