제1장

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Yoongi siguió a Namjoon hasta el vestíbulo.

—Lo siento —dijo Namjoon—. Pensé que la tenía conmigo.

—No te preocupes por eso. Probablemente la dejaste en tu escritorio.

—Sí. —Namjoon metió la llave en la cerradura—. Simplemente cojámosla y vayámonos.

Namjoon no ocultó muy bien su irritación. Yoongi le siguió hasta el dormitorio y se quitó la mochila dejándola caer junto a la puerta. Miró alternativamente un extremo y otro de la habitación.

—Supongo que no necesito preguntar qué lado es el tuyo…

Namjoon resopló.

—¿Tú crees? —dijo, caminando hacia su escritorio.

La línea de demarcación no podía haber sido más obvia. El lado de Namjoon estaba lleno de ropa sucia. Sus botas de béisbol estaban en el suelo junto a su guante y a su uniforme arrugado. Latas de soda vacías, formando una pila de la altura de dos o tres de ellas, cubriendo la mesa de noche. Obviamente era el espacio de Namjoon—el póster de Carl Yastrzemski sobre la cama no dejaba lugar a dudas. Namjoon era un admirador acérrimo de los Red Sox. A Yoongi le gustaba el equipo también, pero era más seguidor de Jacoby Ellsbury.

Desde luego, era probable que eso tuviera más que ver con la sonrisa matadora de Jacoby y su buena apariencia que con sus estadísticas durante la temporada. A Namjoon, por otro lado, sin duda le gustaban las chicas. Tenía diversos pósteres de mujeres en distintos grados de desnudez a lo largo de su pared. 

En contraste, el señor Ordenado vivía en el lado derecho, con todas sus pertenencias en su sitio. La colección de pósteres que adornaban las paredes del señor Ordenado, que estaban pulcramente alineados y espaciados, llamaron la atención de Yoongi.

—Sí. No me pareces del tipo que tiene un póster de —señaló con el dedo el objeto en cuestión— Battlestar Galactica encima de tu cama.

Frak, no.

Yoongi arqueó una ceja.

—¿Frak?

—Es una broma. En la serie dicen “Frak” en lugar de “Fuck”.

—¿Qué serie?

Namjoon meneó la cabeza.

—¿Hola? Battlestar Galactica.

—Oh. Ya. ¿Tú ves eso?

—No, bro. Pero si andas cerca de Hoseok el tiempo suficiente, terminas aprendiendo esas cosas. Además, ¿has visto a la chica de rojo? Es de lo más caliente.

Yoongi le echó un vistazo a la mujer del póster. Cabello rubio platino, grandes senos y vestido rojo ajustado. Debería ser capaz de ver el atractivo. A decir verdad, nunca había sido un gran admirador de la ciencia ficción, y todo eso parecía ser de alguien bastante incondicional: extraterrestres, naves espaciales, cazas militares. Yoongi inspeccionó las cosas de Hoseok mientras se acercaba a la cama perfectamente hecha.

—Me pregunto cómo serán sus sábanas…

Namjoon dejó de revolver entre las hojas de su escritorio y se giró para mirar a Yoongi.

—Pervertido.

—¿Qué? ¡No! Lo que quiero decir es que probablemente tenga sábanas de Star Wars o algo así. —Los extremos del edredón azul marino estaban plegados estrechamente, como si estuviesen escondiendo algún secreto.

—Lo que sea, bro. ¡Mierda! No puedo encontrar la maldita memoria USB. —Namjoon se rascó la cabeza y dejó escapar un suspiro.

Yoongi pensó que debía ayudar a Namjoon, así que dio un repaso superficial por todo el cuarto. La cama era un desastre. Sus sábanas y mantas estaban retorcidas formando una pila encima del colchón y un par de boxers sobresalía por debajo de la almohada llena de bultos en los pies de la cama.

—Revisa tu cama. Tal vez se cayó de tu bolsillo.

—¿Qué pasa contigo y las camas?

