Cap 11

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Dylan había estado despierto por muchas horas después que Selena se había ido de su casa. Pensaba en cómo habían llegado a tal punto de casi comerse con la boca. Recordó que Selena no estaba bien cuando ella llegó, era tan claro que ella estaba enojada por algo. Quería preguntarle que le pasaba y si tenía algún problema con su trabajo o si era por el dinero que él había quedado en pagarle y no le había pagado aun. Quería mandarle un mensaje o al menos llamarla pero el sabia que ella nunca contestaría. También se le ocurrió esperar a que saliera de aquella puerta donde la había visto salir por primera vez pero también se le ocurrieron miles de insultos y golpes que recibiría si tan solo lo intentara.

Había pasado un día entero después de que ella se fue y no la había visto en ningún pasillo de la escuela, tampoco en las pocas clases que compartían y se estaba llenando de preocupación la cabeza. Decidió entonces ir a verla en su casa. Subió a su auto y se fue a toda velocidad.

Cuando llegó, golpeó la puerta. Nadie contesto. Golpeó de nuevo pero era en vano por que la casa estaba vacía.

Se rindió y regresó a su casa más preocupado de lo que estaba antes de irse. Cuando estaba entrando por la puerta principal de su casa, su padre iba de salida vestido con uno de sus mejores trajes e incluso tenía su corbata azul favorita. Tenía su maletín de trabajo en una mano.

-¡oh Dylan!, ¿Dónde estabas?

-En casa de Max- Mintió.

-Tu madre no está, le dices que tuve una junta de trabajo. Si necesitan algo llamen a la casa del este, ahí estaré.- Dijo su padre bajando los peldaños del pórtico de su casa y caminando hacia su auto apresuradamente. Dylan ni se molesto en responder. A veces añoraba a su padre en los tiempos en que lo llevaba a jugar béisbol y se dejaba ganar para que él pudiera estar contento todo el camino de regreso. Su madre, como siempre, estaba con las amigas del comité de chismosas de elite. Recordó la vez que fue con su madre a una de sus visitas con la amiga de su mamá, se llamaba Mary y era la señora mas operada que había visto en su vida. Su visita había durado tres horas y media, solo hablaban de la infortunada vecina, a la cual su esposo había dejado, y tan solo tomaban un espantoso té negro y galletitas.

Su padre puso en marcha su auto negro y salió hacia su destino. Dylan una gran bocanada de aire y expiro cansadamente. Selena había estado todo ese día en el cabaret, era viernes por lo que estaba muy ocupado. Tres de las chicas estaban terminando su segunda rutina de baile y ella estaba sirviéndole vino tinto a un hombre que veía extasiado el sensual baile de sus amigas cuando un hombre hizo su entrada. Miró el lugar que estaba abarrotado y después caminó a la oficina de Madre. Selena no lo había notado, si lo hubiera hecho, hubiera visto al Señor Dan pasar su mirada por todo su cuerpo morbosamente.

El Señor Dan tocó la puerta de la oficina una vez y luego la abrió para ver a Madre hablar por teléfono. Madre sonrió y colgó prestándole toda su atención al hombre que tenía en frente.

-¡Stephen, Querido! Hace mucho que no pasabas por aquí- Madre, aun con su hermosa sonrisa, avanzó hacia Stephen y lo abrazó calurosamente.

-Alejandra- Dijo y le devolvió el abrazo con el mismo afecto.

-¿Necesitas algún servicio?

-En realidad, quería prestarle a una de sus chicas- Dijo Stephen separándose de Madre pero sin soltarle la cintura.

-Sabes que puedes pedir a la que quieras. Leila está disponible, es la que siempre va a tu casa, ya sabes, la morena de ojos cafés claros que tantas veces me pediste.

-Esta vez quiero cambiar el menú. La última vez me mandaste a una castaña de hermosos labios, la quiero a ella.

-¿Broke? Ella es especial para mí, es como mi hija. Cuidala- Dijo Alejandra con tono serio.

La Pro$tituta #TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora