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-señor, ¿me puede contar con detalle lo que hizo?
mis dedos, quienes tenían el lápiz, se deslizaban trazando algunos garabatos en la libreta que mi jefe que, con anterioridad, me había regalado para anotar las pruebas, no tenía ni la menor idea que ser policía implicaba escribir tanto, si bastaba mi excelente memoria para atrapar a estos criminales con pizcas de terroristas.
miré al chico a quien estaba entrevistando, no me dejaba ver detalladamente su rostro, pues su cabello blanquecino ocultaba este, pero al menos pude notar que tenía tez pálida y un cuerpo fascinante.
-este chico tiene nombre -alzó su vista para mirarme con mala cara, hasta con esas facciones era guapo. -me llamo willy -rápidamente cambió aquella mirada por alguna más "coqueta" -¿y tú, guapo?
intenté desviar la vista de su rostro tras aquel piropo vago, no estaba acostumbrado a recibir aquellas palabras de la gente estando vestido con este traje, y el que me lo haya hecho a alguien que me había llamado la atención desde un principio, me hizo ponerme nervioso.
-le pido que guarde esos comentarios -rodó los ojos, luego me miró con una sonrisa. -¿me va a contar?
-le exploté la casa a un amigo -dijo como si no le importase, y aquello era grave.
lo agarré de las muñecas para esposarlo, él seguía contándome su historia emocionado, como si fuese un logro. este chico quien se dice llamar willy, le había dado una bienvenida un tanto especial al nuevo vecino de nuestro queridisímo pueblo, el juez y psicólogo auron, reventándole la mitad de la casa.
lo dejé tras las rejas de nuestra nueva comisaría, él me miraba con los ojos de cachorritos, pensando que con eso le iba a dejar libre, pero yo respetaba mi trabajo. llamé al juez por teléfono, preguntándole qué debería hacer con el señor que tenía preso, pues no le iba a dejar libre tan fácilmente. me contestó diciendo que llegaría lo más pronto posible, y que por el momento me quedase con él vigilándole porque era un poco travieso y se podía escapar. asentí aunque no me viese y corté la llamada.
posé mi espalda sobre las barras de hierro para soltar un suspiro pesado, no llevaba ni una semana y ya quería vacaciones.
-no me dijiste tu nombre -alcé una ceja al escucharlo, parecía querer sacar un tema de conversación a toda costa, y yo no iba a ser el mal educado.
-fargan -dije al aire, supongo que me habrá escuchado.
-encantado, ¿vives por acá cerca? -su tono de voz me hacía entender que estaba bastante interesado en el tema de mi vida personal, cosa que me alertó un poco.
no podía descartar el hecho de que en realidad sea un psicópata y en cuanto le diga la dirección de mi vivienda por confiado, me vaya a explotar la casa de pura venganza.
-cerca de aquí, estoy recién construyéndola -le confesé sin dar mucho detalle, mientras recordaba que aquella casa la había dejado sin techo sólo por ir a arrestarle.
-puedo ir a ayudarle, si gusta -se me escapó una sonrisa al escucharlo, cada vez se me hacía más agradable. -sé muy bien sobre estructuras
-lo dice el que se hizo una casa con forma de árbol que parece cualquier cosa menos eso -la voz grave del juez me sacó de órbita, no pensé que llegaría tan temprano.
me esperaba hasta una pelea entre los dos chicos, pues el atentado lo sufrió el que acababa de llegar, pero el que se pusieran a chocar los puños mientras reían, no se me había pasado nunca por mi cabeza, hasta le dejó libre sin siquiera ver las pruebas que le tenía para culparlo.
-pero que hijo de puta eres, me he comido las seis minas pero enteritas -comenzaron a reír, yo los miraba desde lejos, atento a cualquier cosa.
-anda que eres despistado, pero no pensé que tanto -el de cabellos blancos le dió un codazo al chico de piercing y este rió. -pero esta vez alguien me vió
los chicos dirigieron su vista hacia mi y me miraron de arriba hacia abajo, como analizándome, yo por nerviosismo puse mi mano en la frente como si fuese un militar.
-y-yo sólo hice mi trabajo
-que mono -dijeron al mismo tiempo mientras yo sentía mi cara arder.
-ala willy, eres libre, pero la otra semana te reviento la casa -lo apuntó con su dedo índice.
-¿y por qué mañana no? -el chico anteriormente esposado puso la mano en su cadera mientras lo miraba de manera desafiante. -¿qué?, ¿no hay huevos?
-le prometí a este chico ayudarle con su casa -me dedicó una sonrisa y yo se la correspondí, fue muy lindo de su parte.
-pues no estarán solos -willy le guiñó un ojo y luego me vió, para despedirse agitando la mano. -¡hasta luego, policía!
y se fue del alcance de mi vista, dejándome confundido por el carácter con el que se dirigía ante la ley, como si no le importásemos, un poco intrigado por saber más de su persona, pero por sobre todo, me dejó muy interesado enconocerle, ya sea como amigo o algo más, como si hubiese sido un flechado a primer encuentro.
