Locamente enamorada

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Mi antiguo nombre, el que uso para ocultarme durante el día es _________, pero mi nueva identidad, mi nuevo yo es Suicide BK ¿Por qué BK? ¿No es obvio? Eso se debe a Beauty Killer, es en lo que me convertí al fin y al cabo, aunque mis amigos pueden simplemente llamarme “BK” aún no soy tan conocida como el resto de creepypastas, como los llaman la mayoría de la gente, supongo que después de lo que viví soy parte de ellos y eso es un gran honor.

- Eso fue demasiado rápido... - me sentía decepcionada, mi última víctima apenas y había luchado por su vida, coloqué un cutter cuidadosamente en su mano derecha, la escena perfecta de un suicidio. - Totalmente mi estilo, cómo quisiera que Jeff lo viera. - mis mejillas rápidamente se sonrojaron, sólo con pensar en él sentía una corriente eléctrica atravesando mi cuerpo.

Sacudí ligeramente mi cabeza debía volver a mis sentidos, miré el cuerpo frente a mí, no pude evitarlo, tomé un guante nuevo de mi bolso y tomé un poco de sangre, además de que su sabor era “interesante”, también serviría como lápiz labial, tenía el presentimiento de que vería a Jeff ese día, puse la sangre en un pequeño frasco para después y abandoné la escena del crimen.

Caminé por las calles y logré divisar mi antigua escuela y por impulso entré en ese lugar, saqué un pequeño espejo de mi bolso y luego me coloqué mi nuevo “lápiz labial”. - No pensé verte esta noche. - aquella voz sonó familiar, vi al fondo del pasillo y logré divisar una sombra. - Tu maquillaje no está mal, pero aún no comprendo tus gustos en ropa.

- J-jeff... - mi rostro se ruborizó de inmediato, me quedé sin saber que decir, luego sacudí mi cabeza y finalmente respondí. - No te burles de mi ropa, sabes que me gusta lo colorido....

- ¿Chaqueta celeste? ¿Falda rosa? Estás a unos pasos de ser un payaso. - su tono burlón me molestó un poco, pero eso no le quitaba su encanto, comencé a acercarme, quería acorralarlo, no lo veía hace meses y ya no podía soportar el deseo que me consumía por dentro.

- ¿Sabes lo que he hecho estos meses? He mejorado desde la última vez... - me acercaba más a él, quien se notaba algo confundido. - Sabes mis razones, no quiero volver a rogarte en vano, necesito un pequeño obsequio como la buena niña que he sido.

- ¿Buena niña? Yo no te pedí que lo hicieras, aunque admito que me ha sorprendido lo rápido que avanzas. - su rostro comenzó a cambiar y no parecía molestarle lo cerca que estaba y solo se limitó a decir. - No puedo negar que empiezas a llamar mi atención...

- Me gustaría que pruebes algo que tal vez sea de tu agrado. - me miró extrañado durante un segundo, pero ni siquiera le di tiempo para responder, no pude contenerme un segundo más y lo besé, él entendió rápidamente y sentí como empezó a saborear mis labios y unos segundos más tarde sentí sus manos en mi cintura, acercándome más a él y luego nos separamos por la falta de aire.

- Debo admitir que valió la pena probarlo, fue exquisito. - me miró con deseo y pude notar que al fin había caído en mis redes. - Se nota que no eres la misma chica que traté de asesinar hace unos meses...

- Todo es gracias a ti... - sonreí y me acerqué mi rostro al suyo, como si lo fuera a besar otra vez. - Pero debes saber que hay más cosas que podemos probar.

- No deberías provocar a un hombre de esa manera. - sentí de nuevo sus manos en mi cintura y luego se acercó a mi oído y susurró. - Pero si es lo que deseas... No puedo evitar complacer a una dama, te daré un obsequio y seguramente ambos lo disfrutaremos...

Me tomó en sus brazos y entramos en un salón de clases, me puso sobre un escritorio y podía notar todo el deseo con el que me observaba, yo fingí mirarlo ingenuamente como si no supiera lo que me esperaba, él acarició mi cabeza y de repente me arrebató la peluca castaña que utilizaba para ocultar mi identidad y dejó al descubierto mi verdadero cabello. - Prefiero el negro. -dijo mientras sonreía burlonamente, estaba jugando conmigo, quería ver hasta dónde llegaba mi paciencia.

Me besó e introdujo su lengua, mientras tanto se deshacía de mi chaqueta y luego procedió a desabotonar mi blusa, detuvo el beso para recuperar el aliento, yo ya no aguantaba más y empecé a deshacerme de su chaqueta y de su camiseta, el volvió a besarme y tiró mi blusa a un lado, luego mi brasier y empezó a masajear mis pechos, mis gemidos eran ahogados por su beso, se separó de nuevo.

- Siguen tan grandes como lo recuerdo. - dicho esto comenzó a dejar chupetones en mi cuello sin parar de jugar con mis pechos.

- J-jeff... n-no creí que esto pasaría algún día. - pequeños gemidos salían de mí, pero mi cuerpo quería más, empezaba a impacientarme. - D-deja de jugar.... Debes.... a-avanzar más rápido... n-no tengas compasión.

- No te preocupes, no la tendré. - comenzó a lamer uno de mis pechos aumentando ligeramente mis gemidos, empecé a desabrochar su pantalón y entonces sentí un gran bulto bajo sus bóxers. - No seas traviesa, podrías acabar con tu racha de niña buena...- se deshizo de mis bragas e introdujo dos de sus dedos comenzando a jugar con mi intimidad, yo solté un gemido más fuerte que los anteriores y sentía como la temperatura de mi cuerpo aumentaba.

- M-más... Necesito más...- la poca cordura que aún conservaba comenzó a abandonarme en aquel momento, me abracé a Jeff y comencé a rasguñar ligeramente su espalda, a lo que él soltó gemidos roncos. Jeff miró mi rostro con una sonrisa burlona que acompañada de su mirada denotaba que estaba en problemas.

Se deshizo del último obstáculo, sus bóxers, al saber lo que me esperaba cerré fuertemente mis ojos y me aferré con más fuerza a su espalda, hiriéndolo aún más, él me penetró sin piedad acabando con mi virginidad, yo solo pude soltar un fuerte gemido de dolor y placer, que él opacó con un beso.

Él se movía dándome varias embestidas, mientras seguía besándome y algunas lágrimas salían de mis ojos, se movía rápido y dolía, pero al mismo tiempo se sentía bien, yo movía mis caderas y ya no podía imaginarme estar lejos de él, mi corazón desbordaba felicidad ¡El hombre que amaba me había quitado la virginidad! Ambos llegamos juntos al clímax y estábamos agotados. - Eso no estuvo mal, deberíamos repetirlo... -dijo él tomándome desprevenida.

Estaba segura de que al día siguiente mis caderas dolerían como nunca, pero daba igual, nos vestimos de nuevo.

- Lo lamento, no quise hacerte daño. - dije mirando las marcas que había dejado en su espalda. - Actué inconscientemente.

- Da igual, creo que aprediste la lección. - dijo mientras se colocaba su camiseta ocultando su trabajado abdomen. - Me pediste que fuera rápido y sin piedad, ni siquiera pensaste en las consecuencias.

Me sonrojé y miré hacia otro lado, me sentía sin fuerzas y no me sentía capaz de llegar a el lugar que llamaba casa, Jeff lo notó y decidió llevarme hasta su “escondite” un departamento algo desarreglado que al parecer era donde descansaba, me dio igual el desorden y me quedé rendida sobre su cama.              

Rojo Como la Sangre  (Jeff the Killer y tú) ~lemmon~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora