Cicatriz

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Regresé al departamento de Jeff luego del trabajo, no era difícil empezar a vivir ahí, había pasado los últimos meses sin un lugar fijo, quedándome en algunos hoteles, todas mis pertenencias estaban en mi querido bolso, debo especificar que era un bolso grande, incluso adentro estaba una cartera de mano que era la que llevaba al trabajo.

Me cambié de ropa y me puse un suéter turquesa y una falda púrpura, ya estaba atardeciendo y en la oscuridad podría ir por mi siguiente víctima, esta vez solo iría por una, quería regresar rápido para pasar el máximo de tiempo posible con mi Jeff.

Me coloqué mi peluca y la arreglé un poco, aún parecía mi cabello real, pero pronto debería reemplazarla, luego me coloqué mis lentes de contacto grises y quité mi maquillaje, dejando al descubierto la cicatriz junto a la parte izquierda de mis labios, no fue un accidente y tampoco mis molestos ex compañeros de clase, fue el mismo Jeff the killer.

"Hace unos meses, ya casi medio año, cuando aún era __________, me harté de las burlas de mis compañeros, había hecho de todo, bajé de peso, hice ejercicio y me puse a dieta, me veía fatal, aunque por alguna razón mis pechos eran la única parte que no había sido tan afectada. En cambio ahora sus burlas eran en contra de mi poco peso, no importaba lo que hiciera, siempre volvían a molestarme.

Nadie me tomaba enserio, mis padres no hacían nada y aquella noche, quise acabar con mi vida, tenía algunas pastillas para dormir, si me causaba una sobredosis, dormiría por siempre, también tenía un cutter, sonaba doloroso, pero más efectivo.

Tomé el frasco de pastillas y entonces fue cuando el apareció. - Go to sleep. - me sorprendí un poco, no creí que existiera realmente, pero sabía que haría conmigo y no quería resistirme, estaba harta de mi sufrimiento.

- Solo hazlo, si lo haces tú, tendré la oportunidad ir a un lugar mejor. - actué tranquila, neutral, si alguien más acaba con mi dolor por mí, le estaría eternamente agradecida. - ¿¡Por qué no lo haces ya!?

- No es divertido si tengo tu permiso. - dicho esto alejó su cuchillo y lucía algo decepcionado. - Deberías suplicar por tu vida.

- ¿Por qué suplicaría por seguir viviendo este tormento? - no importaba quien estuviera frente a mí, pero no podía evitar que mis ojos se inundaran de lágrimas. - Sólo quiero que acabe.

- Eres una tonta. - se puso frente a mí y por su mirada parecía comprenderme de cierta manera y al mismo tiempo parecía burlarse. - Si ellos te molestan, tú no estás mal, ellos lo están ¿Por qué serías tú la que debe morir?

- ¿Y qué debo hacer entonces? - lo miré, fui algo impulsiva y grité. - ¡¿Matarlos a ellos?! - en aquel momento no lo decía enserio.

- No me provoques... - mi comportamiento parecía haberlo molestado. - En cuanto a tu idea, se puede decir que estás en lo correcto, eso me agrada, parecieras tener potencial.

- ¿Potencial? - me sentía confundida ante sus palabras. - ¿Te refieres a ser como tú?...

- Eres algo lenta, pero ¿A qué más podría referirme? - acercó su cuchillo a mi rostro. - Por esa razón te dejaré vivir, pero no sin darte antes una advertencia.

- ¿A-adverten.....? - ni siquiera me dejó terminar, tomó de nuevo su cuchillo y dejó una herida en mi mejilla izquierda, junto a mis labios y yo solo alcancé a producir un chillido. - ¿P-por qué? - sentí la cálida sangre caer por mi rostro y mis labios, incluso inconscientemente probé unas cuantas gotas de esta, llevé una mano a mi rostro y me estremecí por el dolor, cuando volví a mirar, Jeff ya no estaba."

Me encantaba ver aquella marca, me recordaba nuestro primer encuentro, tomé un cutter, ya llevaba monitoreando a mi víctima durante unas semanas, ya estaba al límite del colapso, nadie se sorprendería de su "suicidio", sonreí mientras guardaba ese hermoso y brillante cutter en mi bolsillo. - ¿Dónde estará mi lindo asesino?...

Tal vez había salido a divertirse un poco, tal vez su sed de sangre es diferente a la mía, pero supongo que debió de haber ido a saciarla, ya había oscurecido totalmente y yo estaba lista así que me dirigí a mi objetivo y salí del departamento.

Me detuve en un callejón cercano a el hogar de mi víctima, la típica chica que era un estúpido intento de Barbie, o bueno eso era hace unas semanas, con algunos truquitos que se me habían ido ocurriendo durante los últimos meses había cambiado un poco su forma de ser. Era una linda casa, lucía acogedora, tuve suerte ya que ese día parecía que los padres de "Barbie" no estaban en casa, una cosa menos de la que preocuparme, aunque no siempre era así, a veces debía tener mucha cautela, ya que mis víctimas a veces no estaban solas en casa.

Me acerqué a la casa sigilosamente, llevaba dos semanas entrando sin que nadie lo notara y hoy era la última noche que lo haría, abrí la ventana fácilmente, ya sabía el truco a la perfección, subí lentamente hasta la habitación de "Barbie" y abrí la puerta, la encontré sentada sobre su cama, mientras lloriqueaba, no había soportado ni la mitad que yo. - ¿Sabes que día es hoy?

- ¿Tú otra vez? ¿Me dirás quién eres? No creo que ya sé eso. - me estaba irritando, podría matarla en ese mismo momento, pero era un poco divertido ver como hablaba sola. - Solo eres parte de mi imaginación, no puedes se real ¿O sí?

- Solo debes saber que soy Suicide BK querida, y también, ya que comencé tu pesadilla, la terminaré. - le acerqué un vaso de agua y le mostré unas pequeñas pastillas, si ella aceptaba, me haría el trabajo más fácil, pero obviamente no se salvaría de darme un pequeña muestra de su sangre, ella las tomó sin siquiera dudarlo, pero su expresión, fue algo magnífico de observar, se dio cuenta de lo que acababa de hacer.

- ¿Q-qué he hecho? ¡N-no! Una ambulancia, si llegan a tiempo. - intentó levantarse pero su cuerpo ya había empezado a perder fuerzas, yo tomé el cutter que traía en mi bolsillo, por supuesto, luego de haberme colocado unos lindos guantes de látex, hice que ella lo tomara y la forcé para que no lo soltara, mientras lo acercaba a su muñeca. - N-no... por favor no...

- ¿Te obligué a tomar las pastillas pequeña? - sonreí mientras miraba su rostro de desesperación, que poco a poco era consumido por el efecto que ejercían las pastillas. - Tú fuiste quien me las arrebató de las manos en plena desesperación, yo solo te estoy ayudando a poner fin a tus problemas, como lo prometí la primera vez que me viste.

- Pero ya no quiero... - la pobre empezó a llorar, pero apenas y tenía fuerzas para mantener los ojos abiertos. - Fue un error...

- Lo siento pequeña. - me acerqué a su rostro mientras continuaba sonriendo y susurré. - Como diría alguien que conozco... Go to sleep...

Terminé con lo que había empezado y dejé todo impecable, otra escena perfecta de un lamentable suicidio, me encaminé hacia el departamento de Jeff antes de que los padres llegaran, tenía un nuevo frasco de mi delicioso manjar y eso me alegraba, la ciudad estaba desierta a esa hora, estaba completamente segura de que nadie me había visto, pero aún así, nunca encontrarían a una asesina de cabello castaño corto, o al menos no darían con __________  teniendo esa descripción.

Faltaban unas cuantas calles para llegar a casa, fue entonces cuando sentí una mano que me tomó por detrás. - ¿No crees que es muy tarde para que una chica vaya sola por la calle?...

Rojo Como la Sangre  (Jeff the Killer y tú) ~lemmon~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora