Capítulo 3 ╭♡╮

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Taehyung tampoco esperaba que la llegada de el a la tierra fuera acompañada con una fiesta, ni mucho menos con un ramo de flores, o algún festín — aunque su primer encuentro con el pelinegro tampoco fue lo mejor de lo mejor — mínimo esperaba que estuviera con su hobbi raro, pero equivocado estaba el peligris, Jungkook se encontraba en una pelea, pelea la cual tenía que estar por terminada desde que llego.

Los ángeles guardianes como bien lo había dicho Miranda podrían entrar en la mente de las personas que cuidaban para cambiar un poco sus actos que tenían día a día, pero no podían entrar más allá de lo no permitido, aunque el libro que se le daba a dicho ángel tampoco decía todo completamente, algunas cosas simplemente eran un misterio para ellos.

El chico que al parecer parecía más bajo fue tomado por Jungkook de la chamarra de cuero que llevaba puesta, acercándolo más a él mientras que con su mano derecha comenzaba a crearse lo que sería un puño cerrado. Taehyung tendría que comenzar en divagar por lo que serían los pensamientos del pelinegro para acabar con esto de una vez por todas, si no quería que la pelea terminara en una mala tragedia.

Empezando con su trabajo comenzó a buscar su punto débil, mientras Jungkook bajaba su puño para tener mejor alcance al momento de golpear al chico justo en la mandíbula, Taehyung comenzaba a tener complicaciones no podía concentrarse con los pensamientos maliciosos, llenos de odio y furia que tenía el pelinegro — Mal momento para comenzar las cosas — Susurro para el mismo aun tratando de conseguir en manejar a lo que ahora mirase la fase del "chico malo" Jeon Jungkook — Una cosa más — Mantuvo su vista en un lugar no muy lejano a Jungkook, era claro que pasaba desapercibido por la multitud en círculo que encerraba a los chicos teniendo una pelea, pero tampoco podría darse el lujo que el pelinegro lo viera en algún momento, tenía que concentrarse si o si puesto que no habría segundas oportunidades, así que paso por unos cuantos pensamientos más y esquivando todo distracción que no lo dejase terminar parte de su trabajo, llego a su meta — ¡Bingo! — Trono su boca en respuesta al triunfo de entrar por fin a la mente de Jungkook

— No lo hagas — El pelinegro escucho a alguien pronunciar aquellas palabras, miro alrededor buscando respuesta alguna de lo que acababa de escuchar pero no, toda la multitud seguía como si nada extraño hubiera ocurrido ¿O tal vez era que se estaba volviendo loco?, regresando al presente no había notado que su puño se encontraba a solo unos cuantos centímetros de la mandíbula del joven, a un solo dedo para ser exactos, así que con todas las ganas que le sobraban trataba de terminar su objetivo pero su mano no le respondía, una vez más concentrarse fue su trabajo primordial quiso concluir con la pelea y el golpe que estaba destinado al chico frente a él, pero de nuevo su mano no seguía su curso, confundido soltó al chico y sin más tomo sus cosas para retirarse, todos los presentes lo miraron curiosos por su repentino cambio de actitud pero nadie se dignó a decir palabra alguna excepto al chico que estaba tirado en el suelo diciendo una y otra vez — Gracias, gracias — Le estaba dando su gratitud por no darle una buena paliza

Taehyung sonrió conforme con que Jungkook se diera por vencido y dejara al chico en paz, sin dejar su sonrisa de lado comenzó a seguirle detrás de él. Una vez que llegaron a lo que era su casillero se acercó lentamente a él con miedo a que su presencia la fuera notar el menor, pero al parecer el pelinegro no notaba al peligris era como si no existiera, este le paso la mano frente a sus ojos pero Jungkook seguía sin verlo, Taehyung dio un suspiro de alivio aunque muy en el fondo sabía que se la había jugado muy a su pesar.

— Escuche que no terminaste la pelea — Hoseok apareció detrás de Jungkook, este dio un saltito ante la presencia de la nada de su amigo — Dejaste vivo al chico eso vale mucho —. El mayor se encogió de hombros dándole a entender que estaba orgulloso de él.

El pelinegro dio una suspiro frustrado, ahora estaría en boca de todo el colegio que no había terminado la pelea, más de veinte peleas se había metido el menor, pero tampoco era de cual sus amigos estuvieran satisfechos ni mucho menos encantados, le habían dicho muchas veces que se comportase pero parecía que a Jungkook le entraba por una oreja y le salía por la otra. Termino de acomodar la última libreta en su casillero para irse directamente a casa, no cargaría aquel montón de libros que pesaban como rocas y que su espalda terminara doliendo como el infierno.

— Nos vemos mañana Hobi — Le dio unos golpecitos en su hombro y mientras que con la otra cerraba su casillero

— ¿No iras a la fiesta de Jackson? — Pregunto el castaño — Habrá chicas — El mayor le guiño el ojo cómplice, Jungkook rio pero negó con la cabeza, no articulo palabra alguna y desapareció por la multitud.

Taehyung miraba a Jungkook concentrado en un libro llamado "La cámara lúcida" de Roland Barthes cosa que al peligris le sorprendió, nunca imagino diferentes las etapas del pelinegro, hace un rato estaba en una pelea y ahora estaba en su cama acomp...

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Taehyung miraba a Jungkook concentrado en un libro llamado "La cámara lúcida" de Roland Barthes cosa que al peligris le sorprendió, nunca imagino diferentes las etapas del pelinegro, hace un rato estaba en una pelea y ahora estaba en su cama acompañado de un café frio, vaya que si era un maldito bipolar

El menor dejo a un lado el libro y se tomó de las sienes tratando de no volverse loco, algo había pasado y no sabía que había ocurrido después de todo, nada ni nadie tenía la respuesta de su cambio de actitud tan repentino en la pelea.

El mayor de ellos se sentó en el sofá reclinable color azul marino para solo una persona que se encontraba en la esquina de la habitación de Jungkook admirando cada parte de ella, paredes blancas, grandes ventanas, un pequeño escritorio, la cama, junto a esta un mueble color café oscuro que contenía en él solo un reloj despertador y debajo de este un par de libros de fotografía visibles ante todos, a lado opuesto una gran lámpara que daba del piso a unos cuantos centímetros más que al pelinegro, nada fuera de lo normal para un joven adolescente, más bien parecía una habitación para un nerd según a la conclusión que llego el ángel.  

Destinados a encontrarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora