Capítulo 5

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Narra Janoj
Ya era un nuevo año, las clases recién comenzaban, en verdad lo necesitaba. Necesitaba volver a clases, el estudio era lo único que me mantenía cuerdo, ante mis conflictos internos. Durante las alargadas y aburridas vacaciones me dedique a analizar mi situación con Astrid, y si valdría la pena decirle lo que siento.

No era muy cercano a ella, como para llegar a la siguiente base. Me preguntaba si valía la pena mantener la poca relación que había entre nosotros o arriesgarse por algo mejor. La primera opción me permitiría pasar algo de tiempo junto a ella, pero a costa de verla tan cariñosa con los demás, incluído Stan; lo que destruiría una y otra vez mi poca autoestima, no sabía si podría soportarlo por mucho. Por otro lado, la segunda opción podría conllevar a dos posibles situaciones. Me corresponde o me rechaza.

Así que lo decidí, apostaría por ello, tenía que decirle. Mientras transcurría los días y las clases, trataba de predecir cada posibilidad. De igual forma, me preparaba mentalmente para ello.

Si me correspondiera, me haría infinitamente feliz. La ayudaría en los problemas que tuviera con sus estudios, saldríamos a comer, y la visitaría de vez en cuando. Por el contrario, si me dijera que no, trataría de entender su posición, bien fuera porque su facción no se lo permite, porque no sea lo suficientemente atractivo para ella o no sea su tipo, porque una relación no esté en sus planes por el momento o porque le guste Stan, lo aceptaría. Él ya no era aquel joven exaltado y molesto, era una buena persona.

Resuelto esto, lo que sigue es pensar que le diría y cómo. Conversar no es mi fuerte, mucho menos con ella. Por ello decidí, hacerlo de forma escrita. El chat estaba descartado, además que no parecería serio, tenía que dar la cara. Tomé una hoja y pensé, que le digo, simplemente la verdad, lo que sientes.



Astrid, tú me gustas


Hice varias pruebas de escritura. Finalmente use un tipo de letra similar al suyo, me costó un poco, ya que mi letra normal era del asco. No añadí muchos detalles, preferí algo minimalista. El mensaje estaba hecho, pero el momento indefinido. Debía ser en su casa, suficientes nervios me producía tan siquiera pensar en mostrárselo como para soportar las miradas de los otros compañeros. Sin embargo, el problema persistía, la mayoría de veces que estaba en su casa, era con dos o tres compañeros, y no había oportunidad, o quedábamos solo poco tiempo, y no quería interrupciones. Quería que fuera especial. Cargaba la hoja, cuando hacíamos actividades en su casa, no sabría cuando se daría la oportunidad.

A finales de la primavera se dió la oportunidad. Nos reuniríamos cuatro personas, sin embargo, una aviso que no podría y la otra tardaba en llegar.

Hice como si buscara algo en mi bolso, mientras acomodaba el papel dentro de una libreta.

Respiré profundo y...

Saque la libreta

Astrid

Abrí suavemente la libreta, hasta que fuera visible aquellas cuatro palabras que cambiarían el rumbo de mi vida.

Sus ojos se abrieron en gran manera, y su boca  estaba entreabierta.

Memorias de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora