Excusas.

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Narra Lyla.

Oh por dios... ¡OH POR DIOS! No se que es peor, si que ese idiota me haya visto medio desnuda o que haya escuchado lo del rin... bien, tengo que preparar una buena excusa o bueno... el chico parece bastante idiota tal vez no tenga que currarmelo mucho.

Respiré profundamente intentando calmar mis nervios y me vestí nuevamente de nerd. Unos jeans azules rasgados por las rodillas, una camiseta básica y una gran sudadera Blanca será suficiente. Me coloqué unas zapatillas blancas algo desgastadas y las gafas. Dios... como odiaba esas malditas gafas, más que una nerd... me hacían parecer una retrasada. (Tal vez por que lo eres, eres una gran retrasada que se pelea medio desnuda en mitad de un pasillo de un apartamento que comparte, si chica, totalmente retrasada) jodida conciencia.

Me dirigí hacia la cocina de la forma más natural posible a prepararme el desayuno y por su puesto ahí estaban Daryl y... dios, ni siquiera recuerdo su nombre. Bueno, ahí estaban Daryl y el otro chico desayunando en silencio mientras se fulminaban con la mirada ¿y qué les pasa a estos ahora?

Sin prestarles mayor atención comencé a prepararme un sándwich.

-¿No piensas decir nada?- comenzó Daryl.

-¿Que se supone que tenga que decir?- dije con la mayor naturalidad que pude fingir.

-No se, creo que nos debes a ambos varias explicaciones.- dijo Daryl ¿molesto? ¿Enserio? ¿Él era quien estaba molesto?

-Oh espera ¿ahora resulta que os tengo que ver como una figura de autoridad? ¿Se supone que debo de decir algo?- escupí molesta.

-Si.- respondieron al unísono.

-Bien...- dije intentando contener mi ira.
-TÚ.- Señalé a Daryl.- En primer lugar no deberías entrar a mi departamento gritando ese tipo de cosas frente a un desconocido.

-Bien... ahora me puedes explicar ¿por qué hay un "desconocido" en tu departamento, Lyla? ¿Otras de tus malditas noches locas? Pensé que ya habías dejado esas estupideces, pensé que ya lo tendrías superado...- dijo frustrado y juro que me dolieron sus palabras.

-Eres un completo gilipollas, Daryl. Él... ¡es mi maldito compañero de departamento!.- dije mientras mis ojos se cristalizaban y parpadeaba frenéticamente para no dejar escapar las lágrimas.

-Dios... Lyla yo... soy un idiota, lo sien...- le interrumpí dando un golpe en la mesa.

-Sal de mi maldito departamento Daryl, has cruzado la maldita línea.- dije con voz quebrada.

-Pero escucha yo...- volví a interrumpirle.

-¡QUE TE LARGUES DE AQUI!- grité mientras un par de lágrimas escapaban de mis ojos. Rápidamente las limpié con el dorso de mi mano.

Daryl se levantó, dió un pequeño puñetazo a la pared y se dirigió a la puerta visiblemente frustrado.
Sabía que se había pasado y que no le perdonaría fácilmente.
Me recompuse rápidamente o al menos eso fingí.

Solo me faltaba tener que dar más explicaciones a este idiota. Inspiré profundamente y me froté la cara con las manos. Acabemos rápido.

-Respecto a lo del rin... bueno, simplemente doy clases de defensa personal, poca cosa.- él me miró entrecerrando sus ojos.

Loba en piel de cordero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora