Dos horas después, Melanie seguía llorando y Johnny, allí, a su lado.<<Tengo que hacer algo, no puede ser que Melanie llore y llore sin parar>> se dijo, así que le levantó la cabeza agarrándola por la barbilla y, mirándola a los ojos, la abofeteó.
-¡¿Se puede saber qué haces?!- gritó ella.
- Ayudarte. Estabas como en trance y no parabas de llorar.
-¡¿Y por eso me pegas?!
-Era la única forma que se me ocurrió de hacerte reaccionar. Y ahora, dime, ¿qué te pasa?
Melanie cerró la boca. No gritó, no lloró, no habló. Sólo hizo un gesto con el que abarcó toda la habitación con la mano.
Hasta ese momento, Johnny no había reparado en la habitación – o lo que quedaba de ella-. Marcas de hachazos, golpes y navajazos y una pintada enorme que ocupaba toda una pared.
-¿Se refieren a Irina?
-Sí.
-¿Hablan de matarla?
-Sí.
-¿Sabes lo que quieren?
-No.
-Mierda.
-Eso pensé yo.
-Bueno, tranquila, yo te ayudaré.
-¿Cómo? Si yo no sé qué es lo que buscan, dudo mucho que tú sí.
-Ya, en eso tienes razón, pero podría ayudarte si me contases lo que nunca me has contado.
-¡¿Qué?! ¡Jamás!
-Pues tienes dos opciones. O me lo cuentas o Irina muere.
-Pero…¿Y si te lo cuento y luego me tienes miedo, o no me hablas, o me odias?
-Sinceramente, dudo mucho que sea peor que secuestrar gente, matarlos y comértelos.
-Bueno, en eso tienes razón. Te lo contaré. Siéntate.
Johnny le hizo caso. <<¿Qué puede ser tan terrible como para que no quiera contármelo?. Seguramente nada.>>
Melanie parecía reacia a empezar. Miraba a todos lados mordiéndose el labio.
Pasaron diez minutos en los que ninguno habló. Johnny supuso que Melanie se estaría tranquilizando, así que no quiso interrumpirla.
-Bueno, no encuentro palabras para empezar, por eso creo que será mejor que lo veas.
-¿Qué lo vea?
Pero no le dio tiempo a terminar la frase, pues antes de que pudiera siquiera llegar a la mitad, Melanie le había puesto las manos en los brazos y una oscuridad que inundó su mente lo invadió.
Cuando la oscuridad se fue, se encontraba en un laberinto de callejones iluminado por escasas farolas. Oyó pasos y corrió a esconderse. Al momento, vio una chica totalmente vestida de negro, con una sudadera tres veces más grande que ella, unos pantalones ajustados y unas botas de motero. Cuando una farola la iluminó, se dio cuenta de que era Melanie. <<¿Qué hago yo aquí?>>pensó<<¿Qué es esto?>>. Justo en ese momento se percató. Será mejor que lo veas. ¡Estaba dentro de uno de los recuerdos de Melanie! ¿Era eso posible?. Decidió reservar las preguntas para más tarde y volvió a centrar su atención en lo que estaba ocurriendo. Mientras se preguntaba todas esas cosas, dos hombres habían aparecido. Uno era alto y fuerte y el otro, bajo y extremadamente musculoso. Agudizó en oído.
-¿Dónde va una chica tan guapa como tú a estas horas y por estas calles?- oyó que decía el más alto.
-¿Y a ti que te importa?- respondía Melanie. <<Esa es mi Melanie>> pensó Johnny.
-Mala respuesta- dijo el más bajito, poniéndole la mano en el brazo. A Johnny le dieron ganas de salir y pegarle, pero prefirió quedarse quieto.
-Quítame las manos de encima, cerdo- <<¡Bien dicho!>>
-¿Y si no quiero?¿Qué vas a hacerme?- respondió con sorna. <<Cómo vaya yo te vas a enterar, imbécil>> pensó.
Y entonces, vio como Melanie le daba una patada en la boca. Justo en ese momento, el alto reaccionó y trató de agarrarla, pero Melanie fue más rápida y le dio una patada en el estómago. Mientras los dos se retorcían de dolor, Johnny se había acercado colocándose justo enfrente de Melanie para pedirle que parase, pero ella no podía verle. Pero él si vio un cambio en su mirada. Había pasado de ser una mirada de enfado a ser la mirada de una psicópata. Vio como sus ojos brillaban con una sed de sangre que lo asustó y se escondió detrás de un contenedor. Desde ahí pudo ver como Melanie sacaba una navaja del bolsillo de la sudadera y se acercaba al más alto. Johnny quería apartar la mirada, pero no podía. Estaba absorto en la escena. Melanie estaba justo detrás del más alto y le sostenía en alto agarrándole por el pelo. Entonces, con mano firme y un movimiento preciso, le desgarró la garganta.
El otro, que lo había visto todo, estaba intentando ponerse en pie con una mano mientras con la otra intentaba detener la hemorragia de su boca.
En dos zancadas, Melanie se colocó tras él y le agarró el pelo, echándole la cabeza hacia atrás.
-No, por favor, no lo hagas- suplicaba éste, llorando.
-Qué curioso -respondió ella- seguramente eso es lo que decían todas las chicas de las que habéis abusado. Dime, ¿habrías parado vosotros si yo hubiese sido una de esas chicas y estuviese gritando lo mismo?
-Sí –respondió entre lágrimas.
-¡Mientes! – gritó Melanie, y le hizo un corte en el abdomen.
El hombre aulló de dolor e intentó zafarse, pero Melanie apretó aún más su presa.
-¡De acuerdo! –gritó el hombre- ¡Seguramente no habríamos parado! ¡Pero tú puedes ser mejor que nosotros! ¡Puedes no parar!
-Lo dudo. Bueno, y dime, ¿cómo te llamas?
-Stefan.
-Bueno, Stefan, pues ahora vas a morir.
Y dicho esto, Melanie le clavó la navaja en el corazón.
Johnny estaba horrorizado, pero, antes de poder reaccionar, la oscuridad lo envolvió de nuevo y lo trasladó a la habitación.
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Assassin's love
RomanceMelanie siempre había sido distinta. Tras haber vivido una dura infancia,acaba en un reformatorio. Ansiosa por salir,cuando lo consigue no es tal como esperaba...