Yoongi no respondió. Nunca estaba seguro de cómo tomar las burlas de Namjoon. Se había tomado bien todo el asunto gay, como lo habían hecho la mayoría de los miembros del equipo, pero aún así Yoongi se tensaba ligeramente cuando escuchaba esos pequeños comentarios.

—Solo intento ayudar.

Namjoon dejó salir un frustrado gruñido en respuesta mientras concentraba su atención en los cajones de su escritorio.

Yoongi se acercó al escritorio de Hoseok, mirando las pequeñas figuras de acción en exposición. Levantó una y la estudió de cerca. Era una clase de duende, troll o algo parecido.

—Tal vez tu compañero de habitación la cogió prestada —dijo. 

—No creo. Él sabe que no debe tocar mis cosas.

—Bueno. —Yoongi devolvió la criatura a su lugar en el escritorio, pero se las arregló para golpear torpemente varias de las figuras inmediatas.

—Mierda —dijo Namjoon—. Ahora pensará que estuve revolviendo sus cosas.

—No. No lo hará —dijo Yoongi rápidamente, enderezando las figuras—. Ni siquiera lo notará.

Namjoon se cruzó de brazos y le dirigió una dura mirada a Yoongi.

—Lo notará.

—Dios. No es para tanto. De todos modos, ¿por qué tiene tantas? Todas parecen iguales.

—Es una especie de ejército —dijo Namjoon—. Sinceramente, no me importa. Solo ayúdame a buscar la jodida memoria antes de que se me acabe la paciencia del todo.

—Está bien, está bien. ¿Quieres que mire en su escritorio? Tal vez la cogió por error pensando que era suya.

Namjoon cogió la sábana por un extremo y la agitó violentamente. Un pedazo de corteza de pizza giró en el aire y cayó encima de la montaña de latas de soda.

—No. Él no las usa. Dice que están obsoletas, que debo estar en las nubes o algo así.

Yoongi se rió.

—¿Almacenamiento en la nube?

—Lo que sea. —Namjoon se puro a gatas y buscó debajo de la cama.

Yoongi miró en otra dirección, evitando quedarse observando el trasero de su amigo sobresaliendo en el aire.

—Eh… Debe ser raro vivir con un…

—¿Maricón? —dijo Namjoon con un tono apagado—. No es tan malo.

—¿Qué? —Yoongi giró la cabeza—. Mierda. ¿Qué? Iba a decir friki.

Namjoon se incorporó de debajo de la cama con las manos vacías.

—Eso también.

Yoongi se quedó mirándolo, estupefacto.

—¿Tu compañero de cuarto es gay?

—Sí, aunque no hay problema. No es que tenga que preocuparme porque traiga chicos aquí. Es un verdadero empollón. —Namjoon entrecerró los ojos—. ¿Por qué me miras así?

—¿Por qué no me lo dijiste?

—No sé. Nunca se me ocurrió. —Namjoon cogió su mochila y procedió a girar el contenido en la cama.

Yoongi observó el lado del cuarto de Hoseok otra vez, esperando ver una foto de él en algún lado.

—¿Es guapo?

—¿En serio? ¿Estás preguntándome si es guapo? Está conversación se está volviendo muy gay.

Yoongi puso los ojos en blanco.

—¡Oh, vamos! Yo puedo decirte si una chica está buena. Estoy seguro de que puedes decir si un chico es guapo.

—Bueno... No es ningún Zac Efron, usa gafas y siempre está jugando con uno de esos cubos de Rubik. No es muy normal, no es genial.

—Aunque apuesto a que es bastante inteligente.

—Es un maldito cerebrito y estoy seguro de que piensa que somos una pareja de deportistas idiotas. Chicos como él no pasan el rato con chicos como nosotros. —Namjoon se puso de pie de un salto con la memoria en la mano—. ¡Mierda! Estuvo en mi mochila todo el tiempo.

Yoongi suspiró.

—Sí… Probablemente estés en lo cierto…

A un Golpe de la VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora