Recuerdos Muertos parte 2

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—No se les ocurra gritar—dice una voz detrás de mí, logro escuchar como cortan cartucho.

—¡Pónganse de frente a la pared!, ¡Ustedes al suelo!—grita otra voz, nos obligan a levantarnos de la mesa para recargarnos en una pared.

—¡Saquen las carteras ya!—grita otro asaltante, todos ellos tenían la cara cubierta por una máscara de gas, no puedo diferenciarlos, solo por las voces.

—¡Presten medallas y aretes!, ¡anillos y pulseras también!—empiezan a quitar todas las pertenencias, no importa si una mujer tiene un arete, es arrancado totalmente de la oreja, los collares los arrebataban con fuerza.

—¡Ni se les ocurra gritar, al menos que quieran una bala entre cejas¡—grita otro de ellos, mientras dispara al techo en amenaza, el polvo del concreto destruido cae espolvoreando el lugar, el ruido aturde.

—¡Abran ya las cajas fuertes!—escucho como golpeaban al personal del restaurante, con fuertes patadas.

—Revisen las oficinas, no hay que dejar nada aquí—dice lo que pare ser el líder.

—¡Ya deberían estar quietos!—gritan. Pero Karen empieza a ponerse nerviosa, parece que ella tendría un ataque al corazón por su manera de respirar.

—Que la mujer no se desmaye—dice de nuevo el sujeto que pare ser el jefe.

—¡Dejen de temblar!—nos amenazaron con un rifle de asalto, la mayoría aquí tienen pertenencias como joyería de oro y diamante.

—¡Karen!—grito, logre tomarla antes de que ella callera al suelo.

—¡Reacciona mujer!—grita Francisco entre dientes.

—¿¡Estas bien!?—Diego pregunta exaltado, lágrimas en sus ojos quieren salir.

—Despierta por favor—digo, pero mis intentos eran inútiles.

—¡Callen a ese niño!, ¡pónganle un tapón en la boca!—grita otro asaltante.

—¡Pues si nos escuchan Javier, pronto nos vendrán a capturar!—le dice al jefe.

—¡Tomen nuestras cosas!, pero déjenos en paz—dice Francisco con su cartera en mano.

—Dame tu cartera y tu celular, ¡rápido!—me dice el asaltante.

—Solo déjanos en paz—digo sacando mi cartera.

—¿¡Esto es una broma!?—dice golpeándome con la culata del rifle.

—¡Rod!—grita Francisco, el golpe es tan fuerte que caígo al suelo, no solté a Karen en ningún instante.

—¡No nos quieras ver la cara!—él se encuentra enfadado.

—No tengo ni un miserable peso, mi esperanza era que no revisaran mi cartera— digo, sangre comienza a salir de mi frente.

—¡No intentes engañarme!—grita.

—¡Estabas comiendo en unos de los restaurantes más caros de la ciudad!—grita de nuevo, solo esperaba un disparo entre las cejas.

—¡Ya te dije que no tengo nada!—grito desesperado, por impotencia por no poder hacer nada.

—¡¿Te quieres hacer el gracioso conmigo?!— se encuentra desesperado.

—¡ya te di mis cosas!, ¡déjalo en paz!—grita Francisco.

—¡Levántate!—ordena el asaltante, acuesto suavemente a Karen en el suelo.

—¡Detesto a las personas como tú!—dice para posteriormente darme otro golpe con la culata del rifle.

Un mundo nefastoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora