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Eleanor

Me quito los lentes y paso mis manos tanto por cabello como por mi cara, trantando de disimular el estrés y cansancio que me carcomen.

Suspiro cansada, dejando a mitad el correo que estaba a punto de enviar. No me molesta darle apoyo a chicas que están pasando por una situación similar a la cual yo pasé. Pero me llegan correos en cantidad y debo responderlos con sumo cuidado.

Tengo ayudantes, pero las chicas, quizás para sentirse más cómodas, me los envían a mi correo personal. No me molesta, es solo que me duele la espalda, los ojos y todo el cuerpo de pasar el día pegada a la laptop leyendo y respondiendo.

Quisiera que la mayoría que me escriben vinieran a verme en persona, así charlar y poder entender con más claridad, pero sé que no todas pueden salir libremente.

Giro mi silla hacía el gran ventanal de la oficina, y miro la calle. Muchas personas pasando, de arriba para abajo, otros van hablando por teléfonos, cada quien en su asunto.

—Ely —pronuncia de una manera casi inaudible, Mikail, mientras me giro a verlo —Pensé que te habías ido ya.

Sonrío levantándome de la silla para caminar hacía él.

Es tan alto, generoso, comprensivo y apuesto.

Es un diez en todo sentido de la palabra.

—No, estaba viendo unos correos —beso su mejilla —Una chica tiene miedo de denunciar que su esposo la abusa y trato de hacerla entrar en razón, ya sabes...

Una tristeza inmensa se me mete al corazón y por lo visto Mikhail nota esto.

—Se que es difícil para ti ver todas las cosas te pasaron en otras chicas, lo mejor es que las estás intentado ayudar y no dejándolas solas.

—Ellas son inteligentes, buscaron ayuda a tiempo, no como yo que me quedé hasta el final, si no es porqué casi muero... quien sabe si hubiese salido de las garras de Clark.

Decidí montar una pequeña campaña, todo con la ayuda y fuerza de voluntad de Mikhail —hace menos de un año—El cual sobre sale más por brindar ayuda a las mujeres abusadas por sus esposos. También a niños y niñas abandonados.

Mikhail decidió ayudarme, sabiendo todo lo que pasé, decidí contarle todo, necesitaba apoyo, tanto psicológica como emocional.

Y en mi momento de decaída el fue mi roca, mi fuerte y mi razón para seguir adelante. Desde que le conté sobre lo que pasé con Clark, él lo ha odiado incluso más que antes.

Lo entiendo, hasta yo lo odio, me hizo tanto daño que ni siquiera puedo abrazar a Mikail pensando que me golpeará o me gritará.

Se que el karma es una mierda y espero algún día todo lo que me hizo sentir se le regrese de la peor manera posible.

Y si es triplicado, mejor.

Es malo desear el mal, pero no puedo desearle el bien a una persona que mató la pequeña chispa de felicidad que me quedaba.

¿O sí?

—¿Estás escuchándome?—dice Mikail sacándome de mis pensamientos, mientras pasa su mano por mi cabello.

Pestañeo varias veces y asiento hacía él.

—Claro que si.

—¿Qué te estaba diciendo?

Niego con la cabeza y con las manos mientras camino a sentarme en una de las sillas que hay en la oficina.

Mikail suelta una fuerte carcajada haciendome mirarlo de forma rara. ¿De que se estará riendo?

Vacío © #2 [✔] EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora