Capítulo 2

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Había pasado una semana, una maldita semana.

Mi día había comenzó algo tranquilo, aunque me tocó ver la sesión de besos de Roy y Joaquín, que raro.

Me encuentro en mi salón de clases algo abrumado, la maestra de calculo no ha parado de hablar desde que la clase inició, maldita sea ¿Cómo puede torturarnos así? A mi lado se encuentra Adrián quien está igual o más confundido que yo, tampoco se le da la materia y no lo culpo.

La puerta se abre revelando a Azul, la chica más chismosa del salón y por la cara que trae -que es la que siempre pone cuando vio o escucho algo que no debía- trae noticias, pasa de largo a mi lado para sentarse al final y comenzar a murmurar un par de cosas con Seidy su compañera de mesa, no es cuando volteo discretamente hacia atrás que noto que me miran ¿Qué rayos? Decido no tomarle importancia y tratar de prestar atención. Cosa que no puedo llevar acabo por que siento como sus miradas se clavan como espadas en mí, me remuevo incomodo y decidí mirar una vez más, ellas ya me están viendo de vuelta y con una mueca de burla e incertidumbre y se que no se trata de algo bueno.

Suena el timbre como por arte de magia y guardo mis cosas lo mas rápido que puedo, acto que desconcierta a Adrián.

—Más despacio hombre, se que odias la clase pero no es para tanto, si la maestra... —lo interrumpo de inmediato.

—Desde que Azul entró no deja de murmurar cosas con, Seidy sabes lo que eso significa, ¿no?

—Diablos —ríe cínicamente—. Estas en problemas.

Suelto un suspiro pesado por que es claro que si, pero ¿Por qué?

Me tocan el hombro y doy un brinco de la impresión: —Marcos, vaya pensé que eras diferente —dice Azul para luego mirarse con la jirafa de su amiga.

—¿A que te refieres con eso celeste?

—Es Azul y me refiero a la pelea que tuvo Joaquín con Roy.

—Como sea —hago una pausa ¿otra pelea? Me congeló imagando un montón de posibilidades de que Roberto ya sepa mi crush por el pequeño Bondoni.

—¿Cuándo ibas a presumirlo?

—Ni siquiera se a qué te refieres Azul, te lo juro —apretó mis labios en una línea y ella me estudia un poco, tratando de convencerse de que no estoy mintiendo.

—Me doy cuenta, bueno al grano —se coloca firme y se lleva un mechón de cabello hacia atrás—. La pelea que tuvo Joaquín con tu amiguito fue por ti, sólo logré escuchar como que el estupido de Joaquín tiene un enamoramiento por ti.

Que mierda.

Santa mierda.

No puede ser.

Abro y cierro la boca, ella se ríe: —¿Es verdad?

No respondo y me giro, ahora encontrandome con Adrián que está como yo, intenta decir algo pero no hay palabras, ambos salimos corriendo del salón hacia la cafetería.

Buscamos por varios lugares posibles donde podría estar Roy o Joaquín, pero no hay ni una señal de ellos y comienzo a preocuparme.

Saco mi celular y marcó más de diez veces el número de Joaco, con la esperanza de que conteste alguna llamada pero solo fracaso en el intento.

—Esto explotó Emilio ¿Entonces? Ni una puta semana terminada y ya explotó —Adrián parece eufórico, paranoico con la situación —Diego ni siquiera está aquí para evitar que se maten cuando los vea, y yo son tan debilucho que no podré separarlos, son mis amigos carajo —tira su mochila al suelo y comienzo a girar, tan dramático, tan él—. Vete a casa, si veo a Roy le diré que te fuiste muy lejos que...

¿Do you think he's in love with you? [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora