CAPÍTULO VI

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A veces las cosas pasan tan rápido que no nos damos cuanta. A veces es muy tarde, fue tarde para nosotros, lo siento amor mío.

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Ahí estaban, ambos chicos mezclando ingredientes y líquidos raros. Cada uno metido en su propio mundo, sin embargo a la vez estaban conectados por un puente invisible que solo ellos veían.

- Pasame la mezcla 4 -le dijo Valentina. De manera inmediata, Corny le pasó un tubo con un líquido amarillo neón.

El ambiente era silencioso. Valentina estaba metida en su propio mundo pensando en como utilizar la situación a su favor. Mientras que Corny simplemente no quería hablar, nunca hablaba mucho, él solo obedecía y cumplía las órdenes de sus superiores, claro, Valentina era su excepción. Ella no le ordenaba, ella le pedía. Tal vez era eso lo que le hacía apreciarla, o tal vez era el hecho de que se conocen desde pequeños, y por ello saben todo uno del otro.

Valenfina jamás traicionaria a Corny, y Corny moriría antes de traicionar a Valentina.

Y es por eso que eran amigos y confidentes, pero mantenían las apariencias bajo un disfraz de ama y sirviente.

Pasaron los minutos en silencio, con contadas ocasiones en las que se pasaban cosas o preguntaban por algún químico. Mientras mezclaban y probaban, mezclaban y probaban, y así toda la noche. El sueño los alcanzó y ambos cayeron dormidos, uno apoyándose en el otro, con frascos y raras mezclas aún en manos.

Ambas respiraciones estaban sincronizadas. Siempre había sido así. Y no solo eso. Desde pequeños había pasado algo raro, no recordaban que, solo sabían que un día, de repente, ambos compartían gran parte de su mente. Podían saber si el otro tenía sueño, sed, hambre, e incluso saber algunas emociones que el otro sentía.

Era algo asombroso.

Y fueron los rebeldes rayos de sol que se colaban por la ventana, los que despertaron a Corny.

Al abrir los ojos, lo primero que vió fue a Valentina, su querida amiga. Ambos se habían dormido en la mesa, mirándose cara a cara, y es por eso que Corny podía apreciar las lindas y delicadas facciones de Valentina.

Tal vez ella no fuera la mujer más hermosa de Autem, pero no se podía negar la gran belleza que poseía.

Acarició suavemente la mejilla de la chica, y ella se removió ante la caricia, como un gato en busca de mimos.

Corny esbozó una sonrisa y se acercó a besar la frente de Valentina, un beso suave, rápido y tierno.

Estiró un poco y terminó de hacer la cura, preparó todo lo necesario y suspiró. Era hora. Ahora solo debía levantar a Valentina.

Corny se acercó a ella y empezó a tratar de levantarla.

- Señorita, despierte. -dijo mientras la movía un poco.

Una característica de la chica eran sus largas horas de sueño.

- Señorita, tenemos que ir con Arturo

Y en diez minutos, Valentina comenzó a despertar. Pero al recordar que debían hacer, dió un salto y corrió inmediatamente al auto.

Corny sonrió un poco por su comportamiento y de igual manera llevó la cura y comenzó a manejar.

La Rebelión ZodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora