Uno

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El reloj en la pared marcaba las 19:00h, cuando el ensayo finalmente terminó. La sala se llenó de agitadas y exhaustas respiraciones, buscando recuperar su velocidad normal.
Éramos alrededor de quince personas, todas en un rango de edad entre los dieciocho y veintitrés años. Todos trabajando por el mismo sueño.

Hace un par de meses había audicionado para ingresar en KQ ENTERTAINMENT y, quizá por milagro, había quedado dentro.
Aunque la mayoría de chicos junto a mí ambicionasen con debutar como grandes idols del género, con sus grandes voces y feroces movimientos de baile, no era mi caso.
La verdad era que mi objetivo era llegar a ser backdancer oficial de algún grupo importante.

Las cámaras y la atención no era lo mío. El escándalo y el cuidar cada paso que daba, no era algo que me conquistara al pensarlo. Sin embargo, bailando sobre el escenario todo era distinto. De alguna forma, sentía que allí era donde pertenecía.

Por ello, me conformaba -y me daba más que pagada- con ser bailarina de apoyo permanente en algún grupo.

Y finalmente, iba por el camino correcto. Junto a los catorce chicos con quienes había ingresado como trainee de la agencia, ensayábamos desde temprano hasta tarde. Casi sin descanso, cegados por nuestras propias ambiciones y sueños.

Y así había sido toda la primera semana.

Sin embargo, podía sentir que ese día sería algo distinto al resto.
Cuando los demás comenzaban a dejar la sala de ensayo, como de costumbre, me quedé allí dentro, frente al gran espejo, estirando mis músculos y relajando mis articulaciones.
Pero no estaba el silencio pacífico y tranquilo con el que solía acabar mi propio entrenamiento...
Ni cerca.

Escuchaba muchos pasos veloces pasando por el pasillo, como si estuviesen desesperados por hallar algo que estaba perdido.

Fruncí mi ceño, extrañada, y terminé mi rutina, tomando mi bolso y acomodándolo a mi hombro para luego ir hasta la puerta y abrirla.

Pero, antes de que pudiese dar un paso fuera del lugar, una chica, una de las productoras del lugar, detuvo su caminata veloz en seco, acomodando el audífono que llevaba y revisando una gran pila de papeles.

N-No, señor Kim... no hay ningún registro d-... S-Sí, señor, per-... mh. S-Sí... — asintió con un claro nudo en su garganta y cerró los ojos unos instantes — ¡S-Sí, señor Kim! ¡Lo haré! M-Muchas gracias.

Y entonces, su llamada finalizó. Se podía apreciar a la perfección que estaba en aprietos, su expresión lo decía absolutamente todo.
Ladeé mi cabeza, acomplejada al no saber cómo ayudarle.

Fue en ese momento cuando sus ojos se clavaron directamente en los míos. Por unos segundos no supe qué hacer o decir, pero luego no fue necesario, puesto que sus pupilas se habían movido a un costado de mi cuerpo, leyendo -de seguro- el pequeño cartel que indicaba a qué correspondía la sala de la que venía saliendo.
En este caso, Ensayos N°4.

— ¿Eres trainee? — preguntó, con un leve destello de esperanza en sus ojos.

Torpemente, asentí.

— Bien... bien... — murmuró entonces, como volviendo a la realidad y analizando sus opciones.

La chica bajó la vista unos segundos, susurrando las posibles consecuencias de sus acciones, y luego volvió a verme.

— ¿Cómo te llamas?

— ...Summer.

— Bien... Bien, Summer... — habló nuevamente, ordenando sus palabras — ...ahora mi trabajo depende de ti.

¿E-Eh? — abrí mis ojos grandemente, sin entender en absoluto lo que acababa de decir.

— Mañana tenemos una gran presentación. Es el comeback de ATEEZ, supongo que has oído hablar de ellos — asentí, incomprendida — Uno de nuestros bailarines de apoyo acaba de reportarse enfermo y no estará en condiciones a tiempo para presentarse.

Guardé silencio, conectando rápidamente las piezas, pero negándome a creer aquella locura.

— ¿E-Está pidiéndome que tome su lugar? P-Pero desconozco la coreografía y y y... apenas ingresé hac-

— Llamaré al coreógrafo para que te dé los pasos, aún tiene una hora antes de que su horario termine.

¿UNA?

— P-Per-

— Summer.

Entonces, quedé en completo silencio, observando fijamente los ojos de la chica frente a mí.
Si bien era una gran oportunidad la que tenía, mi tiempo era reducido. Sumándole que conocía perfectamente el trabajo coreográfico de ATEEZ; no era cosa sencilla.
¿De mi agrado? Totalmente.
¿Dejaría que todo un comeback dependiese de mi rendimiento?
...no sabía qué tan bien podría salir.

Sin embargo, aquellas pupilas que me suplicaban, a silenciosos gritos, ayuda, transmitían mucha seriedad y vulnerabilidad.

"Bien, Summer, ahora mi trabajo depende de ti"

— Lo haré.

Dazzling Light | Park SeonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora