Nochevieja parte 2.

15 2 0
                                    


Fabiola p.v.p.


Me desperté tarde, no me apetecía hacer nada. En torno a las 18:30 escribí a Manuel e hice el típico chiste de "AYYY, no hablamos desde el año pasado" a lo que él contestó: "Ya tenía que venir. Estaba tardando el chiste". La verdad es que fue una excusa barata para hablar con él porque sabía que él no iba a tomar la iniciativa para hacerlo, quiero decir, siempre empiezo yo la conversación y el 1 de enero no iba a ser menos.

Me preguntó cómo me había ido la noche, a lo que yo contesté que me fui al poco tiempo de estar con él porque Carmen no estaba como para seguir de fiesta. Le daba igual, yo lo sabía, pero continuamos hablando. Todo fluía hasta que dijo: "¿Al final no te liaste con Gonzalo?" Me molestó que dijese eso sabiendo que mi relación con Gonzalo está más que enterrada. Yo a Gonzalo no lo tocaba ni con un palo, vamos, por encima de mi cadáver. Manuel pensó que sería buena idea meter el dedo en la llaga y seguir hablando de Gonzalo. Esa conversación me trajo recuerdos de los más horribles, y en cualquier momento, podría romper a llorar. Ningún ser humano se merece tanto dolor como provocó Gonzalo. Intenté cambiar de tema y por suerte lo conseguí. Le pregunté que a qué hora llegó a casa, a lo que me respondió que en torno a las 6:30 de la mañana, a lo que añadió: "Desayuné con mi padre y todo". Me imaginé la situación. Uno a punto de irse a trabajar y otro a punto de irse a dormir (las dos Españas). Al rato empezamos a hablar de una historia que escribí allá por el 2017-2018 sobre ciertos problemas que tenía por aquel entonces mi álter ego y me animó a continuar donde lo dejé. Me dieron ganas de escribir y me puse a ello, aunque mi inspiración no iba a durar mucho. Siempre me pasaba lo mismo.

Por el 2017-2018 conocí a Manuel en un parque cerca de su casa, justo en el momento en el que todos los acontecimientos estaban ocurriendo perjudicándome a mí y a mi álter ego. Me hubiera gustado haber hablado más con Manuel por esa época, pero el destino quiso unirnos 2 años después. Por un momento pensé que había mencionado a Manuel, aunque con otro nombre, en la historia, pero no. Ni rastro de su persona. Tal vez se me debió olvidar ese detalle, porque los detalles brillaban por su ausencia o porque no tuvo demasiado impacto en mí.

Manuel quiso leer aquello que escribí hace años y yo con mucho gusto le pasé el enlace para que pudiese hacerlo. A raíz de ello, entendió muchas cosas de mi actual presente. Porque todos los problemas de mi álter ego tenían repercusión con mi persona.

Se quedó sin palabras.

Entendió muchas cosas: todo lo de Twitter, mi forma de actuar. En definitiva, TODO. Pudo darse cuenta del daño psicológico que me causó Gonzalo plasmado en una inocente historia escrita por una joven de 16 años. Me dijo que por qué no seguía, que metiese un nuevo amor o nuevas aventuras. Me daba miedo volver a escribir. Lo tenía abandonado, pero también me agobiaba pensar en que si volvía a escribir podría hacer daño a algunas personas con mi crueldad literaria. Todo lo que me pasaba quedaba plasmado en una historia. No había maquillaje de por medio. La cruda realidad expuesta.

Manuel cambió ligeramente de tema. Dijo que nunca había besado a su crush y que no creía que lo fuera a hacer. Algo en mi corazón hizo "crack". Ya sabía yo que no era su crush, pero me hacía ilusión pensar en que me quería al menos un poco. Le pregunté que quién era su crush a lo que contesto que nadie. Estaba molesta sin motivo, muy típico de mí. Empecé a contestar con cierto tono borde, pero siempre con una sonrisa, aunque por Whatsapp no es significativo.

Dijo que 2 chicas iban detrás de él y se enteró tarde de ello, por lo tanto, no pudo hacer nada y añadió que otra pasó de él. Estupendo, yo no soy algo significante para él.

Pero a quién iba a engañar, era demasiado frágil como para aguantar ese tipo de cosas. A ello se le une el hecho de que soy egoísta, egocéntrica, materialista, manipuladora y muchos más piropos que me habían podido decir a lo largo de mi adolescencia.

Siempre que me acuerdo de eso, me viene a la mente este relato que escribí para calmar la tempestad.

-Pesadillas de Mantequilla. -

Sin duda alguna, la adolescencia es una de las etapas más duras y difíciles en la cual no sabes cómo ni de qué manera actuar, simplemente de dejas influenciar por los demás para ser aceptado. Sin embargo, por muchos intentos que hagas por encajar, si no eres como los demás, lo vas a tener más complicado que ninguno /// (vivimos en una sociedad de mierda, srry)

Fabiola era una niña de apenas 11 años de edad. Alegre, risueña e inquieta que solo quería ser aceptada por los demás niños de su pueblo. Quería que todo volviese a ser como antaño, todos unidos, sin prejuicios... pero era imposible. Al parecer, una niña gordita no podía ser como ellos, era el bicho raro, el esclavo de la historia, como un filete de ternera en un restaurante vegano...

Hubo un día en el que Fabiola se encontraba con su prima Elena en la plaza de su pueblo. Ellas no hacían daño a nadie y, de hecho, se encontraban apartadas de la marabunta. Por desgracia, esa marabunta se percató de su presencia y uno de los componentes del grupo decidió acercarse a ellas, en principio con una aparente tranquilidad, inofensivo, calmado, pero con una intención muy clara y perversa. Este chico se sentó al lado de Fabiola y empezó a interesarse por su vida cuando jamás lo había hecho. Fabi, muy ingenua ella, comenzó a expresarse, pero en cuestión de segundos, el indecente comenzó a pisarle las palabras de una forma brusca, inapropiada. El chico no podía callar y comenzó con: "Bueno, bueno, Fabiola pero que haces aquí sentada, si esa piedra no puede aguantar tu peso", "Fabiola mejor no hables que seguro que no te has lavado los dientes después de la última vaca que te has comido", "¡Chavaleees, venid aquí que la gorda esta quiere hablar!" "GOOOOOORDA, QUE NO VALES PARA NADA" "Oye, seguro que muerta estás mejor" "Una pregunta, tú te bañarás en aceite, ¿no? Porque apestas" "Seguro que tu sudor es igual de denso que la mantequilla" "Dios, no sabes el asco que me estás dando". Esas palabras, convertidas en cuchillas heladoras, atravesaron el pecho de Fabiola y ante un intento de parecer dura se marchó sin articular sonido ninguno.

Llegó a casa, deprimida, sólo quería desaparecer del mundo frío y cruel en el que se encontraba. Había caído de nuevo en un pozo sin fondo y ella sabía que salir de ahí iba a ser complicado...

No habló de ese tema con nadie, decidió ignorarlo para que no le afectase más de lo que ya lo hacía, pero lo que sí que hizo fue dejar de ir a ese infierno cada verano.

7 años después, las palabras de ese chico siguen retumbando en la cabeza de Fabiola una y otra vez, pero ahora es ella la que se ríe porque la niña gordita había dejado de existir y ahora era alguien completamente renovada. Orgullosa de lo que estaba haciendo y tenía en sus manos la libertad de movimiento que tanto ansiaba.

Mientras yo estaba a punto de romperme, el sacó el tema de la pareja que tanto me dolía. "La amistad se rompe con la pareja, el rango más alto gana" –dijo. "Si una persona no te entra a la primera... no va a entrar después de un tiempo" –añadió. Yo contesté seria "o sí" a lo que contestó "no, esa es mi opinión". Yo respetaba su opinión, pero me hizo saber sutilmente que no íbamos a tener nada más allá que una amistad, me desilusioné. La decepción invadió mi ser y la inspiración para escribir llamó a mi puerta. "Yo no voy a estar con alguien a disgusto si desde un principio no me atrae, y si alguien no me atrae, la puedo conocer y puede que me vaya gustando cada vez más, pero eso a mí no me pasa, no soy así" –dijo Manuel. Siguió hablando, no me quedaban palabras para contestar "Que si estoy con alguien es porque quiero, y ha sido a primera vista, que a lo mejor por eso me quedo solo." "Pues ya está, no pasa nada. Cada uno es como es y si me toca eso pues me da igual"

No sabía que responder, me limité a decir: "Vale, vale... qué sensible estás, eh. Vaya bobada, no te vas a quedar solo"

Quería cambiar de tema cuanto antes o zanjar la conversación. Me estaba desgastando mentalmente. Le pregunté sobre los propósitos de año nuevo, aunque tampoco saqué nada bueno, no estaba siendo su mejor tarde, estaba irascible y se quejaba por todo. Ya no tenía ganas de hablar con nadie, siempre la misma historia. En cuestión de minutos dejamos de hablar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 17, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Recuérdame (2° Temporada de Olvídame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora