Amaia Gómez tiene 16 años, sus padres murieron en un accidente automovilístico cuando ella tenía 13 años.
Desde entonces sufre maltrato por parte de su hermano Alonso Gómez porque él piensa que Amaia tiene la culpa de todo
¿Podrá Amaia volver a ser...
Aquí estoy, tan sólo un mes después cogiendo otro avión para volver a España, pero no voy a mi ciudad, sino, a Málaga.
Voy a contaros lo que pasó:
Lo que me tenían que contar mis tíos era que Josh tenía cáncer terminal, me lo contaron dos días después de que les escuché hablar. Me puse muy triste, pero eso no me impidió disfrutar de él el tiempo que quedaba. Salía todos los días con él y nos lo pasábamos muy bien. Unas semanas después falleció, mi tía tenía depresión y habló conmigo para enviarme a una casa de acogida. No sabía que decir, pero al ver en qué condiciones estaba decidí dejar que me buscara una casa. Después de unas semanas acabó falleciendo ella también. Y hoy llegó el día de mudarme. Yo también estoy muy triste, y desde que murió mi tía hace 2 semanas, estoy indiferente. Me da igual todo, tengo ganas de llorar pero no lo quiero hacer, ya que siento que no tengo motivos para hacerlo. Aunque la muerte de mis tíos es más que suficiente, ellos eran mi única familia. Pero me he hecho una promesa y la voy a cumplir
En cuanto a mis amigos: ya no hablamos, dejamos de hablar hace más de un mes. Sabía que esto iba a pasar y ahora me veo sóla, sin nadie que me apoye.
Salí de mi trance al escuchar que me llamaban para ir al avión, me senté y me puse los auriculares para relajarme y poder dormir todo el vuelo.
(...)
Cuando aterrizamos salí en busca de mis maletas, y una vez que las encontré fui a buscar a la persona encargada de recogerme.
Estuve así al menos una hora, hasta que por fin encontré un cartel en el que ponía "Amaia Gómez". Me acerqué al señor, tendría unos 50 años e iba vestido con un traje negro y pajarita, como si fuera un sirviente.
Yo- Hola, soy Amaia -Dije seca-
-Encantado señorita, yo soy Matías, y de ahora en adelante seré su chófer- Me respondió
Yo asentí, y cogió mis maletas, para después salir de aquel lugar abarrotado de personas, hasta una gran limusina negra y brillante, como las de las películas.
Me abrió la puerta y yo me subí en ella. El trayecto se me hizo muy corto, ya que Matías era muy amable y estuve hablando con él gran parte del camino
Al llegar me abrió la puerta, como había hecho antes y cogió mis maletas, se acercó a la puerta de la "casa", que más bien era una gran mansión preciosa, y abrió, dejándome pasar a mi primero.
Dejó mis maletas en un pasillo y me llevó a una especie de salón, donde estaba un hombre sentado en un sofá leyendo.
El hombre tendría cuarenta y muchos, era muy alto, teniendo en cuenta que yo soy bajita, pero aun así seguía siendo muy alto. Pelo moreno y ojos marrones
-Hola, soy Juan.- Me dijo muy amable
- Soy Amaia -Dije borde y cortante, lo que le sorprendió-
-Bueno, te presentaré a mis hijos- Me dijo sonriendo
Después bajaron dos niños, un chico y una niña
-Él es Pablo- Dijo señalando al mayor, que no tendría más de 16 años. ojos verdes, pelo castaño y cómo no alto, era de la estatura de su padre, más o menos. No quería, pero casi que me oblogaron a darle dos besos en la mejilla.
-Y ella es Tamara- Dijo señalando a la pequeña, de unos 4 años, pelo castaño y ondulado y ojos verdes, era un clon de su hermano. Me pareció una ternurita así que pasé un poco de la regla que me puse de no encariñarme con nadie, hice una excepción y me agaché para dar un abrazo a la pequeña, que me recibió con mucha alegría y amor.
Juan y Pablo me miraron sorprendidos, no me extraña, pues con ellos he sido, soy y seré una borde.
-Mi mujer está en un viaje de negocios, creo que vendrá mañana- Dijo mirándome un poco extrañado por mi actitud, supongo.
Subí las maletas yo sóla a la segunda planta, ya que Pablo no me veía capaz de hacerlo, y me dieron ganas de callarle la boca.
Pabló me guió a la que sería mi nueva habitación y me enseñó el resto de la casa, la cual era muy grande, y por cierto bonita.
Después de muucho tiempo en el que Pablo me enseñó la gran casa, pasé a mi habitación para darme una ducha y relajarme un poco.
Hacía mucho calor así que me puse unos pantalones de chandal cortos grises, para estar cómoda, y una camiseta blanca.
Me tumbo en la cama mirando hacia el techo pensando en todo lo que ha cambiado mi vida en los últimos meses. Ya no tengo a nadie, y si estoy tan borde con esta familia, es porque me he puesto una regla, trata de no encariñarme con nadie, cada vez que le cojo cariño a alguien desaparece de mi vida. Primero Marc y María y luego mis tíos, de esta manera no me encariño con nadie y no me dolerá perder a nadie. En dos años me iré a mi pueblo, en Toledo, acabaré allí mis estudios y así podré rehacer mi vida, e intentar ser feliz.
(...)
Unos toquecitos en la puerta hacen que me "despierte" del trance en el que estaba y me dirija a abrir la puerta.
Al abrir la puerta me encontré con esos pequeños ojitos verdes.
Hola Tamara -Dije intentado sonar lo más amable posible-
Hola, podemos ir al parque? -Dijo con esa voz tan dulce-
Yo- Claro!. Me cambio y vamos para el parque.
Dejé que entrara a la habitación mientras yo me cambiaba. Me puse esto:
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me puse mis adidas blancas con las rayas negras y pasé a "maquillarme", sólo me puse delineador de ojos y máscara de pestañas. Me perfumé un poco y salí del vestidor, encontrándome con la niña cogiendo los únicos recuerdos que tengo de mis padres, una caja llena de fotos y los regalos de navidad que me hicieron antes de morir.
-Suelta eso!- Dije acercándome rápidamente a la niña para alejarle la caja de sus pequeñas manos.
La niña me miró triste y yo escondí la caja en el vestidor.
Yo- No vuelvas a tocar mis cosas -Dije poniéndome un collar que me regalaron mis padres en el último cumpleaños que tuve con ellos,que desde entonces no he vuelto a celebrar.
La niña me miró asintiendo y salió de la habitación.
