Nuevo Berk se podía ver cubierto de nieve en cada rincón. El espíritu festivo se podía sentir por todos lados, las personas de un lado a otro terminando preparativos y sólo dos traviesos jóvenes corriendo por las colinas.
– Vamos, Zephyr.
– Ya voy, no entiendo porque estás tan apresurado.
–¡Es snoggletog! – gritó el ya no tan pequeño rubio – la pregunta es ¿cómo no estarlo?
Al fin se tomaron un respiro cuando su carrera finalizó en la puerta de su cabaña. Antes de entrar la mayor detuvo a su hermano.
– ¿Sabes que estas fechas son difíciles para papá, verdad?
– Ya lo sé – dijo con tono obvio y algo nostálgico – ¿por qué me lo dices?
– Es sólo que... ya sabes – suspiró con un gesto de rendición – sólo hay que ayudarlo a pasarla bien.
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.– M'Lady este año la gente al fin ha vuelto a festejar sin tanta nostalgia en sus rostros, me alegro por ellos. Los niños ya no son eso, han crecido y también estoy feliz de que tengan ánimos para festejar.
–¡Papá!
–¡Aquí afuera!
Los pasos apresurados se escucharon por el suelo de madera. Al llegar al encuentro de su progenitor no hicieron más que abrazarlo tratando de transmitir todo lo que querían decir.
– ¿Listo para ir al gran salón?– preguntó la mayor – Seguro la tía Heather cocinó algo especial.
– Ya lo creo.
Al llegar se encontraron como de costumbre con todos los vikingos comiendo como si no lo hubiesen hecho en años, unos bailaban y otros más cantaban. En una mesa de al final repleta de mucha más comida que las otras estaba el coro griego que tenía como amigos.
– Vaya, hasta que se dignan a venir.
– Si, si tardaban un poco más seguro Snotlout se acaba el banquete entero.
– Tu cállate Fishlegs, tu cuerpo te delata más.
– Oigan, oigan ¿por qué no mejor empezamos a comer? – como siempre el líder y voz de la razón intervino en lo que podría terminar como una guerra de comida.
La cena transcurrió entre risas causadas por anécdotas contadas por cada miembro de la rara pandilla, la estaban pasando bien, aunque queriendo evitar el tema que sabían lastimaría al castaño.
– Y entonces esa tarde Snotlout no habló con ninguna chica en todo la semana – terminaba de narrar Tuffnut con todos riendo, menos el pelinegro.
– Como olvidarlo – comentó aún riendo Heather – un día antes Astrid le había dado una de las lecciones de su vida ¿cómo no iba a temer el pobre?
Antes de que se diera cuenta de lo que había dicho un silencio se formó en la mesa y todos miraban con discreción a su jefe sin saber muy bien que hacer.
–Hiccup yo... lo siento – la pelinegra no sabía cómo proceder – de verdad, no quise mencionar...
– A Astrid, lo sé – tenía la vista perdida y sus ojos cristalizados, creyó que ya había superado un poco más ese tema, al parecer se había equivocado – Tranquila, Heath. No podemos pasarnos toda la vida sin mencionarla, por mucho que me duela creo que ella no querría que fuese un tema prohibido, tal vez sea bueno empezar a hablar más de su historia.
Se sintió mejor cuando sus hijos tomaron sus manos y le regalaron una sonrisa triste. Él lo sabía, ellos necesitan recordar a su madre, por lo menos a través de historias.
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.Todos tenían la vista en el mar y sentían como el viento del invierno les regalaba el clima perfecto. Se encontraban en el acantilado, el lugar en el que se despidieron de sus dragones y que ahora también les recordaba a ella.
– No creo que a Astrid le hubiese gustado que la recordáramos con pesar. A ella nunca le gustaba estar triste y amaba esta fecha. – miró a sus hijos, quienes expectantes, estaban esperando que les contaran más de su madre – Recuerdo el año que inventó su famoso ponche de Yak, casi muero intentando probarlo.
Todos dieron pequeñas risas al recordar ese suceso, incluso Heather se sabía la historia.
– Ella definitivamente era un desastre en la cocina – dijo la pelinegra recordando las veces que intentó enseñarle a cocinar a su amiga – Aún no entiendo cómo quemaba todo.
– Eso era talento – comentaron esta vez lo gemelos con un nudo en la garganta.
– Extraño nuestras peleas – todos voltearon a ver a Snotlout, quien tenía la mirada nostalgia.
– Yo recuerdo la vez que... – y todos comenzaron a narrar sus anécdotas favoritas que compartieron con la rubia.
Ese Snoggletog al fin volvieron a hablar de Astrid sin estar tan tristes, a todos les había afectado perder a su amiga, pero aprendieron que era mejor hablar de ella que olvidarla por no querer recordarla con pesar.
Zephyr y Nuffink se la pasaron imaginando todo lo que sus tíos les contaban y aprendían de cómo había sido la juventud de su madre, no podían admirarla más. A ellos les había afectado como a nadie cuando la rubia partió, aún eran pequeños y no habían tenido tiempo suficiente para disfrutar.
Hiccup por su parte entendía qué tal vez lo que necesitaba para sanar su pérdida era recordar todos los buenos momentos que había pasado a su lado y atesorarlos por siempre, después de todo él jamás iba a olvidar a su Astrid, tenía dos grandes pruebas de su amor, veía mucho de ella en sus hijos, al menos una parte de ella siempre estaría con él.
Él le prometió que siempre serían Hiccup y Astrid, era una promesa que estaba dispuesto a cumplir hasta el fin de sus días, cuando tuviese la oportunidad de reencontrarse con ella.
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One Shots Hiccstrid
Fanfiction"Te amo Astrid Hofferson, con todo lo que tengo. Y siempre te amaré"