CUATRO

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Mis amados lectores, de verdad lamento la demora, tuve muchos probelmas que no vale la pena mencionar, pero por fin pude escribir algo descente. Espero aun sigan la historia.

Sorprendentemente, Percy había logrado formar un grupo bastante solido para cuando llegaron al nivel 20.

Al principio, el viaje lo habían iniciado Annabeth y él solos; y no era por presumir, pero lo habían hecho bastante bien. Gracias a las estrategias y planes de la chica, sumados con la experiencia que el poseía, habían logrado pasar con éxito los primeros niveles.

El primero en unirse a su grupo había sido Grover, el sátiro. (Percy no sabia que también se podía elegir ser una de esas criaturas, y que a la hora de que activaron “Mirror” solo su apariencia de cintura para arriba cambio) A pesar de que Grover no era el más valiente ni el más poderoso, si era bastante leal y los había salvado de una muerte segura en más de una ocasión; y eso lo agradecían.

Pero  no fue hasta que obtuvo a “Anaklusmos” que se empezó a hablar más sobre sus “Hazañas”.

Habían avanzado exitosamente hasta el nivel 10 y Percy estaba mas que contento de seguir en una pieza. Es cierto que solia pelear con bastante frecuencia con Annabeth, pero poco a poco se habían ido ganando cariño entre ello; ya no la llamaba “Chica lista” para molestarla si no como un verdadero cumplido, y el podría jurar que su “Sesos de alga” contenía mas aprecio que burla. El punto era que, se habían transformado en un muy buen equipo.

Percy no podía recordar exactamente a que jefe se enfrentarían y eso lo había puesto nervioso; Annabeth repasaba mentalmente el manual del juego (Si, lo había leído completo mientras que él lo había tirado a la basura de inmediato) tratando de recordar al siguiente rival.

-No se si deberíamos enfrentarlo solos, tal vez…

Las palabras murieron en su boca. Percy siguió su mirada tratando de averiguar que la había hecho enmudecer y al instante se dio cuenta el porque; Ante ellos, una criatura los observaba, dispuesta a terminar con ellos; el Minotauro.

Le gustaría decir que su reacción había sido heroica, que se había enfrentado al minotauro con valentía, pero la realidad es que había gritado -¡CORRE!- y había tomado la mano de Annabeth, arrastrándola lo mas lejos posible. El problema había sido que corrieron a un callejón sin salida. Annabeth se aferro a su daga de bronce celestial que había obtenido niveles antes, y Percy alzo la pobre espada con la que había estado combatiendo, no se sentía cómodo con ella, pero no tenia otra mejor.

El minotauro comenzó a cargar contra ellos; si esa cosa los alcanzaba sus puntos de vida se extinguirían en un dos por tres. No sabia realmente como lo había hecho, o de donde había sacado el valor para hacerlo, pero al ver que no tenían escapatoria, se subió de un salto al lomo de la criatura y comenzó a forcejear con ella. Mientras tanto Annabeth le daba estocadas con su daga en sus tobillos, intentando hacerlo caer y al mismo tiempo disminuir su barra de vida.

Siguió forcejeando, dando inútiles estocadas con su inservible espada. El minotauro cargo contra Annabeth pero ella fue más rápida y lo esquivo al tiempo; Percy lo tomo de los cuernos y lo hizo desviarse hasta que quedo atorado en un árbol. Se bajo también de un salto, tratando de pensar que haría a continuación mientras la criatura intentaba zafarse del árbol en cuestión. El problema era, que lo suyo no era pensar exactamente.

Annabeth le gritaba algunas instrucciones pero no las entendía del todo; el minotauro logro Zafarse, pero dejo incrustado uno de sus cuernos, eso por fin le dio una idea, el cuerno del minotauro parecía mejor arma que su propia espada.

Corrió como pudo, esquivando las cornadas y llegando con rapidez al árbol; el problema era conseguir quitar el cuerno de aquel lugar. Se concentro en ello, tratando de no pensar en que la criatura corría directo hacia el, su cuerno restante listo para empalarlo.

-¡PERCY!- Oyó el grito de Annabeth, un grito que le helo la sangre y en cuanto se volvió con el cuerno en sus manos, todo a su alrededor estallo en color dorado; polvo color dorado para ser especifico.  Había logrado enterrarle su propio cuerno al minotauro antes de que lo alcanzara y ahora se deshacía en polvo, dejando tras de él aquel cuerno y un punto dorado resplandeciendo frente a Percy.

El Ítem dorado lo invitaba a abrirlo y cuando lo hizo, un bolígrafo común y corriente apareció en su mano. Annabeth se acerco a él, mirándolo preocupada pero a la vez bastante curiosa.

-Claro, derrotas al minotauro y el ítem de recompensa es un bolígrafo- Se quejo, aun jadeando por la agitación anterior. La hija de Atenea rodo los ojos.

-No debe ser solo un bolígrafo, sesos de alga, debe haber algo mas.

Percy hizo una mueca y le quito la tapa; en ese momento el bolígrafo se transformo al instante en una brillante espada de bronce celestial.

-wow- Fue lo único que pudo pronunciar, lo cual, claro, no fue muy inteligente.

-Te lo dije- Pronuncio Annabeth sonriendo triunfante.

Y así, es como había obtenido a su confiable “Anaklusmos”, y un cuerno de minotauro al cual aun no le encontraba utilidad. Ahora, llegando al nivel 20, se encontraba rodeado de muy buenos camaradas y guerreros.

Clarisse, hija de Ares, con la cual no se llevaba muy bien pero era una excelente guerrera; Charles Beckendorf, Will solace, entre otros. Eran un grupo numeroso con el que comenzaba a familiarizarse. No sabía si conseguirían ganar el juego, pero por lo menos sus posibilidades eran mayores.

-Percy- Menciono Annabeth sacándolo de sus cavilaciones; la joven le dedicaba una pequeña sonrisa y por un momento se perdió en la intensidad de sus ojos gris tormenta.

-Hay dos personas que nos quieren ver- Eso solo significaba algo, que había un par de personas que aspiraban a ser nuevos reclutas del grupo.

No sabia en que momento el y Annabeth se habían convertido en los lideres, pero ahora nadie hacia algo sin su autorización, incluso Clarisse, quien lo hacia a regañadientes. Toda esa responsabilidad lo intimidaba.

Llegaron hasta la entrada de su improvisado campamento, donde dos de los suyos vigilaban a los recién llegados. Eran un joven robusto pero con cara de niño, probablemente asiático y una chica de piel oscura y cabello color caramelo, igual que unos ojos deslumbrantes.

-¿Eres el hijo de Neptuno?- Pregunto Frank, con un tono ligeramente decepcionado en la voz. Por la expresión en la cara del chico que los había recibido, estaba claro que estaba acostumbrado a esa reacción, tal vez todos siempre esperaban a un fortachón imponente y no a un adolescente promedio.

 -Ese soy yo- Frank miro a Hazel e intercambiaron opiniones en silencio, al final, ambos asintieron llegando a una especie de acuerdo.

-Queremos unirnos a su grupo- Fue Hazel la que pronuncio aquello. A Frank le alegraba que por fin se hubiera convencido de que lo mejor era viajar en grupo.

-Cualquiera que quiera unirse es bienvenido, solo tienen que apegarse a ciertas reglas- Fue la joven rubia que venia con el hijo de Neptuno la que hablo, imponiendo la autoridad de la que al parecer el joven carecía. Los dos asintieron y mientras la joven comenzaba a explicarles las normas, Frank pudo ver como su amiga miraba fijamente al hijo de Neptuno.

-¿Estas bien?- le susurro al oído –No le mencionaste a Nico.

Estaba seguro de que su amiga también quería a su hermano dentro. Hazel hizo una mueca y negó casi de manera imperceptible.

-No creo que sea conveniente que les hable de mi hermano- Y fue lo único que dijo, regresando su atención a la lista de reglas.

Frank no sabia porque, pero algo le decía que su amiga estaba tratando de esconder algo.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2014 ⏰

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