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N/A: Mil gracias por el lindo recibiendo que ha tenido la historia. Espero que siga gustándoles, amo leer sus comentarios.

"Dialogo," narración.

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Cuando volvió a abrir sus ojos seguía en la misma desgraciada enfermería.

El olor a madera y hierbas no es desagradable per se, pero sí lo inquietaba. Le recordaba a los lugares de sanadores de su Aldea originaria, donde muchas veces había ido a parar por los azares del destino. Eran pesados, con una carga negativa que nunca había logrado sacudir.

Seokjin -tal como resultó llamarse el alfa que había irrumpido en su espacio, el líder sanador y un hombre de hablar ruidoso pero con una suavidad curiosa- lo mantuvo despierto. Pronto le darían de comer, y para la alegría del alfa su fiebre era inexistente y su piel tenía un color más natural. No sabía de qué color debía ser su piel para saber que estaba sano, pero Seokjin era un profesional, así que debía saber de lo que hablaba.

Era una interacción de respeto mutuo. Jimin mantenía una actitud acorde, y Seokjin no invadía su espacio personal. Era una avance, incluso lo llamaría su gran amigo... dentro de todo lo que el contexto abarcaba. Su gran amigo que evitaba hacerle preguntas y no le dirigía la palabra más de lo necesario. Empezaba a apegarse.

Pero aún así se sintió traicionado cuando Seokjin entró con otros dos alfas. Sus aromas no lograban pasar desapercibidos ante su sensible nariz. Uno de ellos era un profundo olor a café y chocolate amargo, de aquellos que le eran servidos en los desayunos comunales por viejecillas omegas de manos frías y duras con muy malas caras. Era penetrante, una mezcla de tornaba su estómago.

El otro aroma era igual o más imponente. Hierbabuena, fresca e intensa como se alzaba en los jardines de su cabaña y hacía picarle los ojos. Ese era un aroma más que familiar, y sabía de dónde lo rememoraba. Era el aroma del hombre que vio en el bosque.

Al avistar su rostro sus dudas fueron confirmadas. No reconocía nada, solo sus ojos. Almendrados y rasgados, de un tono chocolate profundo y oscuro. Enmarcados por pestañas negruzcas, eran intimidantes y firmes.

"Jimin, estos son el Alfa Líder, Namjoon, y su hermano Jungkook, Cazador Líder," la voz de Seokjin lo sacó de su periodo de análisis al alfa, quien sostenía su mirada con una irreverencia que solo él mismo lograba combatir. El alfa al lado de ese hombre era más alto, de cabellos extrañamente rubios y ojos oscuros bastante rasgados. Desnudarían el alma de quien fuera y nadie diría nada. "Vienen a hablar contigo sobre tu caso."

Namjoon tenía la apariencia de un líder, eso era indiscutible. Su cuerpo era atlético y delgado, debía pasar el metro ochenta y poseía rasgos duros. No se parecía en nada a su hermano, cuyo rostro rozaba lo suave si se ignoraba su expresión desdeñosa que parecía cargar como un manto.

El líder le sonrió. Y si era falso, era jodidamente bueno en fingir. "Me alegra por fin conocerte, Jimin," se mantuvo en su lugar, un gesto que renuentemente agradeció. "Te hiciste un tema de conversación desde que llegaste, para serte honesto. En toda la aldea se oye sobre el misterioso beta que se desmayó en nuestra entrada."

El vello de su nuca se erizó como el de un felino, siempre a la defensiva y al acecho. Detestaba la idea de dar de qué hablar. La experiencia era familiar, y por eso mismo indeseada. No era algo que Jimin quisiera rememorar y volver a vivir. "No deben tener nada emocionante para hablar, supongo."

Namjoon se rió, quizás entretenido por la actitud que había tomado. Otro líder habría saltado ante la falta de respeto, pero el hombre era joven y aparentemente no le preocupaba el trato que un forastero le diera. Su hermano era todo lo contrario, por lo que su vista lateral lograba tomar. Ese alfa no lucía convencido y mucho menos contento con su presencia.

Predestinado | kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora