Always By Your Side <temporada 5> >>Niklaus Mikaelson y Tú<<

IV

The Beauty Of The Dark.

    Veía como la luz de la luna a cada momento iluminaba más las calles de la ciudad. No entendía porqué, deseaba irme de este lugar, pero al mismo tiempo es como si algo me impidera irme. Saqué de mi bolso el celular que hace no mucho había "comprado", tras pensar mucho marqué el número de Kai, por suerte había logrado recordarlo, marqué muchas veces, demasiadas, pero ninguna contestó, lo cual realmente había logrado preocuparme.
   
    Con el tiempo tomé una botella, dos botellas, tres y luego cuatro, perdí la cuenta hasta el momento en el que ya no tenía control sobre lo que hacía. Al principio todo fue borroso, pero después solamente perdí la consciencia, no sé lo que sucedió, al despertar tenía un horrible dolor de cabeza, volteé dándome cuenta de que  nuevamente estaba en ese cuarto donde había despertado hace un día quizá.

    -Para un vampiro como tú no es muy buena idea tomar demasiado, fue muy fácil encontrarte.

    -¿Qué pista seguiste? ¿La fiesta o la sangre? -Sonreí suavemente logrando sentarme- Gracias por cerrar las cortinas, odio el sol.

    -No quería llegar a este punto, pero no me dejas de otra. -Antes de que pudiera decir nada estaba frente a mí viéndome directamente a los ojos-. No saldrás de esta casa aunque eso te cueste la vida, te quedarás dentro de la casa siempre, hasta que yo te ordene lo contrario. -Se alejó y entonces salí del trance.

    -¿En serio? No había una forma menos fea para evitar que saliera de la casa.
   
    -Lo intentamos con el hechizo de la barrera, pero tú lo rompiste por si lo olvidaste, y para evitar que vuelva a suceder, mejor hay que poner unas medidas más extremas.

    -Da igual. Pero les recomiendo que no traigan muchas visitas. Me gusta la sangre fresca.

    -¿Qué te pasó?

    -Dejen de preguntar eso -murmuré sintiendo como la ira brotaba de mi ser-. Dicen conocerme, si lo hicieran no preguntarían eso porque sabrían que siempre he sido así.
  
    -¡Lo eras! -gritó viéndome a los ojos- Dejaste de serlo hace mucho tiempo. Cuando aceptaste que no era necesario seguir causando dolor. Te diste cuenta de que no tenía sentido tener una vida causando sufrimiento y que podías vivir un millón de años ayudando a los demás.

    -No parece algo que yo diría o sintiera. -Tomó mi rostro con ambas manos haciendo que lo viera a los ojos. Se formó un nudo en mi garganta.

    -Pero sucedió. Tú cambiaste, es obvio que jamás creerías que pensarías así, pero si cambiaste pudiste pensar de muchas otras formas a como es ahora.

    -No me harás cambiar de opinión. Sé que tú y tus hermanos solo están tratando de confundirme. No sé lo que quieren de mí pero no conseguirán nada.

    -¿Por qué me besaste?

    -Porque puedo hacerlo. -Una vez más lo besé, él se separó sin dejar de verme a los ojos-. No existe otra razón por la cual lo haría, así que no te ilusiones, ¿está bien?

    -Ya entendí lo que pasa. -Lo vi algo sorprendida, ¿acaso al fin él había renunciado a aquella mentira?

    -¿En serio? Quiero decir... ¿Realmente comprendes lo que sucede?

    -Así es, ahora comprendo lo que debo hacer, porque sé que en un pequeño rincón de tu mente sigue ahí, tus recuerdos, la magia del nigromante no fue suficiente.

    Una gran parte de mi suspiró harta de aquella persona, pero si algo fue cierto era que una pequeña parte sonrió, haciéndome sentir que no había otro lugar en donde quisiera estar.

    -Lo difícil de pertenecer a este mundo, es que sin importar quien sea, lo cierto es que nunca terminamos de confiar en nadie, y estoy segura de que tú más que nadie conoce esa sensación.

    -No sabes nada de mi, al menos esta parte de ti. -Sonreí de manera burlona a la vez que ponía mis manos en su pecho.

    -Tienes razón, pero lo cierto es que conozco lo suficiente de ti, conozco lo suficiente del magnifico Niklaus Mikaelson, asesino, pesadilla para muchas personas, y para otros el mismísimo diablo, nada bueno que respalde tus supuestas buenas acciones conmigo.

    -Es más fácil que las personas te sigan cuando te tienten miedo.

    -Pero es más divertido cuando te retan. -Reí sobre sus labios besándolo de la manera más salvaje y apasionada posible haciendo que fuera imposible para él alejarse de mí. No tardó ni un segundo en corresponderme haciendo más apasionado nuestro encuentro-. No es muy difícil dejarse llevar, ¿cierto? -En un segundo quité su camiseta buscando un poco más de diversión, pero eso pareció hacerlo entrar en razón porque no tardo en empujarme lejos de él.

    -Sí, sería divertido si fueras tú pero no lo eres así que ríndete.

    -El que debería rendirse eres tú, y deberias comprender que quién yo era se fue, desapareció.

     -¿Quiéres tener la misma discusión o te parece si la ahorramos? Después de todo ya sabes lo que diré.

    -Y yo sólo repetiré lo mismo una y otra vez -añadí con seguridad sin parpadear ni separar mi mirada de sus ojos-, pero no es necesario que lo diga, ¿cierto Nik?

    Él suspiró con pesadez y salió del cuarto azotando la puerta. Me dejé caer sobre la cama cerrando los ojos, nuevamente destellos se hicieron presentes, azules, rojos, morados, no comprendía lo que eran pero desde que había despertado cada que cerraba los ojos ahí estaban. Podría decir que parecían destellos de magia, como si alguien hiciera hechizos.

    -Esto es ridículo. -Escuché casi como un murmullo. Me levanté viendo a mi alrededor buscando a la persona que había dicho eso pero simplemente no había nadie-. Que linda te ves tratando de buscarme, pero no funcionará.

    -¿Quién eres? -Pregunté sin ningún temor, solo deseando saber quién era el que quería fastidiarme.

    -¿Me olvidate? Eso realmente me duele, aunque estoy segura de no tanto como le dolió a Klaus.

    -¿Quién eres y qué sabes de eso?

    -Calma, te ayudaré a recordar.

    Pude escuchar como chasqueo sus dedos, al hacerlo, un gran dolor inundó mi mente, insoportable e irritante que logró que me desmayara y así le di acceso libre a mi mente.