Juguemos en el campo.

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Narrador:

Se hacía presente otra mañana en el peligroso mundo de Karmaland, habitado no solo por aldeanos y animales, sino por monstruos y todo tipo de criaturas imposibles de catalogar.

Por allá en la isla flotante de Vegetta iba amaneciendo la joven pareja entre sábanas mal puestas.

Buenos días, Luzu.

Habló somnoliento Vegetta a su compañero, quien se había recostado sobre su pecho y no pretendía soltarlo por nada.

Por primera vez en un largo tiempo habían dormido solos, eso porque los pequeños se habían cansado esperando a su padre y hermano, por lo que gastaron todas sus energías en tumbarlo cuando regresó y una vez dormidos fueron dejados en sus cunas.

Luzu se removió incómodo para finalmente entreabrir los ojos e incorporarse junto a su compañero.

Buenos días Vege.

Le devolvió el saludo llevándose una mano a la cara para limpiar su húmeda mejilla.

Te babee los pectorales.

No serías el primero.

Luzu le dio un golpe amistoso en el hombro al menor antes de bajarse de encima e ir al baño a despabilarse.

Vege, quiero llevar a los niños a pasear, hay una granja detrás del pueblo.

† Pequeños Guerreros † KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora