Puerta prohibida

847 49 6
                                    

Las adopciones acabaron y no tuve ninguna segunda oportunidad.
Estoy inmóvil, en mi cama. Ha pasado un día y aún no puedo superarlo. Y para colmo, Miranda se había ido. A veces no podía decidir qué me importaba más: Si la traición de Miranda al quitarme mi adopción, o su traición al dejarnos solos a Henry y a mí
- Vamos -Me dice Henry para animarme- Recuerda el lema del orfanato: "Aquello es pasado y no hay forma de remediarlo".
- Henry, no sé cómo decírtelo: Quiero estar solo -Le digo lo más frío que puedo. Al ver que no se mueve, grito frustrado- ¡Vete!
Veo en su mirada que lo he lastimado, pero aún así, no me lo dice; simplemente se levanta de la cama y se dirige a la puerta
- Recuerda que en media hora es la ceremonia para quienes nos vamos a "Casa". Me gustaría que me acompañaras a la despedida -Me dice serio- Si me necesitas, estaré en mi habitación preparando mis cosas. O de plano, ya estaré en el patio posterior
Me resisto a responderle y me quedo mirando el vacío. Henry suspira y sale de la habitación.
Cierro los ojos con fuerza para no llorar. Dentro de unas pocas horas, estaré solo. Miranda se fue antes de que se diera cuenta y Henry no tiene opción. ¿Y ahora porqué parece que no quiero volver a ver a Henry? ¡No! Yo no le haría eso. Yo no quiero que él se vaya con un mal recuerdo de mí.
Trato de levantarme, pero extrañamente aún no tengo la voluntad suficiente para hacerlo. Cierro los ojos y comienzo a pensar. Varios minutos después, llega las palabras necesarias.

Ocultarán a una niña. La familia Shepherd viene a adoptar No pueden ver a la niña.

Abro los ojos. Me he olvidado de mi extraño encuentro con aquéllos chicos en la cocina. Aún si fueran verdad esas palabras, las posibilidades de que Miranda fuera esa niña eran muy pocas. Pero....
Me muerdo una uña por nerviosismo. Aún si fuera una mínima posibilidad, no podía desecharla.
Me levanto de la cama y me sobrepongo los zapatos antes de salir a caminar. Me pregunto, cuál es la razón por el cual estaba haciendo esto. Hay un sentimiento o una emoción que está ahí, pero no puedo reconocerla.
Camino inconscientemente hacia la cocina, esperando ver a los chicos de la otra vez. Por supuesto, el cuarto está vacío. Ahora me dirijo hacia la puerta prohibida, la que conecta a la cocina con un cuarto incógnito. Hay una leyenda en el orfanato que dice que ahí, hay un hombre que roba a los niños si se acercan ahí, por supuesto, sólo es una mentira para mantenernos lejos. A veces lo he pensado, y siento que allá adentro, está nuestro pasado; todo aquello que perdimos.
Acaricio la puerta de madera vieja. ¿Qué hay aquí adentro que no quieren que veamos?
La puerta se abre y no tengo tiempo para reaccionar que alguien me toma por la muñeca rota y me jala hacia adentro.

Caigo violentamente al suelo y suelto un gran gemido. Adentro, la obscuridad es abrumadora. Escucho una respiración agitada; y después, silencio. Por dentro de mí, empiezo a gritar y cierro los ojos a pesar de la obscuridad. No, no, no. La mayoría del tiempo, trato de ocultarlo, pero en momentos como éste, simplemente es visible sin esfuerzo: Si hay algo a lo que le tengo más miedo que a la gente, es el silencio.
Me aterra, le tengo pánico. Es como si me mataran por dentro lenta y dolorosamente. Si esto sigue así, las voces aparecerán.
La causa de esto, la sabrás después.
Estoy apunto de gritar de verdad, cuando una mano me cubre la boca y habla, calmándome el alma por completo a pesar de sus palabras
- Grita, y te mataré. Te quitaré la mano de la boca. Confío en ti
Lo hace y yo jadeo. Unos segundos después, oigo que alguien frota un cerillo y con la llama de ésta, veo iluminada parte de un rostro apiñonado lleno de suciedad. Me examina con sus grandes ojos. Sin duda, es el chico de la vez anterior
- Sígueme
La llama se apaga y siento que su mano me toma del hombro para jalarme a algún lugar
- ¿Me recuerdas, no es cierto? -Le pregunto- Soy el chico que...
Paramos de caminar y me imagino su seriedad
- Sé perfectamente quien eres -Me susurra fríamente- Ahora, cállate. No tengo tiempo para eso: Necesito...
La puerta se abre y el chico reacciona lo suficientemente rápido como para esconderse; en cambio, yo me he quedado inmóvil, observando al hombre que ha abierto la puerta. Era el profesor que me había roto la muñeca
- ¿Qué haces aquí? -Me pregunta furioso mientras avanza hacia mí- ¿Qué diablos haces aquí? Nada me impide de matarte niño
Él empieza a avanzar hacia mi formando puños con sus manos. No le tengo miedo a él. No le tengo miedo al dolor. ¿Entonces, porque siento mi cuerpo temblar?
El chico sale de su escondite, acercándose rápidamente hacia el profesor. Trae un palo de madera en las manos. Antes de que el profesor reaccione de que estoy mirando detrás suyo, el chico le da tan fuerte con el palo en la cabeza, que se rompe y el profesor cae al suelo. No sé si desmayado o muerto. Eso me da escalofríos.
Observo al chico. Éste mira el palo roto en su mano. En sus ojos noto terror. Pero no es por haber golpeado al profesor. Aquel terror es profundo, obscuro. Ningún niño del orfanato lo he visto con tanto miedo y terror en el alma.
Al verme, trata de ocultar su terror. Pero si uno ha vivido el tiempo suficiente en el orfanato, se dará cuenta que personas como él, están condenados a tener ese miedo como su sombra.
La luz que se filtra por "la puerta prohibida" es tan débil que apenas y puedo ver el armario viejo al que empieza a arrastrar el cuerpo del profesor.
- Cierra la puerta -Me ordena después de haber encerrado al profesor en el armario-
Lo hago y nos quedamos de nuevo en completa obscuridad. Escucho de nuevo su voz
- Ahora escúchame y no hagas nada más que escucharme: Necesito tu ayuda. Quiero sacarlos de aquí
Al oír esto, no puedo evitar carcajearme a pesar de lo tensa que es la situación. Se me hacen tan falsas sus palabras, que me dan gracias. ¿Sacarnos de aquí?
- Una vez, un chico trató de escapar de aquí a la hora de la siesta -Empecé a narrarle- Al día siguiente, lo encontramos muerto en el patio posterior -Hice una pausa- Tendrás que darme una excusa más creíble para poder confiar en ti. ¿Quién eres?
Él no responde. No quiere decirme. Suspiro
- Oye -Empiezo- Si de verdad quieres ayudar...
Las luces se prenden y cierro los ojos por reflejo a la luz instantánea.
Al abrirlos de nuevo, deseo no haberlo hecho. Miro horrorizado mi alrededor. Me acerco hacia un bulto y le quito una protección de tela obscura para ver qué es. Suelto un débil chillido
- Tienes que ayudarme para que esto no siga sucediendo -Me dice acercándose mientras vuelve a poner la tela obscura en su lugar-
Pone sus manos en mis hombros. Me doy cuenta que es más grande de lo que pensé. A lo mínimo, tendrá 15 años. Vaya percepción que tengo.
- ¿Qué significa todo esto? -Pregunto mientras sigo observando mi alrededor- ¿Qué es lo que ganan ellos con esto?
- No puedo contestar ninguna de esas preguntas -Me dice con un suspiro- Si prometes ayudarme, te devolveré el favor con...
- ¿Y Miranda? -Le interrumpo balbuceando- ¿Ella está...?
Tras una pausa, él se encoge de hombros
- No lo sé. Depende de quien la haya adoptado
Me cubro la cara con las manos. No, no, no. Esto no puede estar pasando. Si todo lo que veo es verdad...
Miro al chico. Ahora quien ha perdido la cordura soy yo.
- ¡Henry! -Exclamo- ¿Acaso él también puede estar en peligro?
El chico me mira pensando en una respuesta
- Después de ver esto, ¿No crees que todo es peligroso? -Dice finalmente él-
Sin pensarlo, me echo a correr, pensando únicamente en Henry.
Oh no, no puede irse.
La ceremonia ya debió comenzar. Incluso, es probable que ya esté por concluir. Si ése era el caso, el patio se encontrará vacío y todos estarán en la entrada posterior del orfanato, subiendo en camiones a los chicos que se van a Casa. Ruego porque eso no haya ocurrido.
Unos segundos antes de llegar, sé que está vacío. El silencio es inevitable.
Doblo a la izquierda para llegar al patio, pero me quedo petrificado. Por supuesto que el patio esta vacío, excepto por una persona: El niño nuevo de 5 años.
Está jugando con el confeti regado en el suelo. Junta una montaña y después la lanza hacia arriba para simular -lo que supongo- que es nieve. Ríe. Ni siquiera ha notado mi presencia. Detrás de él, hay un cartel con la leyenda "Buen viaje a Casa".
Me acerco corriendo hacia él y me mira divertido. Ahora que me lo vuelvo a encontrar, no puedo perderlo de vista
- ¡Hey! ¡Mira, mira! -Me dice mientras vuelve a aventar el confeti- ¡Yo vivía en un lugar así! ¡Mira, mira!
- Yo sé donde hay más de esto -Le digo señalando el confeti- ¿Quieres que te lleve?
Él sonríe y extiende sus brazos hacia mí. A pesar de estar un poco pesado, logro subirlo a mis hombros.
Camino lo más rápido posible hacia la salida posterior. No esta tan lejos, pero ya he perdido bastante tiempo.

Alrededor de la salida, están todos los chicos del orfanato con carteles, observando hacia enfrente
- Hey chico -Le digo al niño en mis hombros- ¿Qué ves hasta el frente?
- Camiones y niños -Contesta- No hay nieve de colores
No tengo opción. Empiezo a meterme entre todos los chicos sin detenerme a pedir disculpas. No tengo miedo de que algún profesor vea mis faltas de respeto, ya que ellos no suelen estar en este tipo de "celebraciones".
A la mitad de toda la gente, puedo distinguir a los camiones, y en uno de ellos, a Henry. Tiene una expresión triste, pero al verme, sonríe abiertamente y se despide de mí agitando la mano
-¡Henry! ¡No! -Le grito mientras me sigo abriendo paso- ¡No lo entiendes! ¡No puedes irte!
No puede escucharme y ni siquiera me entiende. Todos vocean con júbilo y alzando las manos para despedirse. Excepto yo.
El confeti comienza a caer justo cuando llegamos hasta al frente y los camiones arrancan. No puedo correr por tener al chico en mis hombros. Me quedo quieto mirando a Henry quien me sigue agitando la mano
- ¡Te prometo que te escribiré! -Le oigo decir- ¡No me olvides!
Esta será la última vez que lo vea. Me muerdo la boca por dentro. Por el bien de Henry, debería sonreír y agitarle la mano, pero al intentar hacerlo, veo la verdad del orfanato escondida tras la puerta prohibida.
Las fotos de cada uno de nosotros; papeles regados por el suelo; una silla de madera con sangre seca, frente a esa última, una cámara de video; el armario con vestimentas de trabajos cotidianos, una pared llena de las hojas de extravío de niños -Nosotros- con sus nombres rayados; una caja abierta, con ropa de niños rota y manchada; otra caja aunque cerrada pero con la inscripción "Pérdidas de adopciones"; un estuche de herramientas de tortura...
Finalmente lo logro. Sonrío falsamente y agito la mano para que Henry no se vaya con una mal recuerdo de mí. Cuando el camión desaparece de mi vista, no puedo evitar tallarme los ojos vidriosos
- Hey, hey. No llores chico -Me dice el niño que está subido en mis hombros- El señor dijo que esta vez sería diferente. Aumentarán la producción
Apenas y escucho su voz. Sé que es importante lo que ha dicho, pero estoy en mis propios pensamientos ahora, viendo inconscientemente cómo el confeti cae.
No me veo salvando al orfanato. Soy tan egoísta que preferiría arrastrarme en los cadáveres de los demás. ¿Por qué yo?
Oh dios, pero sabes que ahora que cada vez veo un rostro en el orfanato, me imagino a Henry y a Miranda. Me siento culpable de lo que les vaya a pasar. Si logro salir del orfanato, prometo que lo primero que haré, será buscarlos.

Necesito tu ayuda. Quiero sacarlos de aquí.

Esas fueron las palabras del chico. Si en verdad quiere mi ayuda, tendrá primero que decirme que diablos hace aquí. No está aquí por casualidad. Nadie llega al Orfanato de los Sin Nombre por casualidad. La casualidad no existe. Y vi que en sus ojos que no le interesa en sí el orfanato. Entonces, ¿Cuál es la razón por la que está aquí?
Me tapo la cara con una mano mientras lloro y río al mismo tiempo.
Es estúpido pensar que sólo me levanté de mi cama para tratar de pensar con claridad y curiosear.
Ahora, por arte del destino, tenía que salvar al Orfanato de los Sin Nombre.

***
Nota rápida: Gracias por comentar, de verdad no sabes lo feliz que me pone eso, además, significa que tengo más motivación para seguir escribiendo :)
¡Saludos y Gracias!

PseudoPsique.

El orfanato de los sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora