︙ஓீ͜͜͡͡ ✎...Five

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En ese momento inició su pesadilla, estaba, en medio de la nada, estaba todo oscuro y frente a él solo había un espejo, poco a poco se acercó a este y se quedó contemplándolo, queriendo saber que significaba todo eso, observó, tras unos segundos notó como su reflejo cambiaba, su cabello se teñía de azul y su piel palidecía más, reflejando oscuras ojeras; se asustó al instante, apartándose bruscamente de aquel espejo. 

Aquel sueño no duró más que eso, porque despertó de golpe, sintiendo aún el abrazo del bárbaro, inconcientemente se dio la vuelta, para verlo muy de cerca, notando las facciones de su rostro; se había perdido por unos segundos, algo no andaba bien, al reaccionar se separó bruscamente del azabache, fingiendo haberse asustado al tenerlo tan cerca. –¡¿Que hacías abrazándome!?– Exclamó, con un notorio sonrojo en sus mejillas.

–¡Bill! Umm... Yo sólo no quería que pasaras frío en cuevania.– Respondió, esperando que él creyera aquella excusa, rascando su nuca con cierta vergüenza.

–No era necesario que hagas eso.– Aclaró, bajándose de aquella cama de huesos listo para volver a casa, al parecer la lluvia ya había cesado.

–Ni siquiera tu único sol ha salido aún ¿Cuál es la prisa?– Preguntó Fangbone, confundido, bajándose de la cama.– Los peligros de la noche están acechando en este momento.– Advirtió, tomando de los hombros al pelirrojo para que no siguiera caminando.

–No existe eso, Fangbone, no me hagas perder el tiempo, mi mamá se va a preocupar.– Dijo Bill, intentando zafarse del agarre, el cual no era con fuerza pero si muy firme.

–Iremos apenas se eleve el único sol.– Sin esperar respuestas, cargó al pelirrojo como si fuera un saco de papas y lo dejó nuevamente en su cama, sentándose a su lado.

–Genial, ahora un vagabundo me está secuestrando...–Murmuró de forma inaudible, cruzándose de brazos y mirando en otra dirección obviamente molesto.

–Bill, solo quisiera pasar tiempo contigo, como antes...–Le comentó intentando llamar su atención, lo cual no logró.

– ...Prefiero seguir durmiendo ¿Bien?– Dijo Bill de forma brusca, recostandose resignado en la cama del azabache.

"–... Algo no está bien contigo...–". Pensó Fangbone, viéndolo con seriedad, hace un par de horas parecía que nuevamente estaba llevándose bien con él, pero ahora es nuevamente frío; no se iba a quedar con esa duda en su cabeza, quería una explicación.– Por ahora no harás eso, Bill, no hasta que me expliques qué te pasa.– Tomó al pelirrojo de los hombros nuevamente y lo levantó, para que lo mirará a los ojos, estaba serio y algo decepcionado del menor por su actitud.

– Estoy bien, Fangbone.–Respondió el pelirrojo, sonrojándose por la vergüenza de la cercanía en la que estaban en ese momento.– No tienes que preocuparte tanto por mi. –Lo empujó para apartarlo, nuevamente se recostó, cubriéndose con las mangas de su ropa su rostro ruborizado, aquella cercanía le produjo una leve sensación electrizante en su cuerpo.

– Bill Goodwin. –Por primera vez, Fangbone dijo nombre y apellido del pecoso, con un tono que denotaba seriedad y una leve autoridad, había oído a Nathalie llamarlo así cuando ella se enojaba y realmente era efectivo, Bill se encontraba nervioso, acorralado por el azabache quien ya había perdido la paciencia.– Quiero una respuesta.– Dijo, mirándolo a los ojos, queriendo intimidarlo con solo eso.

–... Tuve otro sueño... –Mintió, relativamente lo hizo, ya que en parte el sueño que tuvo también lo tenía muy confundido ¿Quien era aquel chico?

Fangbone, sin creer que solo era eso, le siguió la corriente.– ¿Qué soñaste esta vez?–Le preguntó, separándose para sentarse a su lado, aún sin dejarlo con una posibilidad de escapar, frustrando el plan del pelirrojo quien ahora debía de hablar sobre aquel sueño.

–En un espejo ví a un chico, igual a mí, pero con cabello azul...–Comentó, desviando levemente la mirada, sin percatarse la mirada aterrada de Fangbone, estaba completamente preocupado apenas escuchó aquellas palabras.–¿Sabes quién era—? ¿Estás bien?–Le preguntó, volteandolo a ver, notando finalmente la expresión que tenía.

–... Will está volviendo...–Murmuró sin pensar, para luego mirar a Bill, aún en su shock.

–... ¿Quién es Will?–Preguntó, ahora un poco aburrido por aquella lenta reacción del azabache, hasta que, rápidamente, él lo tomó de los hombros.

–¡Pero tu cumpliste con tu promesa! ¡Cid tenía razón! –Dijo, aún en shock, absolutamente alterado; harto, Bill de propinó un golpe en su mejilla, uno relativamente fuerte como para que el bárbaro reaccionara.

–¡¿Quién demonios es Will?!–Exclamó, al ver que Fangbone ya había reaccionado, sintió una leve punzada en su cabeza, pero la adrenalina en su cuerpo no le permitía desplomarse por el dolor, al menos no por ahora.

–Uh...–Fangbone quedó embobado al sentir aquel golpe, miró por un par de veces a Bill hasta que analizó por completo su pregunta y respondió.– Will es la maldad que hay en ti, nació cuando tú rompiste una promesa craneana con Drool; lo derrotamos, pero... No creía que volvería.–Dijo, aún preocupado.

–Ajá.–Bill, por el contrario, no se tomó en serio aquello.– Solo fue un sueño, no me siento malvado; no te alteres.– Comentó, rodando hacía un lado sus ojos, pero, con el rabillo de este, se percató que un pequeño moretón se estaba formando en la mejilla del azabache.– Wow, creo que te golpeé un poco fuerte...–Dijo, con un tono divertido, tocando con su mano derecha aquella mancha morada; ante tal contacto, Fangbone soltó un leve quejido de dolor.

–Monstruos me dejaron peor...–Comentó, sonriendo, sintiendo una cierta calidez luego del pequeño dolor por la mano del pelirrojo; inconcientemente, se acurrucó en ésta, alarmando al pelirrojo quien rápidamente apartó su mano.

–No sé cómo curarte, tendrías que llevarme a casa para porte hielo.– Sugirió, el olor de Cuevania le estaba produciendo nuevamente algunas náuseas, además, extrañaba estar en su cama.– Si no quieres que te duela más.–Intentó convencerlo, mostrando unos ojos adorables, como un cachorro. Fangbone no podía resistirse a su mirada, aún con amnesia, parecía que conocía cuál era su debilidad.

–Bien, vamos...–Dijo rendido, bajando de la cama, ayudó a Bill a bajar también y ambos salieron de Cuevania.– No sueltes mi mano, no quiero que te pierdas.– Dijo en forma de excusa, apretando suavemente el agarre de sus manos, desde que salieron de Cuevania no la soltó.

–No tengo tres años, Fangbone.–Dijo, soltando un pesado suspiro, miraba a su alrededor, aún era de noche y no había luna, tampoco estrellas y solo las calles eran iluminadas por los faroles; tuvo una pequeña idea, quería ver cómo reaccionaba.– A menos que te gustará tomar mi mano.– Comentó, con un tono burlón, Fangbone se sobresaltó y soltó la mano de Bill rápidamente.

–No quiero que te pierdas, Bill.–Se excusó el azabache, avergonzado.

–Diselo a cualquiera, ni te lo crees.–Siguió molestándolo, para luego caminar, ¿Hacía dónde? Ni idea, solo quería caminar un poco más para alejarse del azabache.

–¡Bill!–Exclamó, corriendo hacía él, era mejor que vayan rápido a la casa del pelirrojo.– Dijiste que querías volver a tu—.

–Lo sé, solo quería molestarte, y funcionó.–Le respondió, divertido, Fangbone soltó un pesado suspiro y tomó, esta vez, con más fuerza el agarre al brazo de Bill y lo llevó hasta su hogar.

꧁ Fιи dεl cαριтυlσ 5 ꧂

MarcoBONkun.

➳ᶠᵃᶰᵍᵇᶤˡˡ ϟ ❝Aмηєѕια❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora