Volviendo a la vida.

El paraguas.

Los días de la semana pasaron mas lentos que de costumbre, la monotonía se apoderaba de mi y ya nada me hacía feliz, solo quería ir al parque y verla a ella, regalarle mi trébol y de esta manera darle la buena suerte que tanto anhelaba.

Cuando finalmente llegó el domingo, hice lo de siempre, pero esta vez con un poco más de velocidad, compré mi jugo de naranja y me senté en mi lugar favorito del parque.

Los minutos pasaban y nadie aparecía, el clima no estaba ideal para salir, pero no tanto como aquella vez donde le conocí. Mientras contaba la cantidad de colillas de cigarro en el suelo, de repente vi a la joven llegar, como una sombra, algo en ella cambió y entonces me acerqué.

- ¿te sucede algo? – le pregunté.

Ella negó con la cabeza y levantó su mirada junto a su característica sonrisa, era lindo volver a verla sonreír una vez más, era una extraña, pero por alguna razón sentía una conexión con ella, como si hubiésemos estado destinados a encontrarnos, pero algo cambio de repente.

Ella me entregó un papel y la sonrisa aparentemente falsa que cubría su tristeza se fue abajo por las lagrimas que la delataron, miré el papel extrañado y lo abrí.

" Es muy difícil para mí escribir estas palabras, durante mi corta vida he tenido problemas para comunicarme con otros, pero suelo intentarlo de igual manera. Hablar es una capacidad humana importante, sin ella es un poco mas complejo comunicarse con los demás, claro que hay más maneras, pero no todos saben leerlas. Yo no puedo hablar, soy muda, sin embargo, ese no es el mayor de mis problemas, estoy enferma y voy a morir, me quedan exactamente cinco días de vida y pensé que, encontrando el trébol de cuatro hojas, tal vez, solo tal vez podría ocurrir un milagro, sin embargo, ese pasatiempo paso a un segundo plano, cuando te vi pude notar tu soledad, el vacío que hay en tu interior y probablemente la felicidad que anhelas. Me apena haberte conocido en esta etapa de mi vida, en mi etapa final, temprana, pero final y por eso, quiero que efectivamente seas feliz.

Se feliz y valora la vida, gracias por ese paraguas, ahora yo te daré un paraguas simbólico, el cual te cuidara de la tristeza y cuando el cielo se despeje, finalmente podrás cerrarlo y dárselo a alguien que lo necesite, no sé tu nombre, pero espero verte en tres días más.

Se despide, Thea. "

Cuando terminé de leer la nota y subí la mirada borrosa por las lágrimas, ella ya se había ido ¿Cómo podía decirle entonces que no soy capaz de salir otro día de mi casa que no sea un domingo? No puedo separarme de este monstruo que me encadena a mi departamento, solo me deja ir los domingos ¿podré dominarle? Lo intentaré por ella y para finalmente poder entregarle el trébol que buscaba.

El camino a casa fue lento, sentía como mi cuerpo era devorado una vez mas por aquel monstruo y para cuando ya había llegado, este ya me había hecho su presa. Y allí estaba nuevamente, en la oscuridad, evitando las llamadas de mi madre y deseando que nadie toque mi puerta. Estaba muerto.

Quedaba solo un día para verla y yo seguía sumido en la oscuridad, no me atrevía ni siquiera caminar hacia la puerta de salida, estaba mal, pero recordé algo, el paraguas. Era un paraguas simbólico, podía usarlo cuando quisiera, tal vez mañana me funcione para salir de casa, tal vez.

El día finalmente llegó y yo tenia mi paraguas, miraba la puerta y entonces salí. Me sentía extraño, era como si el monstruo quisiera romper el paraguas, caminaba y sudaba, miraba a todos lados y la respiración agitada me advertía que me fuera a casa, pero mi corazón no quería eso, mi corazón quería ir a ver a Thea, la chica extraña.

Cuando llegué al parque ella estaba allí sentada, me acerqué, toqué su hombro y entonces me miro con sus ojos azules, ella miró mi maletín y entonces sentí como si quisiera escribir algo, mi libreta serviría.

"esta lloviendo, igual que el día en que nos conocimos, solo que ahora es al revés, tu no traes paraguas" – escribió.

- te equivocas, si traigo paraguas, es uno simbólico que una chica muy especial me ha regalado y gracias a él es que puedo estar aquí – le respondí junto a una sonrisa que rara vez saco a relucir.

"tu sonrisa es hermosa, me gusta el hoyuelo que se hace en tu mejilla derecha" – escribió.

Me sonroje por un momento y entonces recordé que aquel sería el ultimo día con ella, nunca más le vería por el parque ¿estaría ella asustada? ¿le temerá a la muerte?

- ten, te traje un regalo – dije.

Una vez le pasé el trébol ella lo miro con fascinación, me sonrió y entonces me escribió: gracias, Víctor ¿Cómo sabía mi nombre?

"está escrito en tu maletín" – escribió rápidamente en la hoja que ya estaba casi empapada.

El único espacio seco de la hoja desapareció y entonces comenzó a llover más fuerte, ella se levantó, me dedicó una ultima sonrisa y entonces ocurrió algo que nunca pensé que pasaría, ella me besó, se dio la media vuelta y se fue.

Yo solo pude quedarme viendo como se marchaba y entonces antes de perderla de vista corrí, la alcancé y la abracé, no quería perderla, entonces por una ultima vez la besé y luego la deje ir.

Mientras caminaba rumbo a mi departamento recibí una llamada, era mi madre ¿le colgaría otra vez? No, esta vez le contestaría.

- ¡madre! hola, ¿quieres venir? Claro, te estaré esperando.

Algo en mi había cambiado, el monstruo se había alejado y mientras tuviera el paraguas nada me pasaría, algún día podría soltarlo y caminar sin él.

Pasaron tres años luego de aquel miércoles lluvioso de despedida, otro miércoles, pero completamente soleado se hacia presente, yo me encontraba caminando bajo la luz del sol, hace unos meses había abandonado el paraguas y había vuelto a la vida, pero algo pasó, algo que me dejó con muchas dudas, la vi a ella. Estaba sentada en una cafetería junto a un chico, ¿Thea estaba viva?

Este capitulo final es dedicado a dos personas que han sido fieles a mis escritos, les doy las gracias por su tiempo invertido a Dengnis R y a Emili D, les deseo lo mejor del mundo y gracias una vez más por sus apreciaciones.