🦋Capítulo tres🦋

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— ¡¿QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍ?!

El volumen y la rudeza en su voz me tomó por sorpresa.

Nunca en mi vida había escuchado a alguien que suene tan intimidante.

— ¿Qu-Qué? —tartamudeé, confundida y un tanto asustada.

Sentí un fuerte y doloroso apretón en mi antebrazo seguido de una fuerte corriente de aire mientras era empujada.

— ¡LÁRGATE, JODER! —gritó con furia.

Tropecé con mis pies debido a la fuerza y desesperadamente busqué algo con qué sostenerme para evitar caer.

Como sea, no encontré nada y terminé cayendo al suelo, aterrizando en aquel objeto extraño que se había roto hacía unos momentos.

La mezcla de los fragmentos en mi mano y el impacto de la caída me hicieron sentir una ola de dolor en todo el cuerpo.

— ¡DIJE QUE TE LARGUES! —gritó nuevamente mientras lanzaba cosas hacia mí.

Retrocedí un poco y rogué a que mis pies se moviesen para alejarme de quienquiera que sea este chico.

No tardé mucho.

Tan pronto pude mover mis pies corrí hacia la puerta lo más rápido que mis -ahora golpeadas- piernas pudieran llevarme.

No sé exactamente a dónde voy pero no me importa siempre y cuando sea lejos de aquel sujeto.

Corrí hacia la habitación más cercana, abriendo la puerta de un tirón y cerrándola detrás mío.

Tomé aire a bocanadas, en mi intento por respirar.

No entendía cómo pudo pasar todo esto.

Hay tantas preguntas en mi cabeza.

¿Quién es él, qué había en esa habitación y por qué estaba tan molesto de que yo estuviera ahí?

Mis pensamientos son interrumpidos por una voz, una que quería escuchar desde hacía mucho.

— ¿(T/n)? ¿Qué haces aquí?

Alcé la mirada con rapidez y la crucé con la de mi mamá.

Al verla, una ola de alivio recorrieron mi cuerpo mientras mis ojos se llenaban con lágrimas debido a la mezcla de emociones.

— ¡Mamá! —lloriqueé mientras corría hacia ella para esconderme entre sus brazos.

— ¡¿Estás sangrando?! Oh por dios, ¡¿qué le pasó a tu mano?! —exclama preocupada y bastante sorprendida, observando cómo de mi mano solo salía sangre.

Quiero decirle todo lo que pasó, desde perderme en un pasillo lleno de habitaciones a conocer gente e ingresar a una habitación en la que probablemente no debía estar.

Había mucho que quería decir pero no podía, lo único que salía de mí eran balbuceos, palabras inentendibles.

— ¿Acaso te pasó algo, querida? —dijo Woojin, la preocupación era evidente en su voz.

Lo ignoré y enterré mi rostro en el cuello de mi madre, desesperada por recibir un abrazo y calmarme.

Sin nada que decir rodeó mi hombro con uno de sus brazos mientras que su otra mano fue llevada a mi cabeza para dar suaves caricias a mi cabello.

— Danos un momento por favor, amor —le dijo a él.

Este asintió y salió de la habitación para darnos algo de privacidad.

Mi madre me hizo sentar en un sofá y me acercó a ella mientras se mecía de un lado a otro en un ritmo calmante.

A pesar de cuan simple era este gesto siempre me hacía sentir segura y tranquila.

Hermanastros || TXT x Lectora [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora