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Ese mismo día en la noche, soñe a mi madre con una espada clavada al pecho, con su rostro bañado en lagrimas, y un grito desgarrador de fondo.

Esa fue la segunda noche, la tercera más larga en mi vida, después de eso, no pude dormir, y ahora estoy sentada en una butaca al fondo del aula, con la cabeza recostada en mis brazos, mientras mi cabello hace una cortina que cubre mi demacrado rostro.

Esta vez, no presto la mínima atención a la clase de la proferosa Ane, a decir verdad, hoy no me interesa saber sobre los hijos de dios, y como los abandono.

Me encuentro en un cuarto negro, solo escuchó susurros que no logro entender, parecen que son en otra lengua.

Pero los susurros paran en un momento, donde mi nombre es lo único que escuchó

-Elaine

Dice la voz que desconozco por completo, es la misma voz que en el televisor, me llama, quiere que vaya con el, su voz es gruesa, áspera y rasposa, arrastra las letras al hablar.

Quiero decir algo, pero no me atrevo, el miedio me invade, los bellos se me erizan al sentir una presencia detrás de mi. Siento su respiracion justo en la nuca.

Cuando giro, veo el pecho de un humano con sangre, pero al subir mi mirada a su rostro, veo la cara de un cerdo, no la de un humano.

Retrocedo y choco con algo duro, giro con miedo, esta vez, hay algo peludo frente a mi, parece de igual forma un pecho, subo mi mirada a donde deberia estar el rostro, pero me encuentro con la cara de un toro, su bufido me da de lleno en la cara.

Malédiction [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora