︙ஓீ͜͜͡͡ ✎...Two

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Era el tercer día que Bill estaba en el hospital, se sentía aburrido y era de esperarse, no tenía nada que hacer, solo estar recostado mirando la nada, ni televisor tenía para entretenerse aunque sea un par de minutos.
Ocho de la mañana, la hora de visita había iniciado, la madre de Bill se había ido a su trabajo, dejando a cargo a Fangbone, para que acompañara a su hijo hasta que ella tenga un tiempo libre.

Aprovechó ese momento, llevó algunas pinturas y fotos que el de ojos zafiros había tomado antes de aquel accidente, quería pasar un tiempo a solas con su hermano de batalla, para poder hablar con más tranquilidad sobre el asunto del dedo, sí, le habló sobre ese tema.

–¡Bill! ¿Como está tu masa pensante?–Preguntó el azabache, apenas entró a la habitación color crema, el nombrado solo lo miró, un poco molesto, aunque le hablara de cosas interesantes y le hiciera pasar un buen rato, ese chico no le agradaba del todo.

–Está bien, ¿Que es eso?–Dijo, fijando su curiosa mirada sobre lo que el craneano tenía en sus manos. Fangbone sonrió ampliamente y se acercó a la cama para mostrarle con más detalles aquellas imágenes.

–Son fotos, como leyendas guardadas en imágenes.–Le respondió, mostrándole cada una de las imágenes.

–Si sé que son las fotografías, solo preguntaba que  contenían.–Le interrumpió, con un tono de voz un tanto irritada por la explicación del azabache, rodó los ojos, pero luego los volvió a fijar en aquellas imágenes, todas trataban de momentos al azahar, cuando fueron a comer salchiperros, en el patio de su casa, jugando como todo niño, etc. Parecían lindos momentos y sonrió levemente.

Al menos, aquellos momentos con el azabache hacían que el tiempo volara como el viento, sin darse cuenta, ya era hora de su descanso, tenía un pequeño horario y dormía casi todo el día por el hecho de que aún su cabeza estaba en un estado de recuperación. La enfermera entró y avisó a Fangbone sobre el descanso de Bill, pero el primer nombrado no quería irse, ya no quería hacerlo, empezó a tener miedo, su hermano de batalla estuvo cerca a morir y no quería perderlo otra vez, creyendo que algo le pasaría, que un monstruo atacaría si el pelirrojo dormía solo; en conclusión, Fangbone convenció a la enfermera para que él sea el "guardaespaldas" de Bill, y así fue.

Bill cerró los ojos, luego de acomodarse en aquella camilla que cómoda, cómoda no era; entró en un sueño profundo... Despertó en el vacío, solo había oscuridad excepto por una pequeña y tenue luz que lo iluminaba desde el centro de su cuerpo, como si el fuera brillante. Fue en ese momento en el que las demás luces empezaron a encenderse, empezando a notar con claridad donde estaba, un pasillo, un pasillo infinito; sin tener más que hacer, empezó a caminar, mirando los cuadros que por cierto estaban colgados en los muros de aquel camino, podía ver... Estática... Estática... Estática... Su sueño parecía no tener sentido, empezaba a estresarse al ver la misma imagen una y otra vez.

–¿En serio? ¿Solo esto?–Preguntó, como si le hablara a su mente por aquel absurdo sueño.

"...Fangbone es... Algo tonto, siempre actúa antes de pensar y eso no ayuda ni cuando estamos en batalla contra Drool ni cuando todo está en calma."

Escuchó una voz, idéntica a él, corrió rápidamente hasta el origen de esta, sin percatarse que ya no estaba en el pasillo, como siempre, los sueños son muy extraños, se encontraba ahora en un laberinto de maíz, aún con los cuadros, extrañamente, colgados en aquellas plantas, produciendo la misma estática. No pasó mucho caminando y, cuando iba a encontrar el origen de aquella voz, se escuchó otra a lo lejos.

"No parece que se toma la muerte en serio... Yo , y tengo miedo de ésta, ¿Que pasará? Tengo miedo de que Fangbone me olvide, de que mi mamá también haga lo mismo... Tengo miedo de olvidar todo lo que viví..."

Volvió a correr, esperando esta vez si llegar a su destino, doblaba esquinas, pasaba pasillos y pasillos que parecían iguales, pero cuando ya iba a llegar, empezaba a oírse otro mensaje,  igual de lejos que el primero y el segundo; ya se había rendido de correr varias veces por algo a lo que sabía nunca iba a llegar, pero su cuerpo seguía insistente, caminando y corriendo sin que él lo manipulara.

"No quiero perder a Fangbone, que algún día volverá a Craneovania a seguir con su vida y me quedaré solo, otra vez..."

Aquella voz se oía más cerca, dobló una esquina y por fin lo vio, un pequeño orbe que flotaba frente a él, de color rojizo, como el color de su cabello, se acercó lentamente, mirándolo con curiosidad y con la obvia intensión de tocar aquel objeto místico, pero, en el momento en el que sus dedos iban a rozar ese orbe, la tierra empezó a temblar y una grieta se abrió lo suficiente como para que Bill cayera en esta y despertara por fin de aquel sueño, olvidándose de todo lo que le pasó, apenas tenía vagos recuerdos de aquella experiencia.

Fangbone se alarmó al ver a Bill despertado, de golpe, empuñó su espada, mirando a todos lados como si un ser invisible hubiera atacado a Bill.

–¿Bill? ¿Que pasó?–Preguntó Fangbone, al notar que nada había atacado al contrario, se acercó a este y empezó a analizarlo, viendo si no tenía algún raspón. –Por Grom, me había preocupado...–Le comentó, sentándose en la camilla, viendo al contrario, sin borrar aquella mirada de querer saber que ocurría con él.

–No pasó nada, solo acabo de despertar, no creo que en tu mundo sea algo extraño...–Respondió Bill, acomodándose en la cama, miró el reloj que estaba en la pared, soltando un suspiro de alivio al notar que había pasado mucho tiempo desde que se quedó dormido, lo único malo era el hecho de que otra vez debía volver a pasar tiempo con el azabache para no aburrirse, pero no tenía otra opción si no quería volver a ver como pasaba el tiempo mientras no hacía algo.

꧁ Fιи dεl cαριтυlσ 2 ꧂

MarcoBONkun.

➳ᶠᵃᶰᵍᵇᶤˡˡ ϟ ❝Aмηєѕια❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora