CAPÍTULO III

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Uno de los peores pecados del ser humano es creerse perfecto, creer que todo va a salir bien. Es por eso que siempre fallan. Los humanos son tan tontos. Tú eres muy tonto... amor mío.

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La suave melodía del piano era como un hechizo encantado. Aunque por la situación, se podía describir más como una maldición, aunque no quedaba claro para quien, al menos no por ahora.

Solo se escuchaba las suaves notas musicales tocadas por Lisa, una tras otra, atrayendo a todos en un círculo alrededor de la chica, un hechizo hipnotizante para todos.

-  Vamos Arturo -le dijo Luisa caminando rápidamente, tratando de hacer el menor ruido posible en aquellos pasillos largos y llenos de eco- si descubren a Lisa todo se acaba.

- Lo sé cabeza de brócoli, cállate y camina.

Luisa rodó los ojos y continuó con su recorrido, ya luego golpearía su amigo por su horrible actitud. Aunque lo conocía, y sabía que por más golpes y palizas que le diese simplemente nunca cambiaría, era un idiota, aunque uno muy guapo.

- Gracias.

Todos aplaudieron, observando a la hermosa chica que había tocado el piano.

- ¡Bravo!

- Bueno, no quiero ser más una distracción. Por favor, sigan a la reunión de su majestad.

Todos los hombres y mujeres caminaron, agradeciendo por el espectáculo.

Ni bien se fueron Lisa hizo un ademán de emoción y corrió a donde se encontraban sus compañeros.

- ¿No reconocerán a Lisa? - preguntó Luisa mientras caminaban sigilosamente.

- No lo creo - dijo Arturo - no es taaaaan popular.

Entonces Lisa golpeó a Arturo en la cabeza.

- Cierra la boca guardia de cuarta.

- Cállense, ya casi llegamos - les dijo Luisa, quien iba al frente.

- Al fin, no es como que me guste ir por el aire acondicionado.

Al ver una rendija, Luisa la golpeó repetidamente, comenzando a sangrar ligeramente por sus nudillos.

Al conseguirlo, se acomodó y saltó dentro.

- Mierda - le dijo Arturo - Lisa venda sus nudillos - le dijo a su amiga al ver que a Luisa le sangraban sus nudillos - si lo hubiera hecho yo no pasaría esto.

- Cierra la boca.

Al terminar de venderla los tres caminaron hasta asomarse por la ventana.

Afuera poco a poco las personas iban llegando, llenando por completo todo el jardín.

Este estaba decorado por mesas con bocaditos, fuentes hermosas de agua, y los bellos árboles con lindas flores posándose en estos.

Todos hablaban entre si, conversaciones que no eran verdaderas, conversaciones que solo aparentaban amistades y vínculos afectivos, pero que no eran más que un engaño para obtener poder.

Por suerte el rey entró al jardin, con su porte imponente y pulcro, caminaba con un semblante fiero y serio. Todos agachaban la cabeza inconscientemente cuando pasaba delante de ellos.

Cuando al fin terminó su camino y se colocó delante de todos, comenzó a hablar.

- Queridos ciudadanos. Como ya sabrán, Autem ha decidido tomar un acto de... independencia. Es por eso que en este reunión vamos a decidir cuál va a ser nuestro segundo paso.

La Rebelión ZodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora