San Valentín para Tony y Stephen.

Día 4

Admirador secreto.

La primera vez que Tony y Stephen se conocieron fue en el jardín de niños. Los dos niños estaba en cierta manera avanzados respecto del resto de sus compañeritos, pero ambas madres deseaban que pasarán por el proceso de hacer amistades tan niños.

Antes de pasar a primaria, ese último año de "niños pequeños" se celebró San Valentín, pero enfocado al tema de la amistad porque todos eran muy niños para tratar el tema del amor. Fue así que Stephen recibió 6 cartas secretas, nadie anotaba su nombre, sino que simplemente podía cosas positivas para otro compañerito o algún deseo a futuro.

Hubo una carta que llamó demasiado la atención de Strange, y de eso se trata esta historia.

Aquel San Valentín, todos los niños y niñas iban a mandar cartas con buenos deseos o cosas que esperaban a futuro para los compañeros que quisieran. Se las darían a la profesora y luego ella iba a repartir las notas, todo esto de forma secreta, casi como "un admirador secreto".

Todas hablaban prácticamente de los mismo, que gustaban de Stephen a su forma infantil.

"Hola Stephen, me gustas mucho, eres lindo".

"Stephen, me gustas!"

"Eres lindo"

"Besos para ti, Stephie"

Y la última nota, la cual tenía a releer cada cierto tiempo.

"Stephen! eres lindo, cuando grande nos vamos a casar, tú serás el papá y yo seré la mamá. Recuerda, eres mio! Y me gustan los chocolates y los dulces... adiós Stephanie"

Esa era la carta más larga y a la vez más extraña, la que le hacía nombre a su apellido. Cuando llego a casa y se las mostró a su mamá esta se mostró bastante contenta, felicitó a su hijo por ser un rompe corazones cosa que avergonzaba a Stephen lo que le causaba más ternura a la mujer. Le apretó la mejilla con su diestra para peor momento de Strange.

—Parece que está claro que te vas a casar.

—Pero mamá, no quiero... no me gustan los besos, es asqueroso. Guacala

—Pero a alguien si le gusta y se quiere besar contigo, muack muack...

—¡Mamá!

—Stephen tiene novio o novia... Stephen se va a casar...

—¡No es cierto! ¡Deja! ¡Mamá!— gritó para luego salir de la sala y correr hasta su habitación.

Beverly no pudo contener la risa, su hijo era muy despistado, solo había una persona en el jardín que le decía Stephanie. Esperaba saber que iba a ser de ambos en la adultez, apostaría con su marido a que el otro se declara primero.