Jeanne posó su cabeza sobre el regazo de Arturia, quién luego de acariciarla unos momentos apoyó sobre ésta una vincha con unas vistosas orejas, también colocó una correa al rededor de su cuello y ató a ella un fina cadena que iba desde su cuello hasta las manos de Arturia. Jeanne sintió aquello e intuyo la situación pero en ese punto ya estaba entregada a lo que se diera, ya no podía dar marcha atrás y había demostrado un lado que ni ella conocía.
Arturia se levantó con la cadena en la mano y comenzó a caminar, en cuanto la distancia hizo tensar la cadena Jeanne atinó a levantarse.
— ¿Alguna vez viste a un perro caminar en dos patas? — le dijo Arturia. — y si te escucho hablar no me vas a dejar otra opción que volver a tapar ese hocico sucio tuyo.Jeanne se quedó atónita al notar que ninguna de esas palabras le molestaba sino que hacían acelerar sus pulsaciones. No tuvo tiempo para analizarlo ya que enseguida tuvo que comenzar a andar en dos patas, Arturia la paseó por su departamento y en un momento abrió la puerta que daba hacía el pasillo del departamento. Jeanne se paró en seco sorprendida sin saber que hacer, Arturia comenzó a salir y la cadena comenzó a tirar.
— P- pero afuera yo... — Jeanne tartamudeaba nerviosa.
— Te lo dije... — reprochó Arturia y tomando a Jeanne del cuello le colocó sin dificultad un bozal que constaba de una pelota con agujeros para que pueda respirar, el cual mantenía su boca abierta pero sin dejarla articular palabras.
Una vez bien colocado y habiendo corroborado que Jeanne no tendría problemas para respirar Arturia volvió a llevarla hacía el pasillo, la muchacha francesa abrió grandes los ojos llena de vergüenza y aunque se resistió un poco llegó gateando sin inconvenientes hasta allí. Las luces estaban apagadas, no se escuchaba ni un sonido, el elevador no estaba siendo usado en ningún piso tampoco. Jeanne sintió a Arturia dar unos pasos y colocarse tras ella.
— Casi me olvidaba de algo importante... — dijo acariciado nuevamente la cabeza de Jeanne quien se encontraba en cuatro patas.De repente Jeanne sintió de nuevo una sensación que ya era conocida y familiar, Arturia estaba colocando un poco de gel en su trasero, Jeanne no podía hablar pero se sacudió un poco para demostrar su incomodidad.
— Tranquila, confía en mí. — dijo en voz baja, y Jeanne sintió cómo su corazón palpitaba con fuerza.
Arturia comenzó a introducir con cuidado un plug anal con forma de cola, era muy suave, gris claro como el pelo de la chica francesa, que hacía juego con las orejas. Solo se la podía oír esforzándose por no hacer ruido ya que si bien no podía hablar, aquel juguete también evitaba que pueda cerrar la boca.
Cuando se hubo acostumbrado Arturia lentamente la hizo andar con aquello dentro de ella, la llevó hasta las escaleras y allí hizo bajar un poco a Jeanne para que estando unos escalones más abajo pueda seguir en cuatro patas pero estando a la altura de ella, quién se sentó en el inicio de las escaleras con las piernas abiertas.
— Apuesto a qué quieres probar ésto... — dijo mostrando iluminada por la tenue luz de emergencia del pasillo. Jeanne miraba concentrada pero sin poder hacer nada, su boca se encontraba tapada después de todo.— Ah ya veo, no puedes hacer nada. — dijo Arturia riendo un poco y llevando sus propios dedos hacía su vientre.
Comenzó a tocarse, teniendo la cadena bastante enredada en su brazo para no dejar mucha distancia entre las dos. Jeanne miraba de cerca aunque podía ver con dificultad, notaba el brillo de los jugos que brotaban del interior de la muchacha inglesa, y podía ver cómo su carne se abría y se contraía una y otra vez. La escena era demasiado para ella, quien solo mirando comenzó a jadear a través del bozal, jadeaba sin parar y sin poder evitarlo, con el pasar de los minutos se volvía casi hasta doloroso estar ahí sin hacer nada, pero en el fondo también la excitaba obedecer su condición de animal. Arturia acabó unas dos o tres veces y luego se dirigió a Jeanne.
— Que sorpresa, te portaste mejor de lo que esperaba, te voy a dar un pequeño premio. — dijo retirando el bozal de la boca de Jeanne pero dejando la correa, la cual aún tenía firmemente agarrada.
En ese instante la francesa se abalanzó vorazmente sobre ella refregando con lujuria aquellos jugos por todo su rostro, tras estar satisfecha con eso comenzó a lamerlo tratando de tomar lo más posible.
— Tranquila, hay más de dónde viene eso... — dijo Arturia tirando un poco de la cadena a modo de llamado de atención.
— Q-quiero... Quiero tenerte corriendo en mí interior, quiero que poseas también mí sangre y en mis entrañas. Quiero tenerte dentro... — dijo Jeanne sollozando.
Arturia tomó a la chica que tenía delante y la llevó contra su pecho, la besó sintiendo sus propios jugos en sus labios y en su rostro. La abrazó fuertemente y temblando, en ese momento unas lágrimas brotaron de los ojos amarillos de Jeanne.
— ¿Que es ésto en lo que me haz convertido? ¿Cómo puede una persona sentir tanta dicha y placer de esta manera? Al fin y al cabo no soy normal... En la manera dolorosa y terrible en la que morí... Me debo merecer todo castigo.
— Cierra esa boca tuya perra, no voy a permitir que sigas diciendo sinsentidos... Estás aquí porque yo quise, y si te he convertido en un monstruo... Bueno... Deberé simplemente... Tomar la responsabilidad por ello.Arturia abrazó con más fuerza a Jeanne. Quién había dejado de llorar y se encontraba sorprendida por aquellas palabras.
— Bueno, volvamos al departamento, puedo ver desde aquí mí ventana y creo que en cualquier momento va a comenzar a salir el sol y se van a despertar mis vecinos, no creo que quieras que te vean en éste estado lamentable tuyo. — dijo sonriendo y acariciando nuevamente su cabeza.
Jeanne asintió mientras los rayos del sol empezaban a iluminar aquel pasillo, donde pudo ver de repente la los ojos de Arturia mirando fijamente los suyos con ternura mientras la acariciaba.
— Ni hablar... Éste estado patético y sucio... Solo lo puede ver la Reina del Hielo. — dijo sonrojada.Arturia sonrió. Minutos después tras salir de bañarse Jeanne podía sentir, mientras se ponía una muda de ropa limpia prestada, un delicado aroma a café. Y al abrir levemente la puerta pudo ver sobre la pequeña mesa dos tazas una al lado de la otra.
— Espero que te guste el café en la mañana. Desayunemos, así vamos a comprar algunas cosas juntas.— dijo Arturia que había notado que Jeanne estaba asomada desde el baño.
— ¿Eh? Que flojera... ¿Por qué necesitarías mí compañía? ¿No puedes sola? — dijo riendo desde donde estaba.
Arturia se asomó y poniendo una toalla limpia sobre la cabeza de Jeanne mientras miraba hacia otro lado dijo:— Si mí mascota no viene conmigo no sabré que cosas comprar para su nuevo hogar...
FIN
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La reina del hielo y su perro (Finalizada)
FanfictionJeanne y Arturia nunca se llevaron bien, pero todo cambia cuando se ven obligadas a pasar una noche juntas...