Prólogo: Gracias, Momonga-San

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Los pasos del No-Muerto sonaban acompañados por el metálico compás del arma del gremio en el gran corredor previo al salón del trono, el rítmico sonido era especialmente resaltado por el silencio absoluto.

Silencio.

Silencio, silencio, silencio, la vida de Momonga durante tanto tiempo... fue silencio.

Yygdrassil como MMO-RPG requería que los jugadores invirtieran bastante tiempo en el mundo digital. Hace años que la época dorada de Ainz Ooal Gown había terminado, simplemente sus miembros de retiraron dejando todo a sus viejos compañeros.

Momonga se dirigía al salón del trono, esperaba que quizás en el último día llegará la invasión definitiva para acabar con Ainz Ooal Gown pero... Nadie se acercó a la tumba ni siquiera al pantano, envío un mensaje a sus viejos compañeros convocandolos a pasar juntos los últimos momentos de Yygdrassil.

Solo tres se presentaron, el último se fue hace unos cuantos minutos, dejando solo silencio aquel silencio que Momonga había llegado a repudiar.

Momonga atesoraba en su corazón las memorias de la gran época del gremio, Ainz Ooal Gown era la única "familia" que le quedaba y Nazarick su legado, y todo ello estaba por desaparecer para siempre.

Estaba molesto, molesto pues todo lo que valía algo para el se acabaría y quiénes valían para el lo habían abandonado pero... Eso solo era su propio egoísmo.

Y el sabía eso más que nadie, que culpa tendrían sus compañeros que finalmente tenían algo más por lo que luchar, por querer vivir en el mundo real por terrible que pudiera llegar a ser.

Momonga estaba sumergido en sus reflexiones sin darse cuenta que ya estaba frente al tronó, solo salió de su mente cuando uno de sus pies topo con la escalera, no es que tuviera sentido del tacto en la simulación sino que dejó de avanzar repentinamente.

Subió las escaleras se dio la vuelta y se sentó en el trono.

Había desactivado los chats del juego que en ese momento estaban llenos de jugadores que apartaron sus rivalidades para celebrar una despedida a este mundo, quizás leerlos hubiera hecho a Momonga un poco más feliz.

Miro la gran puerta, puerta qué nadie que no formara parte de Ainz Ooal Gown jamás cruzó, gracias al excelente diseño de la tumba para repeler ataques.

Los 41 estandartes colgaban imperturbables, y una NPC había sido colocada en espera junto al tronó.

Albedo

- ¿Quién?... - Momonga se levantó dejando el báculo en espera junto al tronó, empezando a revisar los datos sobre la súcubo.

- Ah, uno de los trabajos de Tabula-San, Albedo guardiana del décimo piso..., ¿esto no es demasiado? - Bajaba constantemente pero la descripción de Albedo no parecía tener fin.

- ... "Por fuera es una dama elegante por dentro es una ninfómana de cuidado"... esto, esto, esto está mal - Pensó Susuki Satoru al leer los detalles sobre Albedo.

- Quizás necesite unos reajustes! - Bromeó Momonga para si mismo.

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En algun departamento del mundo real.

- Tun Tun Tun Tun Tun Tun Tun -

El pitido de una línea de teléfono sonaba de fondo.

- Jejeje, este si es de los buenos! -

Un hombre mencionó para si mismo ignorante de los micrófonos y del almacenamiento en la red de la interfaz neuronal.

Por su tono de voz no era un hombre completamente maduro pero tampoco demasiado joven.

Nazarick en Youjo SenkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora