D O S

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El miércoles me enfundo en mis pantalones de chándal favoritos y en la camiseta de manga corta que compré en una exhibición de Titanic hace años, me cuelgo la toalla del hombro y saco mi botella de agua de litro y medio de la mochila. Salgo del vestuario masculino con los auriculares puestos, revisando mi horario en la pantalla del móvil.

Mi primera víctima son los pectorales. Después haré glúteos y... creo que ya. He salido casi una hora más tarde de lo que suelo salir los miércoles por culpa del maldito Windows 10, que se ha actualizado mientras pasaba a Excel seis hojas (once caras y media) de datos, así que no pienso machacarme demasiado. Dejo los cuádriceps para el viernes.

Como esperaba, Siwon está finalizando su segunda o tercera sesión de abdominales cuando aparezco a su lado. Me saluda con un gesto de cabeza, pero no habla hasta que ha contado hasta veinte.

—Llegas tarde —dice, secándose el sudor del cuello con la toalla. Está como un queso, no voy a negarlo, pero es mi amigo desde hace demasiado tiempo y ni mi corazón ni mi cuerpo podrían sentir nada por él.

Dejó mis cosas sobre el banco y comienzo a calentar mientras le cuento lo ocurrido. Él me entiende perfectamente, pues trabaja en una asesoría. Así que somos dos hombres haciendo flexiones mientras se quejan de sus trabajos de oficina. Es algo bastante habitual en mi vida.

Una vez listo, me ajusto los guantes a las manos y me tumbo en el banco. Mi amigo se queda ahí para cargarme el peso en la barra y me ayuda a contar, aunque pasamos más tiempo hablando de Heechul y de su maravilloso plan de irse a un balneario por San Valentín. Entonces recuerdo algo que me había olvidado completamente.

Dejó la barra en su sitio y me incorporo. Él me da la botella de agua para que beba, aunque no me he detenido porque esté sediento. Saco el móvil del bolsillo con el labio bajo los dientes.

—¿Eso es Grindr? —pregunta al verla. No ha hecho falta ni que se lo diga. Se agacha a mi lado y baja la voz— ¿Te han enviado alguna foto... Ya sabes?

—No me he registrado todavía —admito—. No sé si debería hacerlo.

—Hee y yo nos conocimos en un app de citas. A lo mejor a ti también te funciona.

—O a lo mejor solo me sirve para que babosos se toquen con fotos de mi culo.

—Tienes un culo bonito.

—Lo sé, gracias, pero no me ayudas.

Los dos reímos. Siwon me roba la botella de agua para beber mientras se levanta.

—Depende de lo que busques —se encoge de hombros—. Hoy en día se puede encontrar de todo por internet. Solo tienes que dejar las cosas claras.

—Ya —miro la pantalla de mi móvil, titubeante. Tampoco estoy tan desesperado. Me guardo el aparato en el bolsillo y vuelvo a tumbarme— Ponte a contar.

—Sabes que no soy tu entrenador, ¿verdad?

Ignoro su comentario y agarro la barra para seguir con mi rutina. Él empieza a contar, como hace desde que el último entrenador se lesionó en uno de sus concursos de culturismo hace un par de meses. Sigo esperando a que el gimnasio contrate a otro para que me ayude a saber si hago bien mis ejercicios.

Acabo con los pectorales un rato después y es mi turno de ayudar a Siwon. Me rodeo el cuello con la toalla mientras él se tumba, agarra la barra y empieza. Uno... dos... tres... Siwon cuenta en voz alta, por lo que me permito distraerme un momento. Y durante unos segundos creo que mi cabeza me está gastando una broma, pero después veo claramente a Lee Hyukjae subirse en una de las bicicletas estáticas.

Un deseo por San Valentín [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora