4: Peligro

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3:00 am

Las horas pasaron y ni me había percatado. La mayoría de las personas ya se habían marchado por lo tarde que era. Amanda y yo nos despedimos de Thomas, Giselle y mis abuelos y nos fuimos.

—Pero que frío hace aquí afuera - dijo Amanda mientras íbamos camino a mi auto que se encontraba un poco despejado de la casa.

—Si, bastante frío.

—Mis padres han de estar dormidos hace horas y no quiero despertarlos, ¿está bien si me quedo contigo?

—Claro, sabes que puedes quedarte en mi casa cuando quieras, aunque quizás mi madre estará muy molesta por llegar a estas horas.

—Esperemos que esté dormida y que no se de cuenta.

A lo lejos podía observar mi auto, ya casi llegábamos a él y todo estaba muy silencioso y oscuro. Que bueno que no estaba sola, porque caminar por ahí a esa hora daba un poco de miedo.

Unos segundos antes de llegar al auto:

—Seilan, creo que alguien viene - dijo Mandi mirando hacia atrás.

Volteé y vi una silueta un poco lejos de un hombre que parecía venir de la casa.

—¿Fred eres tú? - pregunté.

No hubo respuesta.

El hombre tenía ropa oscura y no se podía ver su rostro, estando más cerca vi que sacó de su bolsillo lo que parecía ser un cuchillo y comenzó a caminar más rápido hacia nosotras.

Pensé rápidamente, el hombre venía a atacarnos y sabía que no nos daría tiempo de subir al auto, tampoco podría pelear con él corriendo el riesgo de que me lastimara o a Mandi. Así que rápidamente me quité mis tacones y se los lancé, Mandi hizo lo mismo, uno de los tacones logró golpearlo en la cabeza pero obvio eso no sería suficiente.

Solté mi bolso junto con las llaves del auto y comenzamos a correr hacia al bosque siendo perseguidas por ese sujeto.

Sé que cuando una persona te está persiguiendo no hay peor lugar para esconderse que un bosque, pero no podía correr a la casa porque él venía de esa dirección.

—Seilan ¿quién rayos es ese hombre? - preguntó Amanda asustada mientras huíamos adentrándonos en el oscuro bosque.

—No lo sé ¡no sé quién pueda ser! - continuamos corriendo.

A lo lejos escuché aquel hombre gritar:
— ¡Te atraparé Peterson, ni pienses que escaparás!

¿Peterson dijo? ese es mi apellido. Eso significaba que esto no era una casualidad, ese hombre venía por mí específicamente.

-

THOMAS

— Fred acompáñame al auto por mis cosas - dije mientras bajaba las escaleras de la casa de mi padre.

— Está haciendo mucho frío Thomas, además el auto está lejos y no quiero caminar.

— A eso si le llamo vagancia hermano, muchas gracias por tu ayuda. - exclamé sarcásticamente.

—Yo puedo acompañarte si quieres hijo - sugirió papá y sin que pudiera decir algo ya estaba casi fuera de la casa.

—Está bien, vamos.

Fuera de la casa hacía mucho frío y todo estaba muy silencioso, solo escuchaba la voz de papá quien estaba diciendo lo mucho que le alegraba el hecho de que me había casado.

Estaba muy feliz de haberme casado con Giselle, no podía imaginar un futuro en el que no estuviera ella. Pasaría este día aquí con mi familia y el lunes nos iríamos a un viaje de Luna de Miel por dos semanas.

Por mis heridas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora