DOS [✔️]

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Las cosas contigo fluyeron de una manera tan simple. Probablemente por tu forma de ser tan directa y tu manera tan sencilla de actuar.

¿Como iba a imaginarme yo que ese primer mensaje de texto se convertiría en cosa de todos los días? Uno se convirtió en miles y eventualmente dejaron de ser mensajes a ser palabras habladas.

Te convencí en llevarme a una cita aunque tú dijeras que las odiabas, que no servían de nada. Eso terminó pasando bastante, tu odiabas algo y lo hacías solo porque a mi me hacía feliz. Eras experto en hacerme sonreír, tanto que ni siquiera lo intentabas, salía natural.

Por eso no se me hizo difícil enamorarme. Por eso cada día me sentía más y más enamorado. Yo no se si a ti te pasaba lo mismo, pero por como actuabas voy a asumir que si. Tus acciones siempre hablaron más que tus palabras y nunca me sentí más que amado cuando estuve a tu lado, eso te lo aseguro.

Eras el chico malo que toda chica desea en el colegio. Aquel que sabe exactamente cuando ser bueno y era ese balance lo que me hacía sentir tan seguro. La adrenalina que sentía cuando la gente no lograba entender que me habías escogido y la tranquilidad que tenía cuando me levantaba la mañana siguiente y no te habías ido.

Fue esa seguridad lo que me enseñó que el futuro se crea con eso mismo, el futuro y que lo que queda en el pasado no tiene porque regresar. Me enamoré tan ciegamente de ti que no fui ni siquiera capaz de ver lo que había atrás tuyo. Aunque no me molesta, prefiero quedarme con los buenos recuerdos que tuve contigo.

De una cosa si me di cuenta. Eras reservado, más de lo que se consideraría saludable. Habían noches en las que te ibas y aunque siempre regresabas, nunca supe donde habías ido.

Pero siempre fueron los pequeños momentos que me aseguraron de que todo estaba bien. Eran los desayunos con los que me despertabas todas las mañanas. Eran los besos con los que me interrumpías cuando hablaba mucho. Eran las caricias que sentía cuando más las necesitaba. Era saber que estabas ahí y que no te irías, era tenerte. Porque las cosas más pequeñas son las que más diferencia hacían al tenerte y al no tenerte.

—Estoy aquí— siempre me lo dijiste —y no me pienso ir.

Podría llenar todo un libro con la cantidad de veces que te escuche decir esa frase.

Pero había algo que no terminaba de cuadrar. Si, ya sabía que ser reservado era parte de tu personalidad. Pero no pude evitar las dudas que llenaron mi cabeza cuando comencé a darme cuenta que no te conocía del todo. No sabía de donde habías venido, quiénes eran tus padres, cuál era tu propósito, que hacías en tus tiempos libres. Pero como siempre, tuviste la manera perfecta de callarme la boca. Un maldito beso. Por eso ahora no te culpo, yo siempre dejé que las cosas pasaran.

¿Recuerdas lo que hiciste cuando te pregunte quien eras de verdad?

Yo jamás me hubiera imaginado que tocaras tan bien la guitarra. Tus dedos acariciaban las cuerdas de una manera tan sencilla, como si fuera parte de ti. Como si tú destino fuera ese mismo, la música. Y tu voz... descubrí la primera vez que te oí cantar que tenías un ángel por dentro y aún lo pienso.

Ese mismo día, cuando me cantaste esa canción que según tu contaba la historia de tu vida, fue también el día que por primera vez te abriste conmigo. Admitiste que hace mucho ya no hablabas con tu familia, a pesar de que considerabas a tu mamá la persona más importante en tu vida. También me dijiste que te habías salido de la universidad porque escuchar a profesores que enseñan las cosas que no hacen no era de tu agrado. Y lo que más me llamo la atención, admitiste que nunca antes te habías enamorado. Pero los secretos se ocultaban detrás de los pequeños detalles, esos mismos que nunca llegué a escuchar.

Cuando te pregunte si eso había cambiado, dijiste —Tu eres la excepción, a ti si te amo.

Y eso fue todo lo que necesite. Escuchar esas palabras era lo ultimo que necesitaba para entregarme a ti por completo.

Esa debió haber sido mi tercera señal. Todo lo que me contaste esa noche me decía que no eras buenas noticias y yo por mi inocencia (o incluso ignorancia) no logre ver más allá de tus palabras.

—Yo también te amo Christopher.

¿Pero como pude haberlo sabido? Como me iba a imaginar que estaba cavando mi propia tumba. El corazón quiere lo que quiere y cuando de amor se trata, nuestro cerebro tiende a no opinar.

Y supongo que ese fue mi error, el mejor que he cometido.

A/N: ¿que secreto creen que oculte Chris? Predicciones aquí =>

Espero que les guste bebés, la acabamos de empezar y con esto ya vamos en la mitad. Les dije que sería cortica. Las amuuuuu.
-Vale

Eras Peligro - Virgato ||Historia Corta|| -TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora