Las cosas para TaeHyung empeoraban.
Cada día se sentía más mal de lo que ya estaba.
Eso lo estaba matando.
Y no era el amor de por JungKook.
Sentía que ya no podía, ya no, no quería sufrir más, detestó ese día en el que detectaron eso. Estaba harto, enojado, enojado con la vida por ser muy perra con él.
Pero nada podía hacer.
Sus días estaban contados.
Odio el día en el que se metió con SeokJin.
Por su culpa, tenía VIH, y ya no podía regresar el tiempo para detener lo que hizo con Jin.
Debía de decirselo a JungKook.
Estaba en el comedor del lugar, comiendo con el culpable de su enfermedad , quien también se sentía culpable.
“Lo siento, no sabía que tenía esa, cosa”. Habló Jin al notar decaído a su pareja.
“Por eso se supone que debes checar te cada mes”. Contestó molesto el ahora rubio, en serio que cada mes cambia de color de cabello.
Seok bufó y siguió comiendo en silencio, al terminar ambos, antes de que el pelinegro se fuera Tae tenía que pedirle algo.
“Oye, ¿podrías darme permiso para ir a ver a JungKook?” . Preguntó el chico al otro, hasta tenía que pedir permiso para salir.
“Claro, entiendo tus circunstancias, se que debes decirle”. Fue lo único que respondió Jin para después irse con sus hombres tras él.
El rubio salió también del comedor, fue a la habitación y se puso algo lindo, salió junto los guardespaldas de Kim y se fue de la mansión para ir junto a Jeon, no sabía cómo tomaría está noticia.
. . .
Al llegar, Tae bajó de la camioneta y fue a tocar el timbre de la casa de JungKook, quien le abrió y al verlo su rostro reflejo sorpresa, ira y frialdad.
“¿Qué deseas?”. Preguntó el chico.
“Creo que no es apto decirte al aire libre, pero, solo vine de pasada”. Dijo Kim, “Escucha, yo, hace unas semanas, tuve algo que ver con SeokJin”.
“No necesitas decirme tu vida”. Habló el castaño frío, aunque en el fondo le dolía, que le prometió a Jeon que iba a ser solo suyo.
“Dejame continuar”. Dijo molesto Tae, “Bien, tengo una enfermedad mortal, producto de eso”. Explicó el rubio, “JungKook, tengo VIH”. Dijo el chico con lágrimas en los ojos.
El nombrado no hizo ningún gesto, la noticia le sorprendió, al minuto, lágrimas caían de los ojos color avellana del chico castaño, quien también abrazó al otro.
“No, No quiero que te vayas!”. Dijo con las lágrimas mojando la camiseta de Tae, “Te amo, aún lo hago! No quiero, perderte!”. Gritó el castaño con todas sus fuerzas, definitivamente estaba enojado con la vida por ser así.
Por los gritos de su padre, JeongWu corrió hasta donde se encontraba, y que al ver a Tae, se emocionó y fue abrazar al rubio, quien también lloraba descontrolada mente.
“TaeTae, ¿por qué lloras?”. Preguntó el niño viendo a las dos personas que quería mucho llorar.
“Veras, pequeño, tengo una enfermedad mortal, que fue producto de algo con tío SeokJin”. Explicó Tae, Jeong ya era lo suficientemente grande para entender esas cosas, por lo que captó al instante.
“No!Yo te quiero TaeTae! No quiero que te vayas de mi lado!”. Sollozó el niño abrazando de la cintura al otro.
Los tres se encontraban llorando, por la próxima perdida de uno, Kim TaeHyung, tenía miedo, miedo a morir, no sabía que se sentía y no quería experimentarlo, pero era inevitable.
Tae no aguanto más y optó por irse de una buena vez de ahí, no soportaría más y terminaría besando a JungKook, y era lo que no quería.
Pero no resultó.
Jeon lo alcanzó y le dió su último beso.
Uno donde se reflejaron todas las emociones, tristeza, amor, deseo, pasión, enojo, no entendían como la vida no permitía que fueran felices, ¿acaso habían hecho algo mal?
Los dos detestaban a la vida, por ser una mala, lágrimas se mezclaban con el beso, logrando una combinación de agridulce.
El amor era lo qué mas resaltaba, esa chispa aún estaba presente en ellos, y aunque no lo admitieran, se extrañaban como nunca antes, se deseaban, deseaban tenerse cuerpo a cuerpo, sus pieles chocando al igual que sus alientos, suspiros y jadeos. Darse todos los días mimos, ser felices junto a JeongWu, pero, simplemente no se podía.
Se separaron, para mirarse fijamente, esa era la última vez que quizás se miraban con tanto amor, con pasión, con deseo.
“Será mejor que me valla”. Fue lo único que dijo el rubio para después subirse a la camioneta e irse para siempre.
Para siempre.
Esas palabras dolían en JungKook.
Dolían como el infierno.
No soportaría una vida sin TaeHyung.
JiWoo le comenzaba a molestar con su chillona voz y que no se despegaba de él un segundo.
Aparte de ya no podía tener amigos, y mucho menos amigas, ya que su novia era muy celosa, hasta un día llegó a romper su celular por qué lo encontró chateando con una supuesta “Terroncito de azúcar”, pero era su madre.
Estaba harto de todo.
Y Jeong no ayudaba mucho.
Empezó a bajar de calificaciones cuando ya no estuvo con Tae.
Ya que él, era el que le le ayudaba con las tareas y todo eso, JungKook no tenía tiempo por el trabajo y JiWoo solo se la pasaba hablando por el celular con sus amigas que solo le metían ideas a la cabeza.
No soportaba.
Pero no cometería el suicidio.
Tenía un hijo que amaba con todo su ser y no lo dejaría solo con su “ocupada” madre, que simplemente lo que hace es ir de fiesta todos los días.
Hasta un hombre era mejor que ella.
Tae no hacía eso, siempre estaba al pendiente de JeongWu, si comía, si le iba bien en la escuela, si regresaba sano y si estaba saludable, hacía lo mismo con JungKook.
De hecho, TaeHyung odia las fiestas, el alcohol, las drogas y la marihuana, y era un ejemplo a seguir para Jeon y su hijo.
Pero se iría se sus vidas.
Dejándolos con una persona que solo pensaba en si misma y se decía ser una adulta, cuando se comportaba como una adolescente.
Estaba harto.
Se iría de la casa.
Desaparecería junto a JeongWu.
Ya no más.
No iba a dejarse controlar por un par de hermanos que pronto uno morirá, y la otra no puede hacer nada, porque no sabe ni matar a una mosca.
Estaba listo.
Lo iba hacer.
Solo se despediria de TaeHyung y luego desaparecería de la faz de la tierra.
ESTÁS LEYENDO
ᵈᵃᵈᵈʸ! ⁱ ʷᵃⁿᵗ ᵃ ⁿᵉʷ ᵈᵃᵈ!
FanfictionJeon Jungkook, un hombre que es papá soltero, tiene un hijo llamado JeongWu, un pequeño de tan solo 6 añitos, tenían una vida normal, hasta que un día escuchó lo que su hijo le pidió. "Papi! Quiero a otro papá!".